El líder del partido democristiano Fine Gael y nuevo primer ministro irlandés, Simon Harris, asumió este martes las riendas del Gobierno de coalición con el objetivo de concluir la legislatura y evitar unas elecciones generales anticipadas, pese a la presión de la oposición.
El 'taoiseach' (primer ministro) más joven en la historia del país, de 37 años, fue elegido hoy para el cargo con el apoyo de 88 de los 160 diputados del Dáil (cámara baja), tras la inesperada dimisión de su correligionario Leo Varadkar el pasado mes.
Harris obtuvo el voto de varios independientes y de los miembros de la formación centrista Fianna Fáil -segunda fuerza nacional- y del Partido Verde, con los que el Fine Gael ha gobernado desde 2020.
Por contra, la mayoría de los partidos de la oposición, encabezada por el nacionalista Sinn Féin, rechazó la candidatura del líder conservador y pidió la celebración ya de unos comicios generales, previstos sobre el papel para 2025.
En su primer discurso, el 'taoiseach' aseguró que liderará un "Gobierno de cooperación" con centristas y verdes, con lo que reiteró su intención de agotar la legislatura pese a la presión de la oposición.
Harris se comprometió a desempeñar su cargo con "un espíritu de humildad, pleno de energía y determinación" para lograr los objetivos marcados por este Gobierno desde que accedió al poder hace cuatro años.
UN NUEVO CONTRATO SOCIAL
"Ahora es el momento oportuno para construir un nuevo contrato social, que renueve nuestras promesas como república", declaró el primer ministro, quien también destacó el trabajo desempeñado por Varadkar, a quien describió como un "pionero".
El líder del Fianna Fáil y viceprimer ministro, Micheál Martin, indicó durante la sesión de investidura que ha mantenido reuniones "constructivas y positivas" con Harris respecto a la continuidad del Ejecutivo.
Martin, 'taoiseach' entre 2020 y 2022 en virtud del pacto de coalición, también acusó al Sinn Féin de "atacar la legitimidad democrática" del proceso de elección de Harris.
"Ellos tienen un historial único de designar y reemplazar líderes en privado sin siquiera convocar una elección interna o, mucho menos, pública", subrayó el viceprimer ministro sobre la formación republicana, antiguo brazo político del ya inactivo IRA.
La presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, recordó hoy que esta es la tercera ocasión en cuatro años que los partidos coaligados eligen un primer ministro y reorganizan los "sillones ministeriales".
"Esta jornada demuestra que necesitamos un cambio más que nunca. Necesitamos una nueva dirección, necesitamos un nuevo Gobierno. Por eso necesitamos unas elecciones generales", insistió la dirigente nacionalista.
EL EMPUJE DEL SINN FÉIN EN TODA LA ISLA
McDonald censuró, asimismo, la labor de Harris como ex titular de Salud y le culpó directamente del estado de la sanidad irlandesa, críticas que extendió a todo el Ejecutivo para culparlo del alza del coste de la vida o de la crisis de la vivienda.
El Sinn Féin construyó sobre esos asuntos su campaña electoral de 2020, cuando resultó el partido más votado, si bien la falta de apoyos entre formaciones de izquierda minoritarias le impidió a McDonald formar gobierno.
Desde entonces, las encuestas siguen situando al partido republicano como el favorito del electorado, por lo que ha vuelto ahora a insistir en la necesidad de un cambio.
"Oigo a otros decir ahora que necesitamos unas elecciones. No estoy de acuerdo porque queda mucho trabajo por hacer y creo que podemos lograr los objetivos", declaró el líder del Partido Verde y ministro de Transporte, Eamon Ryan.
Según los observadores, Harris también quiere ganar tiempo para afianzarse en el cargo y revertir el declive en popularidad que ha experimentado el Fine Gael durante los últimos años.
Después de gobernar en coalición con los laboristas entre 2016 y 2020, la formación democristiana cayó al tercer puesto en los comicios generales de 2020, por detrás del Fianna Fáil y del Sinn Féin, primera fuerza también en la provincia británica de Irlanda del Norte.
El retroceso del Fine Gael ha sido, precisamente, uno de los factores que llevaron a Varadkar a presentar por sorpresa su dimisión el pasado 20 de marzo, cuando él mismo alegó motivos "personales y políticos" para abandonar el cargo.
También pesó en su decisión el hecho de que dos semanas antes el Ejecutivo sufrió una inesperada derrota en dos referéndums encaminados a modernizar el concepto de familia y el papel de la mujer en la sociedad.