Imanol Arozarena Martinicorena, coordinador de la investigación y responsable de la Unidad de Señalización en Cáncer de Navarrabiomed, celebra el hallazgo y explica cómo se llegó a él.
¿Qué les inspiró a investigar el uso de la ranolazina en el tratamiento del melanoma?
–Queríamos estudiar el papel que podían cumplir los ácidos grasos en la respuesta del melanoma a las terapias dirigidas. El 50% de los pacientes con melanoma tienen una mutación en el gen BRAF, por lo que estas terapias bloquean la actividad de ese gen concreto cuando muta. Partíamos de la hipótesis de que estas células podrían estar utilizando los ácidos grasos para adaptarse a la terapia dirigida, por lo que una manera de estudiar si eso podría ser cierto era bloquear el uso de los ácidos grasos por parte de la célula tumoral de melanoma, usando la ranolazina.
¿Cómo funciona este fármaco?
–Se utiliza para la angina crónica, aunque no precisamente por esa capacidad de bloquear el uso de los ácidos grasos. Como es un fármaco aprobado para su uso en pacientes, todavía era más atractivo, porque si en un momento dado, como parece ser el caso, pudiera ser útil, habría menos trámites intermedios para poder probarlo en humanos.
¿Cuál es el siguiente paso después de la publicación?
–El primer paso sería aplicar en pacientes un ensayo clínico para evaluar la efectividad de una combinación de ranolazina e inmunoterapia en el melanoma. Por otro lado, extender este enfoque a tumores más comunes, como los de mama, colonorrectales y próstata, así como a aquellos que no responden bien a la inmunoterapia. El objetivo es explorar si esta estrategia puede hacer que las células tumorales sean más detectables por el sistema inmunológico, lo que implicaría estudios preclínicos en diferentes tipos de tumores en los próximos años.
¿Se podría tratar cualquier tipo de cáncer?
–Existe la posibilidad, pero habría que realizar los ensayos.
¿Cúal es la principal novedad?
–A la vista de que este fármaco hace a las células tumorales más visibles al sistema inmune, pensamos que combinándolo con inmunoterapias, las respuestas antitumorales serían mejores. Ese es el gran resultado de nuestro estudio.
El hallazgo forma parte de una tesis doctoral, ¿cierto?
–Exacto. Este artículo es la base de la de la tesis doctoral de Marta Redondo, que esperemos que en los próximos meses pueda defenderla. Es un trabajo fantástico en el que también han participado Salvador Aznar y Berta Sánchez-Laorden.