El griterío en las aulas baja decibelios cada curso que pasa. Cada vez hay menos alumnos en clase, con una paulatina caída de la natalidad que pone en jaque a la escuela vasca. El lunes comienza la campaña de prematriculación para el próximo curso académico (2023-2024), llamado a poner fin a la segregación de un alumnado cada vez más escaso. Ya se ha publicado la orden con las instrucciones para la admisión de escolares a partir del tercer curso del primer ciclo de Educación Infantil (aulas de 2 años). Futuros estudiantes nacidos en un contexto inédito.
Una generación que, de entrada, crecerá rodeada de un paisanaje muy diferente al actual. Los escolares nacidos en 2021 vinieron al mundo en un año en el que tan solo hubo 4.932 nacimientos en Gipuzkoa, frente a 7.616 defunciones. Murieron 2.684 personas más que las que nacieron. Tomando como referencia el conjunto de la CAV (14.257 niños y niñas), se trata de la cifra de nacimientos más baja de la serie histórica del Instituto Vasco de Estadística (Eustat), que se remonta a 1975.
Si por aquel entonces, en los últimos años del baby boom, se habían producido 39.646 alumbramientos, actualmente apenas se llega a un tercio. Si hace diez años ya se hablaba con preocupación de la natalidad, estancada en Gipuzkoa en torno a los 7.000 nacimientos, la cifra se ha desplomado en la última década, con 2.000 alumbramientos menos.
La evolución en la matrícula del alumnado está directamente vinculada a las tendencias demográficas. Una tendencia que por el momento no parece tener visos de solución, según los datos ofrecidos este mismo martes por el Eustat, que sigue apuntando a un acusado descenso de la natalidad durante el tercer trimestre de 2022. Especialmente en Gipuzkoa -11,5%-, muy por encima del registrado en Araba (6,9%) y Bizkaia, con un 5%.
El reto demográfico en el centro de la agenda
No es extraño que el reto demográfico se haya situado en el centro de la agenda de las políticas educativas en Euskadi. La bajada de la natalidad y las aún peores proyecciones demográficas apuntan a un cierre de aulas y a la necesidad de reformular la planificación de las plantillas. Esta nueva realidad está obligando al Departamento de Educación a estudiar la readecuación de los criterios en el reparto de alumnos por aula, tanto en Infantil como en Primaria. El objetivo, mantener las clases abiertas. Y bastan dos ejemplos para advertir los efectos de esta caída libre de la natalidad.
Poco antes del verano era la guardería del centro Eucarístico San José, en el barrio donostiarra de Herrera, la que anunciaba su cierre por falta de matriculaciones. Lo hacía siete décadas después de la llegada a Donostia de la comunidad de las Mercedarias, más conocidas en el barrio como hermanas mexicanas, que siempre habían desarrollado una labor orientada a la docencia. “No hay alumnos, y esto no da”, lamentaban las responsables.
No han sido las únicas en echar la persiana. Uno de los primeros avisos de las consecuencias del crecimiento vegetativo nulo en Gipuzkoa lo había dado tres años antes Mariaren Bihotza -Claret Ikastola, en la avenida de Navarra de Gros-, que anunció el cese de su actividad tras 91 años de presencia educativa en Donostia. La causa del cierre del colegio, según trasladó la dirección a las familias, volvía a ser la misma: la pérdida paulatina de estudiantes. Un desenlace inevitable, a pesar de las distintas acciones llevadas a cabo para revertir la situación.
Con este escenario como telón de fondo se sigue trabajando en el proceso de elaboración de la futura Ley de Educación, con la que se quieren sentar las bases de las próximas tres décadas. Una negociación que cuenta con dos puntos de inflexión: por una parte, el acuerdo político en esa misma dirección de más de un 90% de las y los parlamentarios el pasado 7 de abril. A su vez, el acuerdo con la mayoría sindical el 26 de mayo para dotar a la escuela pública vasca de los recursos necesarios durante los próximos años.
Ratios de alumnos
En el documento acordado se estableció la actualización de las ratios de alumnos para las diferentes etapas educativas. La medida afecta a todos los ciclos educativos salvo dos -el primero de Educación Infantil y el de Secundaria, que no se modifican- y se aplicará de forma progresiva a partir del curso 23-24. En las aulas de dos años habrá un ratio máximo de 12 alumnos por profesor (hasta ahora no se establecía tope de alumnado), en Educación Infantil, el primer ciclo se mantendrá en 18 alumnos, y el segundo bajará de los 23 actuales a 20. En Primaria se pasará de los 25 actuales a 23 alumnos. En Secundaria, la ratio se mantiene en 25, y en Bachillerato se bajará de los 30 actuales a 27.
El futuro del sistema educativo dibuja un horizonte con miles de estudiantes menos y centros escolares más pequeños, según apunta el Diagnóstico del Sistema Educativo realizado por el Instituto de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI-IVEI). El análisis de la evolución de matrícula desde el curso 2015-2016 hasta la actualidad refleja una disminución gradual en Educación Infantil, algo que de nuevo queda patente atendiendo a la estadística de la generación que se estrenará con dos años en las aulas el próximo curso.
Cuando estos chavales vinieron al mundo, en el 85% de los municipios de Euskadi se produjeron más muertes que nacimientos. Las localidades más pobladas fueron las que registraron peor saldo vegetativo. En Gipuzkoa las mayores diferencias entre muertes y nacimientos se dieron en Donostia (-893), Irun (-259) y Errenteria (-218). Los vascos menores de 20 años son apenas el 17,9 % de la población total.
Según el ISEI-IVEI, la matriculación en Infantil a lo largo de estos últimos años ha caído un 13% (de 79.754 a 68.875 escolares). Y de aquí a 2028 podría ceder más de 11,6 puntos. El informe advierte que la caída puede ser aún mayor ya que las proyecciones del Eustat que se hicieron en 2018 fueron “excesivamente optimistas” ya que el números de nacimientos registrados hasta 2020 han seguido bajando. Por tanto, apunta el informe, las proyecciones a largo plazo “posiblemente deban ser un tanto más pesimistas”.