Patxo Iturrate, una de las míticas voces del coro de Arratia de Santa Águeda, fallecía el pasado mes de diciembre dejando un gran vacío entre quienes le conocían. Muchas veces se le escuchó decir que su gran pena para morir era "tener que dejar de cantar con el coro de Arratia de Santa Águeda". Lo hizo siempre, porque para él, el 4 de febrero, era una fecha reservada en su calendario. Ese día madrugaba para colocarse su txapela, su blusón azul y tomar la makila que marcaba el ritmo que acompañaba a su portentosa voz. Pero este sábado, Patxo, no ha podido estar en persona, pero, sin embargo, sí ha estado de alguna manera presente gracias a sus compañeros con los que cantaba las coplas a la mártir de Catania año tras año la víspera de Santa Águeda.
Su recuerdo ha estado más vivo que nunca entre quienes durante años le acompañaron en miles de kilómetros a golpe de makila. "Hoy es un día triste porque Patxo no canta con nosotros", ha comentado los coralistas. Eva María, otra de las integrantes veteranas que lleva once años en el coro de Arratia, ha puesto su maravillosa voz a merced de una de las canciones que Iturrate interpretaba en solitario en la plaza de Dima, su localidad natal. "Le pedí a Garazi, la directora del coro, que me dejara cantar Iru abotsetara en su recuerdo. Para todos ha sido emocionante; hoy y siempre Patxo nos va a acompañar y le recordaremos muchas veces", ha destacado emocionada.
En más de 70 años son muchos los que han formado parte del coro de Arratia de Santa Águeda que, siete décadas después continúa su periplo por Bizkaia con el recuerdo siempre presente de quienes han hecho posible que esta tradición siga hoy, todos los 4 de febrero, sonando a ritmo de coplas en euskera, pero eso sí, sin olvidar que esta tarea vocacional tiene un fin solidario.