Tafalla vive el último encierro de las fiestas, limpio y multitudinario

Una gran multitud se ha congregado este sábado por la mañana para presenciar el último Encierro de Tafalla. También se noto un mayor número de corredores, lo que no resultó del agrado de todos. La mañana, menos fría que las anteriores, se despertó con sus trasnochadores y madrugadores habituales, algunos café en mano y otros con la última copa, expectantes, se iban posicionando en vallado y balcones. Con la música y la voz de la megafonía de fondo, los mozos llegaban en cuadrillas al lugar, la mayoría ya eran caras conocidas después de cinco encierros compartidos.

Los toros de la ganadería Toropasión volvieron a protagonizar una carrera tranquila, de 2 minutos y 21 segundos de duración, algo más corta que la del quinto día. A pesar de que no hubo ningún herido grave, fue el encierro en que más corredores se auxilió. Un total de diez personas atendidas, de las que nueve eran participantes.

Los toros fueron bastante desperdigados durante todo el recorrido. La carrera en recta de la Avenida Severino Fernández transcurrió sin incidentes. El tramo de la curva de la farola dejó un solo herido, N. H. C sufrió un raspón en la cara. Fue en Martínez Espronceda donde hubo el mayor número de heridos, un total de cinco. Una mujer, A. A. de 60 años que tuvo una luxación leve al bajar del vallado. P. A. de 19 años, sufrió de erosiones en la rodilla izquierda, en el costado y codo. L. P. de 21 años de Tudela, también fue atendido por erosiones en el codo y mano. A. B. de 21 años de Barásoain, tenía una herida en la rodilla izquierda y mano derecha.

Ninguno de ellos fue trasladado a la enfermería, ya que todos pudieron ser atendidos en los puestos de la Cruz Roja habilitados a lo largo del recorrido. Sin embargo, fue un joven de 17 años, M. S., quien fue llevado a la enfermería desde la plaza de toros después de haber sufrido rasponazos en ambas rodillas.

La naturaleza de la carrera permitió correr bastante cómodamente a la mayoría, dejando en general una buena sensación de boca a los que participaron en ella. A pesar de que había algo de disputa en la velocidad del encierro, la mayoría de los corredores coincidieron en que había sido especialmente lenta.

Para muchos, entre ellos Aritz Ibáñez, fue un encierro fácil. “No siempre preferimos encierros tan lentos, pero después de 5 días se ha agradecido poder hacer una carrera tan cómoda”, comentaba el mozo natural de San Adrián.

El natural de Bera Rubén Pedrosa, y Jokin Fernández, de Burlada, corredores habituales del encierro de Tafalla: el primero solo faltó el primer día, mientras que el segundo no falla ningún año. Pedrosa pudo “coger toro porque venían bastante estirados”, y decía que no tenía claro el plan de su cuadrilla, porque comentaba entre risas que algunos habían “echado juerga, así que a ver qué hacemos”.

Fernández notó que había habido más mozos, lo cual “hace la carrera más lenta también”. La preferencia del burladés son los encierros más rápidos y menos multitudinarios. “Ahora almuercito y a Fustiñana, que sacan las vacas a las 11”. Demostrando que, efectivamente, no se pierde una.

Javier Muruzábal, tafallés de 23 años, coincidía con Fernández en que la afluencia de gente había resultado un tanto molesta: “Se nota que es sábado y último día. Algunos comentaban que les ha parecido más lento que otros días pero a mí se me ha hecho cortísimo”.

A pesar de que la mayoría eran habituales, también había algunos que se estrenaban ese mismo día. Era el caso de Iñaki Hermosilla, que debutó ayer. Entre risas, con una cerveza en la mano y rodeado de su cuadrilla contaba que había pasado nervios, “¿no me ves?, ¡qué sudada llevo!”. Asegura haber disfrutado de esta primera experiencia.