Los ERTE y la Renta Garantizada fueron dos de las principales medidas de protección social, también denominadas Escudo Social, que contribuyeron en 2020 a amortiguar el efecto económico y social de la pandemia, evitando un crecimiento de la pobreza en Navarra de un 23,5%. Así, esta se mantiene como la comunidad del Estado con menor riesgo de pobreza y exclusión social. Aunque así sea, el indicador Arope, que ofrece la última serie de datos al respecto, constata que el 14,7% de la población navarra se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, en total 97.246 personas, que son 17.903 más que las que había en 2020.
Estos datos provienen del VI Informe anual sobre la pobreza y la desigualdad social en Navarra, realizado por el Departamento de Derechos Sociales en colaboración con Instituto de Estadística de Navarra (NASTAT) que analiza el impacto de las principales medidas de protección social llevadas a cabo durante la pandemia. Gracias a este estudio, se ha calculado, tomando como muestra la población con menos ingresos, qué parte de los ingresos económicos proviene de la Renta Garantizada y el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o de los ERTE.
“Los datos proporcionados por las diferentes fuentes y los indicadores utilizados en este informe muestran que la situación de la Comunidad Foral en relación con la desigualdad y la pobreza es una de las mejores de España y de Europa; sin embargo, no podemos darnos por satisfechos”, ha señalado esta mañana la consejera de Derechos Sociales, Mª Carmen Maeztu, en la presentación en rueda de prensa del VI Informe sobre la pobreza y desigualdad social, en la que ha estado acompañada por el director general del Observatorio de la Realidad Social, Luis Campos, y el jefe de sección de dicho Observatorio, Antidio Martínez de Lizarrondo.
Como principal conclusión, el informe revela la alta influencia de ambos mecanismos como herramientas de contención y cohesión social que, en el caso de los ERTE, han incluido en todos los estratos de la sociedad, si bien han sido las personas más pobres las principales beneficiadas. En concreto, para las personas con menor renta, el 16,5% de sus ingresos provino en 2020 de los ERTE y el 7% de la Renta Garantizada, lo que traduce en que estas dos medidas de protección supusieron la cuarta parte (23,5%) de sus ingresos. Así, se puede decir que el llamado escudo social fue una clave de bóveda para limitar la incidencia de la pandemia en cuanto a cohesión social y, de esta manera, evitar el aumento en demasía de la desigualdad en Navarra.
Leve incremento por la pandemia
Los datos también reflejan que Navarra continúa siendo la comunidad con menor riesgo de pobreza y exclusión social de España, estando en una situación mejor que la mayoría de regiones de Europa. Según se muestra en el informe, en el último año analizado existe un incremento moderado de la desigualdad, debido fundamentalmente a la pandemia, y un mantenimiento de las tasas de pobreza severa, gracias en gran parte a la protección social desplegada para hacer frente a la pandemia y al propio sistema de protección social de Navarra.
Por otro lado, el dato de la Estadística de Renta de Navarra muestra que la pobreza severa se mantiene en un 11,3%, al igual que en 2021, mientras que en la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística se refleja que la pobreza severa llega incluso a reducirse en Navarra del 9,9% al 9,8% de este último año. En sentido inverso, según la tasa AROPE, que mide la pobreza y la exclusión, a pesar de seguir siendo la Comunidad Foral la que tiene una menor tasa de España, se incrementa en 2,4 puntos porcentuales, es decir, llegando al 14,7%.
Así, la consejera Maeztu ha valorado que “aunque la crisis sanitaria de la COVID-19 provocó una crisis económica y social muy importante, esperábamos peores datos, y si Navarra ha continuado siendo la comunidad autónoma con menor riesgo de pobreza y exclusión ha sido gracias al denominado Escudo Social, es decir, a los sistemas de protección que pusieron en marcha los gobiernos tanto de Navarra como de España”.
Maeztu también ha señalado que “persiste una importante desigualdad intrarregional, tanto en algunos grupos poblacionales como en el territorio, con notables diferencias entre norte y sur” y ha agregado que “el hecho de que estos grupos y en el sur de Navarra la situación sea peor no es algo propio del momento actual, pero sus efectos siguen muy persistentes”.
Con todo, la consejera ha concluido: “Debemos persistir en las políticas más estructurales, dirigidas a la creación de empleo de calidad y a luchar contra la pobreza infantil, como elementos clave para hacer de Navarra una sociedad cohesionada y próspera para el conjunto de su ciudadanía. Igualmente, en este contexto y ante la alta inflación que estamos sufriendo en gran parte como efecto de la guerra en Ucrania, debemos redoblar esfuerzos en la transición energética y en el apoyo a las familias de clase media y trabajadora para afrontar el fuerte incremento de los costes de vida”.
