Aunque la Lotería es un juego de azar, en el que todos los números tienen las mismas opciones de esconder el primer premio, quien más y quien menos tiene sus supersticiones y sus preferencias. Año tras año, los números acabados en 0 o en 5 vuelven a ser los más requeridos en las administraciones de lotería; también aquellos que acaban en 13. Los números altos tienen mejor prensa que los bajos, que se consideran números feos y muchas veces son rechazados por su sonoridad. Las fechas señaladas son otra de las peticiones de quienes juegan en los sorteos más esperados del año: la Lotería de Navidad y El Niño. Y en este apartado, Coro Usandizaga, de la administración de lotería del Centro Comercial Urbil ha encontrado un filón con el 30421.
Si usted no es futbolero, puede que ese número no le diga nada, pero para los aficionados de la Real, se trata de una fecha que quedará guardada para siempre en su memoria: la final de la Copa del Rey que se ganó al Athletic en Sevilla.
Usandizaga lo tuvo claro desde el primer momento: “En cuanto la Real ganó la Copa, llamamos para abonarnos a este número”. A partir de ahí, el idilio de los clientes ha sido total. “El año pasado fue increíble. Había cola de gente que solo buscaba ese número. Se corrió la voz y la gente venía solo a por eso. Se acabó en pocos días”, recuerda. Este año, la fiebre futbolera no ha disminuido y los clientes siguen acercándose hasta Urbil para hacerse con su querido 30421. “Está viniendo mucha gente. Es algo que no se olvida”, comenta Usandizaga, que se muestra confiada en que “la Real nos va a dar otra gran alegría”.
De hecho, la fiebre por el 30421 no se limita a la Navidad. Esta administración de lotería está abonada a este número para todos los sorteos del año, también para El Niño. “Hay gente que juega a ese número todo el año”, reconoce esta vendedora, que explica que también tiene clientes de fuera de Gipuzkoa. “Ya el año pasado nos llamó gente de la Real, peñas de fuera de Gipuzkoa, porque querían comprarlo”, situación que este año se ha vuelto a repetir.
El 3 de abril del pasado año, Gipuzkoa lloró de felicidad al alzar la Copa masculina 34 años después, y ahora se aferra al sueño de volver a derramar lágrimas de alegría con una lluvia de millones que nos recuerde que, aunque todos los números tienen las mismas opciones, algunos esconden bonitas historias detrás.