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Vida y estilo

El desfiladero secreto asturiano para todas las edades que te hará creer en las hadas entre bosques y roca

El cañón horadado por el arroyo Viescas, un afluente del Turbia, unido a una fallida carretera han creado una pequeña ruta de 9 km

Para las actividades al aire libre de las que pueda disfrutar toda la familia aún hay tiempo este otoño y si lo que se quiere es disfrutar de un río con espectaculares cascadas y pozas, de los colores amarillos y rojizos de las hojas y de un paisaje que invita a soñar recorrer lo que algunos conocen como la mini Cares, ya que recuerda a la famosa Garganta del Cares.

Esta pequeña ruta, de apenas 9 km, cuenta con todos los atractivos naturales que un senderista puede desear, desde la sencillez y poca exigencia que permite que la recorran todo tipo de personas, hasta unas vistas espectaculares para llegar a uno de los pueblos aparentemente más aislados de la sierra. Por el camino, la magia del escenario hace que no se ponga en duda lo indicado de su nombre, el desfiladero de las Xanas.

Estos seres de la mitología asturiana son las ninfas que viven en los cursos de agua de la cordillera cantábrica. Recorrer a garganta desgastada por el arroyo Viescas permite contemplar paredes de roca de hasta 90 metros de altura durante la primera parte del trayecto y una rica vegetación compuesta por avellanos, fresnos, tilos, arce o hayas entre otros.

La senda por el desfiladero de las Xanas ha sido excavado en la propia roca.

La senda por el desfiladero de las Xanas ha sido excavado en la propia roca. Ricardo Fernández

El recorrido

El origen de esta senda está en el intento de aprovechar el camino abierto por el río para comunicar los pueblos de Pedroveya, Rebollada y Dosango, en el centro del sistema montañoso con el valle principal de la zona el que forma el río Trubia y que da fácil acceso con el centro de Asturias y en especial con Gijón y Oviedo. Pero este proyecto de los años 50 del pasado siglo que comunicaba los concejos de Santo Adriano, cuya capital es Villanueva, con los de Quirós y Proaza, se acabó abandonado.

Si bien la comunicación de estos pueblos con el resto de Asturias no se hace por aquí, la senda abierta en la roca se ha convertido en un sencillo y atractivo camino peatonal, muy poco frecuentado y que ha recibido el nombre de PR-AS 187.

El arroyo Viescas es también conocido como el de las Xanas.

El arroyo Viescas es también conocido como el de las Xanas. Eduardo Díez Viñuela

El punto de partida es una área recreativa donde se puede dejar el coche próxima a Villanueva en la carretera AS-228 que sale desde Trubia. Allí se encuentra la señal que marca el comienzo del recorrido. Al poco de comenzar se atraviesa un pedrero mientras por detrás queda el valle de Proaza y los montes que separan Teverga de Quirós. Sigue la ascensión y se entra en el desfiladero de piedra. Mientras se cruzan varios túneles en lo más abrupto del camino se puede disfrutar de los juegos del agua en el fondo de la garganta, donde pozas, cascadas y rápidos crean todo tipo de formas hipnóticas. Este tramo tiene cerca de tres kilómetros de longitud.

A la salida del desfiladero se llega a un bosque de hayas, en cuyo interior, a través de un puente de madera se cruza el río Viescas para enfilar la parte final de la excursión. Se disfruta de un hermoso paseo a la sombra, cubierto en esta época otoñal por una espesa vegetación con los colores dorados que preceden a la caída de las hojas.

Un amplio prado anuncia el tramo final de la excursión, el que lleva hasta la localidad de Pedroveya. A pesar de lo que pueda parecer, es un a ligera cuesta arriba que se hará notar cuando al final se llegue a la meta y los excursionistas puedan sentarse a la sombra de los tradicionales hórreos asturianos que todavía se usan en en este pueblo.

La erminta de San Antonio y su fresno centenario.

La erminta de San Antonio y su fresno centenario. Pintafontes Senapeli

El entorno natural

Queda dicho que la riqueza vegetal de la zona es enorme, pero además los visitantes pueden disfrutar de algunos ejemplares que pueden considerase como monumentales por su edad. Los más destacados se alzan junto a la ermita de San Antonio. Uno es un fresno centenario y el otro un castaño de gran porte.

Una vez acabada la visita se vuelve por el mismo camino y con la tranquilidad de un segundo vistazo, quizá haya suerte de poder descubrir una nutria o un desmán en el agua o contemplar e vuelos de un águila real o un halcón peregrino en el cielo.

2024-10-28T10:06:03+01:00
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