Tras someterse a una operación segura y muy eficaz en la pérdida de peso, llamada Bypass Gástrico de Una Anastomosis (BAGUA), la vida de cientos de pacientes del cirujano Miguel Ángel Carbajo Caballero ha dado un giro de 180 grados. Muchos de ellos, han llegado a perder 70 u 80 kilos con una técnica mínimamente invasiva que les ha permitido seguir con su agenda diaria pero que, sobre todo, les ha ayudado a recuperar un estado de salud óptimo, les ha insuflado mayor autoestima y les ha brindado una calidad de vida impresionante.
El doctor Carbajo, uno de los cirujanos de mayor prestigio y reconocimiento internacional y el director del Centro de Excelencia para el Estudio y Tratamiento de la Obesidad y la Diabetes en Valladolid, es pionero en el campo de la Cirugía Laparoscópica de la Obesidad y lleva décadas operando a pacientes con resultados muy satisfactorios.
Tal es el impacto de esta cirugía en la vida de los pacientes, que a lo largo de los años se ha ido formando una comunidad de amigos entre aquellas personas que se pusieron en manos del doctor para deshacerse de todos los kilos que les suponían una sobrecarga física y emocional. Y, por este motivo, los pacientes de Euskadi celebran anualmente una cena de confraternidad en homenaje al profesor Carbajo, donde no sólo asiste todo el equipo médico de Valladolid, sino también otros pacientes provenientes de toda España.
“ Los pacientes de Euskadi celebran anualmente una cena de confraternidad en homenaje al profesor Carbajo, donde no sólo asiste todo el equipo médico de Valladolid, sino también otros pacientes provenientes de toda España. ”
Se trata de una celebración protagonizada por una setentena de personas que en un principio no se conocían de nada, pero cuyas circunstancias particulares les llevaron a acudir al centro médico del doctor Carbajo, y que a lo largo de los años ha evolucionado en una amistad con un denominador común: la alegría de estar sano y de verse bien. Este año, celebran su undécima cena de confraternidad con las mismas ganas de siempre.
Mikel Garmendia: de 130 a 60 kilos
Uno de los impulsores de esta cena de confraternidad de este sábado 19 de noviembre es Mikel Garmendia, restaurador, ahora jubilado, del palacete Atxega de Usurbil. Para el cocinero, que desde bien pequeño había tenido un problema con el sobrepeso, la decisión de operarse llegó como una señal.
“Yo tenía cuarenta y tantos años y el problema no era pesar 130 kilos sino que me vino diabetes y me afectó a la vista”, cuenta. “Cada vez que iba al médico, me llevaba una bronca de padre señor. Pero yo tengo un restaurante, donde se celebran bodas, y en una de ellas vi a una chavala que antes pesaba 180 kilos y en aquel momento estaba en 70, y al preguntarle, me explicó que había un doctor en Valladolid que hacía un bypass gástrico con tres agujeros y al día siguiente podías ir a trabajar”. Como Mikel tenía su propio negocio y no podía faltar ni tener una baja larga, entendió que era su oportunidad y se dirigió a la consulta del doctor acompañado por una de sus hermanas, que también tenía un problema de obesidad.
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Tras reunirse con el profesor Carbajo durante cuatro horas, el doctor le dijo que después de la operación se iba a quedar en 60 kilos y además le iba a desaparecer la diabetes, a lo que Mikel contestó: “Mire usted, que yo creo en Dios y no lo he visto nunca, pero no creo en lo que me dice”. Sin embargo, fue tal la confianza y la sabiduría que le transmitió que tanto Mikel como su hermana se operaron a la vez hace ya 12 años. “El doctor Carbajo me operó, perdí 70 kilos y me olvidé de la diabetes”, explica este usurbildarra que desde entonces no ha sobrepasado los 63 kilos y no ha vuelto a necesitar la insulina.
“ Mire usted, que yo creo en Dios y no lo he visto nunca, pero no creo en lo que me dice. ”
Tiempo después de la cirugía Mikel tuvo un infarto y asegura que si hubiera estado con los kilos que tenía, no lo habría podido contar. Sin embargo, su estado de salud le permitió recuperarse bien, e incluso este año, que se ha operado de las dos caderas, su recuperación ha sido fantástica “porque no tengo kilos de más”.
Pero más allá de que su vida diera un salto cualitativo gracias a la intervención, el trato cercano por parte del doctor Carbajo y su equipo dio pie a consolidar “una amistad terrible”, y de ese afecto nació la idea de juntar a todos los pacientes en el restaurante de Mikel. “Cada año organizamos una pequeña fiesta en homenaje al doctor, que antes que cirujano es persona y él se siente uno más en la familia”, afirma Garmendia.
Antzina Intxausti: De 146 a 74 kilos
Otra de las pacientes que no se perdería la cena de este sábado por nada del mundo es Aintzina Intxausti. Casi 20 años después de operarse (lo hizo en 2003) sigue considerando al profesor Carbajo el médico de referencia de toda su familia. Su hermana y su padre también se sometieron a la técnica de cirugía bariátrica para perder peso y su madre está operada por el doctor pero, en su caso, de una hernia de hiato.
Por todo esto, no sólo es que vaya a asistir al encuentro sino que, además, cada vez que el doctor pisa el norte, toda la familia Intxausti cena con él. Aintzina narra que tuvo una peritonitis y la tenían que operar pero ella dijo que si era capaz de coger el coche y conducir hacia Valladolid, ahí iba. Sin embargo, el doctor Carbajo habló con los médicos y tenía tanta infección que le quitó de la cabeza el desplazamiento: “Aintzina, no puedes venir, que te operen ya”, le recomendó.
