El inolvidable José Manuel Esnal, Mané, hizo célebre, en los albores del actual siglo XXI, una frase que servía para comprender a la perfección la filosofía futbolística que con tanto éxito aplicó en el Deportivo Alavés. Y es que el técnico de Balmaseda no se cansaba de repetir que empezaba cada partido con el punto que reparte la Federación a cada equipo en el casillero y que ese era un tesoro que debía protegerse a toda costa. Han pasado casi dos décadas desde que el vizcaíno se sentó por última vez en el banquillo local de Mendizorroza pero su discurso sería ahora mismo perfectamente aplicable para El Glorioso.
Porque lo cierto es que el conjunto de Javi Calleja no está consiguiendo en absoluto cumplir con el precepto de Mané. De hecho, en ninguna de las tres comparecencias oficiales que ha protagonizado desde que arrancó la temporada ha podido conservar ese botín inicial con el que salta al terreno de juego.
La lógica e inevitable consecuencia, claro está, es que la escuadra del Paseo de Cervantes todavía no ha inaugurado su casillero de puntos y se ha instalado en el farolillo rojo de la clasificación de Primera División. Lejos de candar a cal y canto su portería –lo que siempre garantiza, como mínimo, un empate–, el Alavés ha recaído en la preocupante endeblez defensiva que ya le penalizó sobremanera la pasada campaña. Sus adversarios apenas deben esforzarse para alojar la pelota en el fondo de la red que defiende Fernando Pacheco y eso se traduce en un aumento exponencial de la dificultad para puntuar.
Con ocho tantos recibidos en las tres primeras jornadas del campeonato, El Glorioso es, con diferencia, el conjunto más goleado de la categoría y presenta una inasumible media de casi tres encajados por partido. Una losa prácticamente imposible de levantar para cualquiera pero mucho más si se trata de un cuadro de las características del vitoriano.
Por todo ello, el plantel albiazul se ha fijado como objetivo inmediato el reto de mantener el cero en su propio marcador a la conclusión de los noventa minutos. Un enorme desafío a tenor de las actuaciones que ha protagonizado hasta ahora pero que debe superar cuanto antes para tener opciones de llevar a cabo la reacción que le permita escapar de la zona roja de la clasificación.
La primera oportunidad que tendrá para hacerlo –salvo que el CSD opte por el aplazamiento del choque– será en la visita de este sábado al Villarreal. Un choque en principio poco propicio pero el Alavés no puede dejar pasar de largo más oportunidades si no desea verse en una situación comprometida a las primeras de cambio. A favor de los albiazules juega, eso sí, que el cuadro de Unai Emery tampoco está firmando el arranque de curso soñado.
De esta manera, tampoco conoce la victoria tras haber saldado con empates –los dos primeros sin goles y el más reciente a dos con el Atlético de Madrid– sus comparecencias ligueras. Además, el concurso del goleador Gerard Moreno está en duda por las molestias musculares en el muslo derecho que le obligaron a abandonar la concentración de la selección española tras la inesperda derrota ante Suecia.