El enviado especial de Estados Unidos para Ucrania, Keith Kellogg, ha llegado este miércoles a Kiev en un momento de máxima tensión diplomática y apenas unas horas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, cuestionase públicamente el papel de su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Trump reconoció que era consciente de la "decepción" de Ucrania por quedarse fuera de la reunión del martes en Arabia Saudí, pero señaló que sí "habrían tenido un sitio hace tres años", dando a entender que Kiev debería haber aceptado hace ya tiempo unas negociaciones.
Un conflicto que "nunca debería haber empezado"
De hecho, sugirió que "nunca debería haber empezado" el conflicto y que había margen para cerrar acuerdos antes de que el ruso Vladimir Putin diese la orden de invasión en febrero de 2022.
También recalcó que "ha pasado mucho tiempo" desde las últimas elecciones presidenciales en Ucrania y aludió a la pérdida de popularidad de Zelenski, situando su índice de apoyo "por debajo del 4 por ciento".
Con este precedente, Kellogg ha llegado a Kiev, donde ha sido recibido a pie de tren por la embajadora estadounidense, Bridget A. Brink. En sus primeras declaraciones, recogidas por medios locales, se ha comprometido a "escuchar" la posición ucraniana y se ha mostrado comprensivo con las "garantías de seguridad" que reclama Kiev.
El general también ha incidido en que, si Trump hubiese seguido en la Casa Blanca en 2021, "la guerra no habría comenzado", y ha defendido la posición adoptada por el magnate desde su retorno al poder el pasado 20 de enero. "Queremos que esto termine", ha apostillado.