“Recuerdo la primera vez que me puse delante del grupo. Había dado alguna clase de canto individual, pero nunca había dirigido un coro. Y menos de góspel. De hecho, los integrantes del coro sabían más góspel que yo porque llevaban cantando este estilo musical desde 2008. Estaba nervioso y no me quedé tranquilo hasta que levanté el brazo y vi que me seguían. A partir de ahí, todo fluye, te sueltas y disfrutas”, rememora Daniel Amatrain, director, desde septiembre de 2016, de Alaikapela, uno de los pocos coros de música góspel que hay en Navarra.
Los 34 integrantes de Alaikapela ensayan los miércoles a la tarde en la Unidad de Barrio de la Txantrea, ubicada en la plaza Gazólaz. “Igual que hay quien va a pilates, otros vienen a góspel”, bromea. En los ensayos, Daniel presenta las bases de las canciones, pero deja la puerta abierta a la improvisación.
“El origen de estas canciones se remonta a la esclavitud que sufrió la población africana en Estados Unidos en el siglo XVIII. Durante las jornadas de trabajo, una persona se ponía a cantar y el resto se iban uniendo. Aquí pasa lo mismo. Nunca propongo una canción cerrada. El coro está vivo, te respondes unos a otros o nos inventamos coreografías. Cada integrante puede aportar lo que quiera. De esta manera, el la gente está mucho más involucrada”, defiende.
Esta libertad creativa ha permitido que Alaikapela se haya convertido en una gran familia. “Al vernos todas la semanas, el coro se ha convertido en una parte fundamental de nuestras vidas. Hemos creado un pequeño pueblo porque en el grupo estamos más de 30 personas. Lo más bonito son las amistades”, insiste.
Debido a esta estrecha relación, el coro canta en bodas, funerales o comuniones de familiares de Alaikapela. “Este verano, se casó la hermana de un integrante y fuimos a la boda a cantar. También falleció la madre de un miembro y cantamos en su funeral. O me he llevado al coro cuando he tenido conciertos con algún grupo mío o cuando soy solista”.
Alaikapela también actúa en el Zentral, el Condestable, casas de culturas e iglesias. “La temática del góspel es esencialmente religiosa. Nos gusta dar conciertos en las iglesias porque la gente se levanta a cantar y acaba dando palmas. No se lía como en las películas americanas, pero se crea buen ambiente. Además, nosotros cantamos a capela. Cuando hay instrumentos, como una batería, y tienes una banda que está acompañando al coro, eso invita mucho más a la gente a moverse. Pero nosotros, solo con las voces, lo solemos conseguir también. Son experiencias muy bonitas”, asegura.
El próximo concierto de Alaikapela será el miércoles 25 de enero a las 20.00 horas en la biblioteca de la Txantrea. “Nos llaman más que a otros coros porque somos diferentes por definición. Somos novedosos y llamativos”, apunta.
Alaikapela canta gospel, temas Espirituales Negros –que se cantaban en los campos de trabajo de Estados Unidos– , soul, o versiones de los Beatles o de David Bowie.
Profesor de canto
Además de ser el director del coro Alaikapela, Daniel imparte clases individuales de canto moderno en cuatro escuelas de música: Jaione Medina, escuela Ahots, en la escuela de música del Valle de Egüés y en Píccolo y Saxo. También dirige el coro Eskinza de Cirauqui. “No paro quieto”, indica Daniel, que cursó el Ciclo Formativo de Grado Superior de Canto Jazz en el Conservatorio Superior de Música de Navarra.
Daniel, especializado en piano y flauta travesera, también hace carrera en solitario. Por ejemplo, suele cantar y tocar el piano en el Hotel Tres Reyes de Pamplona. “El concierto se llama Canciones Prohibidas. Son temas que han estado censuradas por dictaduras, instituciones, medios de comunicación o a nivel social a lo largo de la historia”, explica Daniel.
Por ejemplo, Like a Prayer, de Madonna, que fue censurado en televisiones de Estados Unidos y sufrió el boicot de sectores conservadores y la iglesia. En el videoclip, la Reina del Pop besaba a un santo negro y bailaba frente a cruces ardiendo. La repercusión fue de tal calibre que Pepsi prohibió el anuncio que Madonna había grabado con ellos con Like a Prayer de fondo. O Fiesta, de Joan Manuel Serrat, que contó con varias versiones para sortear la censura de la dictadura franquista.