“ Siempre estábamos mirando: nunca había croquetas, ni tortilla de patatas, el pan racionado…" ”
El recuerdo de Aintzina sobre su infancia y su juventud gira alrededor de las riñas a causa de la comida. “Siempre estábamos mirando: nunca había croquetas, ni tortilla de patatas, el pan racionado… Toda la vida chillando a cuenta de la comida y de las gorduras; siempre mirando y siempre gordos”, relata con humor esta lasarteoriatarra. Aunque ella siempre había sido muy activa, un día decidió que no podía continuar así: “Yo antes, con 146 kilos montaba a caballo, pero me di cuenta de que no podía seguir más esa pauta. ¿Qué sería hoy de mí? ¿Qué movilidad tendría?”, se pregunta.
Por ello, se siente muy satisfecha de haberse operado porque, ahora, con 74 kilos, “veo que tengo una vida normal, como y me gusta comer, pero me puedo comprar ropa en sitios normales”.
“ Veo que tengo una vida normal, como y me gusta comer, pero me puedo comprar ropa en sitios normales. ”
Del doctor Carbajo, Aintzina sólo tiene buenas palabras: “Es alucinante, en lo suyo es una eminencia, pero en lo demás le gusta saber y aprender de todo”. Cuenta que en su día le regalaron una makila (un bastón de mando euskaldun) y la txapela con la inscripción: ‘Tú eres nuestra fuente de salud’. “¡Pues todos los años viene con su txapela y su makila!”, resalta. Y no sólo eso, muchas veces la llama y le habla en euskera. “Es un crack”, afirma Aintzina.
Txaro Lago: de 96 a 50 kilos
El caso de Txaro es algo diferente al de Mikel y Antzina. Aunque de pequeña “había sido una niña gordita”, había conseguido, a base de esfuerzo, mantenerse en los 52 kilos. El problema vino cuando tuvo tiroides y, a consecuencia de ello, empezó a engordar llegando a los 96 kilos. “Lo primero que me trataron fue la tiroides, pero yo no terminaba de bajar y me veía torpe, patosa, mal…”, confiesa Txaro. “Entonces, una buena amiga me habló del doctor Carbajo y en cuanto fui, me di cuenta de que era un seductor porque te explica las cosas tan bien y es tan amable… Salí de allí convencida de que tenía que operarme”.
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Sin embargo, los planes para pasar por quirófano sufrieron un ligero retraso por una noble razón. Txaro ya había empezado el proceso de preparación y no había comunicado nada a su familia cuando, de repente, a su hermana pequeña le dio un ictus. “Mi hermana había tenido un hijo añosa y tenía un exceso de peso importante. Entonces le hablé de ella al doctor Carbajo y me dijo que había que intervenir a mi hermana con premura, por ello le cedí el día de la operación. A mi hermana la intervinieron en octubre, y a mí en enero del siguiente año”, narra esta paciente de Bilbao que bajó de 96 kilos a 50 después de la cirugía.
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Txaro resalta que pese a haber sido una mujer muy activa, quitarse una mochila de 40 kilos fue muy liberador y destaca que esto le ayudó a verse bien, guapa. “Tengo 64 años y no había tenido novio hasta los 60”, bromea. Pero sobre todo, insiste en la rápida recuperación tras esta cirugía: “A mí me operaron un jueves y el martes a las 8:00 de la mañana estaba trabajando sin ningún problema”.
Por todos estos motivos, pero especialmente por la esmerada atención que le transmite tanto el doctor como todo el personal, Txaro reconoce que la relación con ellos es muy especial y ha trascendido de lo profesional a lo personal. “Me siento tan bien y tan agradecida”, destaca. Por lo que no es de extrañar que no se pierda bajo ningún concepto la cena del sábado junto a todos los pacientes y el doctor con los que se lleva “muy bien”.
Número de Registro 33/20.
¿Qué es la técnica BAGUA?
El doctor Carbajo diseñó esta técnica hace más de 20 años y se basa en un procedimiento parcialmente restrictivo pero sobre todo muy hipo-absortivo para las grasas y los carbohidratos complejos. Por tanto, asegura una eficacia muy elevada y ofrece seguridad a largo plazo para el control de la obesidad, la diabetes y otras enfermedades asociadas.
¿En qué consiste?
Con el By-pass de una Anastomosis se elimina el “asa alimentaria” y por tanto se suprime la segunda anastomosis de riesgo, sin necesidad de seccionar el intestino ni el mesenterio y por ello se minimizan en extremo la posibilidad de complicaciones graves.
Beneficios
- Esta técnica es más segura en la pérdida de peso a largo plazo porque incorpora una mayor malabsorción intestinal a expensas del asa biliopancreática, que es ajustada individualmente para cada paciente en función de sus necesidades, de su tipo de obesidad, de sus comorbilidades, de la edad y del riesgo cardiovascular.
- El grado de adelgazamiento es más intenso y mantenido en el tiempo.
- Un gran porcentaje de los pacientes alcanzan el 100% de la pérdida de su sobrepeso o lo superan en los primeros años y lo mantienen durante años de seguimiento.
- La técnica conlleva una muy buena resolución o eliminación de las comorbilidades asociadas, sobre todo la Diabetes tipo II, la Hipertensión, la Apnea del sueño o el colesterol y los triglicéridos.
- El confort digestivo es muy bueno después de los primeros meses de adaptación intestinal.
- Los pacientes “comen de todo”, disfrutando de su vida personal, social o familiar y realizando una vida normal y saludable, libre de obesidad, de enfermedad, de patologías asociadas y de limitaciones para el resto de su vida.