Efecto del escudo social
Además de contribuir notablemente en el grupo de personas con menor renta en Navarra, el llamado escudo social también ha tenido su repercusión en otros grupos poblacionales.
Por su naturaleza de prestación dirigida a unidades familiares con escasos ingresos, el impacto de la Renta Garantizada se reduce paulatinamente conforme aumentan los ingresos en cada grupo de población –dividido en deciles en el informe-. En cuanto a los ERTE, también su incidencia fue más significativa cuanto menor era la renta de la población navarra, pero queda certificada su influencia como mecanismo de contención y cohesión social al afectar positivamente a todos los estratos de la sociedad. De este modo, los ERTE pasaron de ser en 2019 un instrumento de regulación temporal de empleo a, ya en 2020, la principal herramienta o mecanismo amortiguador del sistema de protección social.
De esta manera, la Renta Garantizada y los ERTE, además de suponer la cuarta parte de los ingresos para la población con menor renta, resultaron ser la décima parte de la renta entre la población perteneciente a la segunda decila más pobre. Y a pesar de que su incidencia disminuyó conforme iban aumentando los ingresos de cada estrato, incluso el decil de la población con mayor renta se benefició del Escudo Social, proviniendo un 1,8% de sus ingresos de algún ERTE.
En esta línea, cabe destacar que, según el coeficiente Gini, que mide la desigualdad en un territorio, esta ha aumentado 1,4 puntos porcentuales respecto al año anterior, la distribución de la renta en Navarra sigue siendo más igualitaria que en el Estado, situándose en un 28,7% frente al 33% estatal o el 30,7% de la Unión Europea. En la comparativa por comunidades autónomas, Navarra se sitúa en segundo lugar.
Otra nueva fuente, con datos más actualizados, es el Monitor de Desigualdad de CaixaBank, donde se puede comprobar la variación mes a mes del índice de Gini antes y después de transferencias desde febrero 2020 hasta la actualidad. Los últimos datos publicados evidencian que Navarra es una de las Comunidades Autónomas que mejor está aguantando el envite de la crisis y, de hecho, la desigualdad sería menor en julio de 2022 respecto a la existente en febrero de 2020. Así, después de transferencias este índice habría descendido en Navarra -0,33 puntos, una décima más que en España (-0,24 puntos). En esta fecha la Comunidad de Madrid sería donde más habría aumentado el índice de Gini desde el inicio de la pandemia, con un incremento de 2,65 puntos después de transferencias.
Radiografía del colectivo
Para poder hacer una radiografía más precisa del colectivo de personas que sufre más dificultades se ha utilizado una fuente propia como es la Estadística de Renta de Navarra, que utiliza un umbral superior y permite un análisis más preciso al comparar las diferentes zonas de Navarra. Entre todos los indicadores, es el que presenta una mayor adecuación a la realidad de nuestra comunidad y, por tanto, mayor fiabilidad.
La Estadística de Renta de Población de Navarra (ERPN) confirma que la incidencia de la pobreza en Navarra se mantuvo en los niveles de los últimos años.
En cuanto a la edad y al sexo, cabe destacar que la pobreza severa tiene una incidencia superior en las mujeres y en las y los menores de 16 años. En el caso de las mujeres, esta cifra alcanza al 11,9 frente al 10,8 de los hombres. En el caso de la pobreza infantil (menores de 16 años) es del 18,4%, muy superior a la media del 11,3%.
Por el contrario, el grupo con menor porcentaje de pobreza severa en Navarra se corresponde con el de mayores de 65 años, con un 4,2% (dos décimas menos que el pasado año), algo muy relacionado con el incremento de las pensiones de jubilación en los últimos años, así como con los complementos aplicados por Gobierno de Navarra a las pensiones bajas.
Las personas que no poseen nacionalidad española presentan en 2020 tasas de pobreza elevadas (35,0% si ha nacido en un país extranjero). Este porcentaje disminuye para las personas con nacionalidad española nacidas en el extranjero (22,4%), esto es, las que han obtenido la nacionalidad española en los últimos años en su mayoría. La gran reducción de la pobreza y brecha respecto a las anteriores se observa en el caso de las personas nacidas en España con nacionalidad española (6,8%). Dicho de otro modo, las personas autóctonas padecen una pobreza severa 3,3 veces menor que las españolas de origen extranjero y más de 5 veces menor que las extranjeras nacidas en el extranjero. Cabe decir que estos datos son prácticamente idénticos a los que se mostraban en 2019.
Por áreas de servicios sociales, se mantienen muy similar la situación respecto al año anterior. Cabe resaltar las diferencias entre el norte y sur de Navarra, con indicadores que van del 7,7% de pobreza severa de la zona noroeste, al 15,6% de la zona de Tudela, 4,3 puntos por encima de la media, que es del 11,3% según la Estadística de Renta de la Población de Navarra.