El euskera, como es sabido, es la lengua más antigua que existe en Europa. De tradición milenaria, cada vez cuenta con más presencia en la sociedad y su número de hablantes va en aumento. De hecho, según indica el Instituto Vasco de Estadística (Eustat), entre el 2011 y el 2021, el número de vascoparlantes creció en once puntos porcentuales.
Dejando a un lado nuestra tierra, cabe mencionar que el euskera ha traspasado fronteras, bien por fenómenos como la emigración o bien por las conexión entre personas extranjeras, llegando a muchos lugares del planeta.
Expansión de la cultura vasca
De acuerdo con los datos publicados por el Gobierno Vasco, hay más de 150 'Euskal Etxeak' repartidas a lo largo y ancho del globo. Son instituciones creadas para preservar la cultura vasca mediante clases de idiomas y muchas otras actividades.
Actualmente, están ubicadas en casi 20 países. Dentro de Europa, destacan Andorra, Francia, Italia y Reino Unido. En el continente americano, están en Canadá, Brasil, Estados Unidos, Colombia, Chile, El Salvador, Perú, Puerto Rico, México, República Dominicana, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Argentina.
Del mismo modo, en la otra punta del mundo, en Oceanía y concretamente en Australia, también hay cabida para las ‘Euskal Etxeak’.
¿Dónde se habla más euskera?
Tal y como apunta un informe elaborado por la Universidad del País Vasco y que recoge la BBC, la dispersión de Euskadi ocurre en dos tramos diferenciados. El primero de ellos data entre el descubrimiento de América (1492) y 1810, cuando se produjo la emigración vasca, sobre todo a países como Perú y México.
Por otra parte, el segundo de ellos se da a partir del siglo XIX a Estados Unidos, así como a Uruguay y Argentina. Con el paso del tiempo, los vascos dejaron grabada su identidad y cultura en este último país.
Buena prueba de estos desplazamientos son los apellidos de raíces euskaldunes que se pueden apreciar en muchas personas sudamericanas. Algunos de los más comunes son, entre otros, Bolívar, Elizondo, Etxeberria e Iturbide.
Es más, algunos especialistas piensan que los vascos llegaron a generar hasta 70.000 apellidos en toda Sudamérica. Hoy en día, se conservan alrededor de la mitad, es decir, unos 35.000.
Idiomas similares
Aunque el euskera no guarda relación con ningún otro idioma conocido, existen infinidad de teorías que lo vinculan con otros, tanto de Europa como de Asia.
El idioma húngaro
El primer parecido que comparten el euskera y esta lengua de la rama urálica es la formación del plural. El idioma vasco suele incluir una 'k' al final de las palabras en este caso gramatical. A modo de ejemplo, en euskera la fruta ‘manzana’ se dice ‘sagarra’, por lo que su plural sería ‘sagarrak’.
Y, paralelamente, en húngaro su significado es ‘alma’, que en plural sería ‘almak’. Otro punto en común de ambos idiomas es la inclusión de una 'n' al final de los nombres de ubicaciones o lugares. Por ejemplo, tanto en húngaro como en euskera, la ciudad de Budapest se reconoce como 'Budapesten'.
A diferencia de muchas otras lenguas que se hablan en Europa, el euskera y el húngaro comparten palabras complejas. Es decir, la palabra 'primavera', que en euskera se dice ‘udaberri ‘y en húngaro es ‘tavasz’; en vasco, ‘mar’ es ‘itsaso’, y en magiar es ‘tenger’.
En esta última característica, los dos idiomas exponen sonidos muy similares. La lengua magiar tiene 'cz','cs' o 'c' , mientras que nuestro idioma posee los 'tz', 'ts' y 'tx'.
Sobre el armenio
El lingüista vasco-británico Edward Spencer Dodgson en 1884, al igual que el filólogo alemán Joseph Karst en 1928, descubrieron más de 300 coincidencias léxicas, gramaticales y fonéticas entre el euskera y el armenio, como por ejemplo en ‘tegi’ (lugar) y ‘zati / zat’ (porción, parte, en euskera y armenio, respectivamente).
Del mismo modo, el lingüista Vahan Sargsyan identificó en 1998 casi 600 palabras compartidas entre los dos idiomas. Este experto sugiere que se introdujeron mediante la metalurgia y la agricultura gracias a una antigua migración de armenios a tierras vascas.
Otros ejemplos que sostienen esta teoría son palabras en común como ‘ardi’ (oveja), ‘urti’ (agua abundante) y ‘gari’ (trigo en euskera; cebada en armenio).
El georgiano
Hay varias palabras que guardan ciertos parecidos entre la lengua vasca y el georgiano. Un buen ejemplo es el término ‘zari’, cesto en georgiano, que en euskera se llama ‘zara’ u ‘otzara’.
Otra palabra que podemos encontrar es ’ezer’, hermoso en georgiano, y que al euskera se traduce como ‘eder’. Se trata, sin duda, de una muestra más de las curiosas coincidencias que unen a las tierras vascas con las remotas aldeas de Georgia.
Un elemento gramatical común entre estos idiomas es la ergatividad, que diferencia al sujeto intransitivo del sujeto transitivo o activo. En la frase “el hombre viene”, el sujeto en euskera sería ‘gizona’, pero en “el hombre ve”, el sujeto sería ‘gizonak’, añadiendo una -k al final de la palabra.
Por si fuera poco, muchas lenguas de esta zona del mundo contienen en su estructura el concepto de la ergatividad, muy frecuente en la construcción de algunas de sus frases. Otro motivo que conecta al euskera a Georgia.
Acerca del japonés
Y de Europa, pasamos a Asia, precisamente a Japón. De acuerdo con un estudio elaborado por Euskaltzaindia, en el que participa León de Rosny, profesor de lenguas orientales, este idioma asiático alberga varias coincidencias con el euskera.
La primera de ellas consiste en las reduplicaciones. Es más, en euskera se repite un vocablo que no repite el sufijo incorporado: ‘egun egunean’ (en el mismo día) o ‘eder ederra’ (precioso). El japonés tiene un ejemplo perfecto: ‘sima simani’ (en todas las islas).
Del mismo modo, estos dos idiomas poseen verbos infinitivos acabados en 'i'. Sin ir más lejos, en japonés podemos encontrar las palabras tukuri (hacer), kakusi (ocultar) y konomi (amar).
A mencionar que ambas lenguas guardan el vocablo nominal del fenómeno atmosférico. Es decir, en euskera se dice ‘euria da' (llueve) o ‘elurra da’ (nieva). Y en japonés se dice ‘amega furu’ (llueve) y ‘yukiga muur’ (nieva).