El 24 de diciembre de 1962, hace sesenta años, el Misterio, la Anunciación y la imagen de un arriero con burro conformaban por primera vez un modesto belén en el parque de La Florida de Gasteiz, eso sí, a tamaño real. Más de seis décadas después, en el vetusto jardín vitoriano se instalan cada Navidad 80 personajes y más de 100 elementos. Los Reyes Magos, los pastores, el carnicero y el herrero, el ángel encaramado a un árbol, las ovejas, la noria, el romano y, cómo no, Jesús, María y José, forman parte del imaginario navideño de la ciudad, pues con tantos años a sus espaldas, apenas hay vitorianos que no hayan recorrido el parque con el brillo en los ojos que solo los más pequeños pueden irradiar, pero que queda para siempre en el recuerdo de los adultos.
En este día de Navidad de 2022, les tocaba a los más pequeños vivir esa primera y mágica experiencia que a partir de ahora se repetirá cada año por estas fechas. Sus hijos, ojalá, podrán también disfrutarla dentro de unas décadas, pues hasta la fecha y pese a que se han vivido tiempos de cambios vertiginosos en todos los órdenes de la vida, el Belén de La Florida ha sido una de esas cosas que permanece inmutables, o casi.
Es así porque a lo largo de los años el elemento más singular de la Navidad vitoriana ha ido creciendo y adaptándose a los tiempos. Ya a mediados de los años setenta del pasado siglo contaba con medio centenar de figuras, de escayola por aquel entonces. En 1985 empezaron a ser sustituidas por las actuales, de poliéster y fibra de vidrio, más resistentes a la climatología, y más fáciles de transportar y de restaurar.
Los donativos de los visitantes han permitido ir renovando a lo largo de los años la instalación, que este año estrena la recién reformada Gruta, con un impresionante ventanal que da al lago del parque y que está abierta de 10.00 a 14.30 horas y de 16.00 a 21.30 horas.
El día de Nochebuena, a las 13.00 horas, la Coral Manuel Iradier amenizó la bendición del Belén, y este domingo, al calor de un día muy diferente en lo meteorológico a aquel 24 de diciembre de 1962 en el que el termómetro cayó hasta los 18 grados bajo cero, cientos de personas se acercaron al parque vitoriano.
La pista de hielo
Ayuda este año a atraer público el hecho de que el Mercado de Navidad se haya ubicado en La Florida, y también el regreso de la pista de patinaje al entorno del quiosco. Sin embargo, ayer las altas temperaturas ni invitaban a deslizarse sobre el hielo ni este permanecía todo lo estable que es necesario para realizar esta actividad.
En todo caso, había mucho que hacer. Los más pequeños, cogidos en brazos por sus padres, se asomaban a la casa de Olentzero y Mari Domingi, otros se hacían fotos junto a las figuras o echaban monedas al río, y una cuadrilla de niños jugaba al escondite en los múltiples recovecos del entorno de la gruta.
Los mayores, por su parte, aprovechaban este espacio para reunirse con sus familiares y dar un agradable paseo antes de ir a celebrar la comida
del día de Navidad.