En la Rioja Alta, al oeste de la comunidad nace en Canales de la Sierra el río Najerilla, que desde este punto y hasta Villavelayo recibe también el nombre de río Canales para cambiarlo cuando el Neila vierte sus aguas en él. Discurre entre las sierra de la Demanda y de Camero Nuevo por un estrecho, sinuoso y profundo valle hasta Anguiano, donde por su margen izquierda ya se van abriendo tierras llanas que se dedican a la labranza, en especial a la viticultura. Baños de Río Tobia, Arenzana de Abajo marcan la separación entre las comarcas de Anguiano, el tramo alto del Najerilla, y de Nájera, que atraviesa el río hasta desembocar el en Ebro junto a la localidad de Torremontalbo.
Por la Comarca de Anguiano
Casi paralela al Najerilla discurre la carretera LR-113, atravesando de comienzo un agreste paraje de montaña y bosques para llegar hasta las llanas tierras de Uruñuela.
El recorrido comienza en Canales de la Sierra, la pequeña población en la que unos dicen que nace el Najerilla y otros que de momento solo es el Canales. Destacan en su patrimonio las numerosas casa blasonadas que dan fe de la importancia de esta localidad a lo largo de la historia. A ella se unen la iglesias de Santa María y de San Cristóbal, cabeceras de sendos barrios separados por el río.
A la entrada del pueblo se encuentra la llamada Torre del Reloj que como llamativo complemento cuenta con un papamoscas, unas máscara que abre y cierra la boca cuando el reloj da las horas en punto y las medias.
Siguiendo la carretera pronto se llega a Villavelayo, donde el Canales se une al Neila y ahora sí, el Najerilla comienza oficialmente su descenso hacia la llanada riojana y el Ebro. Este pueblo tiene su origen en la Edad Media y, como muchas de las localidades de esta comarca, se haya muy unida al conde Fernán González, uno de los primeros señores de Castilla en el siglo X. Uno de sus palacios se levanta aquí. Además se puede visitar la iglesia de Santa María, de los siglos VI y VII que conserva rasgos visigóticos, mozárabes y románicos.
El embalse de Mansilla recoge las aguas del Najerilla que retiene la presa en Tabladas. Este imponente pantano oculta desde 1960 el antiguo Mansilla de la Sierra, que fue traslado a la orilla del río Cambrones, que desembocaba en el Najerilla ahora embalsado. En verano el agua baja bastante en invierno y es posible acceder a los restos emergidos.
La carretera corre por la orilla izquierda del pantano, siguiendo casi exactamente el curso del Najerilla bajo los imponentes y agrestes laderas por las que numerosos ríos y arroyos vierten caudal. El Calamantio, el Rigüelo, el Pítare son alguno de los que hay que cruzar antes de llegar al puente de la Hiedra de Ventrosa, un arco medieval de piedra que cuyo ojo esta cubre por un lado una cortina de hiedra, y más adelante al de Brieva, al que también llaman Mocho.
Pronto se alcanza Anguiano, cabecera de la comarca, al que se entra por el barrio de Cuevas, uno de los tres que forman esta localidad riojana. La iglesia de San Pedro de Cuevas, de entre los siglos XV y XVI, preside el caserío, algo que no extraña dado que esta localidad se creó en torno a ella. El puente de Madre de Dios salva el Najerilla y comunica el barrio con el resto de Anguiano tras atravesar el cresterío que viene del monte Marimatea. Si Cuevas era la zona ganadera pegada a la montaña, Mediavilla era la zona noble de Anguiano, en la que lucen sus casas de hidalgos, la iglesia de San Andrés y el edificio del Ayuntamiento, que ya baja hacia el llano. Cuando se dice bajar es real, sus calles en cuesta son su principal característica y escenario por el que se mueven los danzadores de zancos durante las fiestas dela Magdalena.
Hasta ser cubierto por la actual calle Nueva había que cruzar el barranco de Aidillo por el desaparecido puente de la Puentecilla para entrar en el barrio de Eras, el agrícola. Ahora, Puentecilla es el nombre de una pequeña calle que recuerda su ubicación.
Continuando el viaje y a punto de dejar la comarca del Alto Najerilla, la Comarca de Anguiano aún queda por visitar las localidades de Bobadilla y Baños de Río Tobía. De la primera hay rastros documentales en textos del siglo XI, aunque es el XIV cuando adquiere importancia por su estratégica ubicación. Es entonces cuando se levanta la iglesia de San Juan Bautista o la blasonada casa del conde de Avellaneda.
Por su parte, Baños de Río Tobia tuvo su auge en los siglos XVI y XVII, como se puede ver en algunos de sus principales edificios como la iglesia parroquial de San Pelayo del siglo XVI, así como el Ayuntamiento, la ermita de la Virgen del Rosario y el palacio Salazar.
Por la Comarca de Nájera
Con las montañas ya a la espalda la carretera entra en la Comarca de Nájera, zona de vides y vinos. Camino de la capital de la comarca se pasa junto al viejo puente de Arenzana, sobre un área recreativa y que está siendo restaurada tras sufrir un hundimiento al paso de un camión. Si hace calor, es un buen lugar para darse un baño.
Cabe la posibilidad de tomar un desvío hacia Arenzana de Abajo para pasear por sus calles con casas blasonadas hasta la iglesia de la Asunción, del siglo XIV. A la entrada del pueblo, junto al cementerio, recibe a los visitantes un crucero de piedra sobre un templete del que quedan en pie cuatro columnas.
Antes de llegar a Nájera, se pasa por la localidad de Tricio, para disfrutar de la basílica de Santa María de Arcos, una joya de templo paleocristiano del siglo V levantado sobre un mausoleo romano del siglo III. Está considerado el monumento más antiguo de La Rioja. La parroquia de San Miguel, del siglo XV, también merece un alto. Los que tengan buena vista podrán encontrar el azulejo con el caracol (símbolo de Tricio) entre el reloj de la torre y el campanario.
Aunque el entorno de Nájera ya se encontraba poblado para cuando llegaron los romanos, es en la Edad Media cuando cobra importancia. Los árabes fueron los primeros en defender esta villa levantando un alcázar para vigilar la frontera con los cristianos, en este caso del Reino de Pamplona. Tras ser tomado en el siglo X, el rey García de Nájera ordenó levantar el monasterio de Santa María, que también es el panteón de parte de los reyes de Navarra. Destaca su magnífico claustro de los Caballeros, un añadido del siglo XVI donde se combinan los estilos gótico, plateresco y renacentista. Además, en Nájera merecen una visita el monasterio de la Santa Cruz, las ruinas del castillo-fortaleza de La Mota, el convento de Santa Elena entre otros monumentos.
Esta ruta acaba Uruñuela, último pueblo de la comarca de Nájera. La iglesia parroquial de San Servando y San Germán del siglo XVI, destaca sobre las casas hidalgas que salpican sus calles.
Desde aquí, el Najerilla solo tiene que llegar a Torremontalbo para encontrarse con el Ebro.