Los partidos de Copa han servido para que el Athletic mejore ligeramente sus registros realizadores, que en líneas generales solo pueden calificarse de discretos, por no decir insuficientes. Es el único frente donde posee una media que se acerca a los dos goles por partido, siete en cuatro citas. En liga, que sería el termómetro más fiable para calibrar la puntería, hace justo un gol cada noventa minutos: 23 en las 23 jornadas disputadas. El repaso se cierra con la Supercopa, donde presenta dos aciertos en otros tantos compromisos. En definitiva, el balance arroja una cifra significativa, 32 goles en los 29 encuentros oficiales de la temporada en curso, lo cual confirma que falla la rentabilización del juego. La eficacia en la culminación constituye un problema serio para un equipo que quiere ser protagonista en todas las competiciones en las que interviene.
La parte positiva de esta historia sería que en los dos meses más recientes ha sido capaz de elevar su producción y es cuando ha obtenido sus mejores resultados. La relación directa que existe entre el acierto de cara a portería y el éxito es elemental. Tampoco admite discusión que el gol está íntimamente conectado a la mejoría en el rendimiento, es una consecuencia. Desde mediados de diciembre se viene asistiendo a una reacción, con ligeros altibajos que no repercuten en la tendencia, que no ha pasado desapercibida. La imagen transmitida en esta fase es bastante diferente a la de los meses previos. Con una actitud más ambiciosa, el Athletic ha sabido enganchar a la afición, que agradece ver a los de Marcelino ir decididamente en pos del triunfo. Y en general, se comprueba que practicar un fútbol ofensivo, alegre, merece mucho la pena.
En la docena de citas que han tenido lugar desde que derrotó al Betis en San Mamés poco antes del paréntesis navideño, el equipo ha obtenido ocho victorias, dos empates y dos derrotas. Con un saldo de 19 goles a favor y doce en contra. Mientras que en los 17 partidos jugados de agosto a diciembre, con trece goles a favor y doce en contra, ganó cuatro, empató ocho y perdió cinco. O sea, que concediendo más en su portería pero siendo más resolutivo en la ajena, el Athletic ha enderezado el rumbo y activado unas expectativas que lógicamente permanecían aletargadas.
Así todo, no cabe lanzar las campanas al vuelo por el hecho de que los jugadores estén más atinados y empiecen a extraer beneficios de una propuesta más valiente. Opositar con fundamento a los objetivos, tanto en liga como en Copa, va a requerir continuar elevando los índices rematadores. Comentar que en este preciso instante, la clasificación del campeonato de la regularidad señala al Athletic, que figura en el octavo puesto, como decimosegundo en el ránking goleador. Únicamente la Real, con un gol menos pero asimismo con una jornada menos, está por debajo de los rojiblancos entre los ubicados en la mitad alta de la tabla. En las ediciones ligueras más recientes, todos los conjuntos que antecedieron al Athletic al cabo de las 38 jornadas de rigor marcaron más goles. De ahí la importancia de ver portería con mayor frecuencia de la que habitualmente muestra el equipo.
el reparto
Si el tema se centra en la autoría de los goles, se pone de manifiesto que en la plantilla no hay hombres particularmente dotados para agujerear redes. El repaso debería comenzar por Iñaki Williams, delantero que participa en la totalidad de los partidos. Solo ha faltado en uno de Copa, contra el Atlético Mancha Real, y ya acumula 2.138 minutos de competición con una tarjeta de cinco goles, todos en liga. Sus dos últimos coincidieron con el punto de inflexión del colectivo en el aludido cruce con el Betis. Pronto cumplirá dos meses de sequía, pero es que su anterior gol fue a finales de octubre, sirvió para empatar en el campo del Espanyol. El segundo jugador más empleado en la delantera, Raúl García ha hecho cuatro goles en 27 partidos y 1.543 minutos. La tarjeta del tercero en discordia, Sancet, es mejor, pues luce cinco goles en menos partidos y minutos, 23 y 1.140.
En principio este trío, por su situación en el campo, está llamado a asumir cierta responsabilidad en este apartado y en efecto suma catorce goles, cerca del 50% de los del colectivo, pero no parece que esa aportación sea significativa a estas alturas. En el listado, el siguiente sería Muniain, con cuatro goles en 2.057 minutos repartidos en 26 partidos. Berenguer, el más inspirado del pasada curso, ha hecho uno, trascendental porque apeó al Madrid de la Copa, pero uno en 1.607 minutos y 27 partidos. Al grupo se agrega un Iñigo Martínez que, no conforme con liderar la zaga y brindar un comportamiento sobresaliente, ha marcado en cuatro ocasiones. La relación se completa con Nico Williams, que ha tomado parte en muchos menos minutos y sin embargo firma tres goles; y Vivian, De Marcos y Serrano, uno por barba. Llama la atención que un ariete como Villalibre no se haya estrenado, pero muy castigado por las lesiones solo lleva 232 minutos.