El fin de las restricciones que han estado vigentes desde 2020 hacía prever que las vacaciones de verano volverían a la normalidad. Sin embargo, la subida de los precios ha obligado a muchas familias a cambiar sus planes vacacionales. “Los que hace años venían buscando viajes económicos este verano han aparecido muy poco por las agencias de viajes”. Así define la situación Susana García, trabajadora de una agencia de viajes en Barakaldo.
Este verano está marcado por dos componentes opuestos: las ganas de la población por irse de vacaciones después de dos años, y la incertidumbre marcada por la inflación. Alberto Lazkoz, portavoz de la Asociación de Consumidores de Navarra Irache, considera que tras dos años “complicados” la población tiene “muchas ganas” de disfrutar: “La gente va a seguir yéndose de vacaciones aunque con toda probabilidad estas sean las vacaciones más caras de la historia”.
Así lo constata Susana García, quien señala que la ciudadanía se ha mostrado entusiasmada por retomar los viajes pendientes: “Los que no han tenido problemas económicos querían hacer su viaje pendiente”. Sin embargo, quienes económicamente “lo han pasado mal” apenas han contratado viajes a través de las agencias.
Precios de récord
Quienes decidan desplazarse por carretera en sus vehículos se enfrentarán a los carburantes más caros de la historia. La gasolina está un 29% más cara que hace un año, frente al 39% que se ha encarecido el gasóleo.
Esto obliga a muchas familias a planificar unas vacaciones marcadas por la necesidad de reducir el gasto. En este sentido, Lazkoz reconoce que se están organizando las vacaciones de una forma diferente a la habitual: “La gente busca moderar el gasto porque están notando la subida de los precios”.
La operación salida del 1 de julio transcurrió con “normalidad”. Así lo señaló la directora de Tráfico del Gobierno Vasco, Sonia Díaz de Corcuera, que destacó que “pese a un aumento de la densidad del tráfico, no se dieron grandes retenciones”. En referencia a la operación salida de agosto, Kepa Loizaga, delegado de la OCU en Euskadi, prevé que habrá numerosos desplazamientos tanto en la CAV como en Nafarroa, ya que, según indica, debido al incremento de los precios, “el turismo va a ser más local y estatal ”. Lazkoz, por su parte, no cree que vaya a haber complicaciones en las carreteras, aunque no porque la ciudadanía no vaya a irse de vacaciones: “La gente se va a seguir yendo de vacaciones, aunque reducirá el gasto donde pueda”.
Según indica García, en la agencia de viajes han notado un “parón generalizado” desde que empezó julio: “En los últimos 20 días los precios se han elevado de forma considerable, por lo que estamos teniendo un goteo muy reducido de gente que viene a contratar”. Por tanto, todo apunta a que la ciudadanía se irá de vacaciones en mayor medida haciendo uso de su vehículo y a lugares cercanos.
Se estima que cada ciudadano gastará durante estas vacaciones una media de 1.585 euros, frente a los 1.047 euros del año pasado y los 1.398 euros de 2019, según un estudio sobre la intención de gasto en verano realizado por el Observatorio Cetelem.
Unas vacaciones diferentes
Después de la pandemia hay ganas de relajarse. Sin embargo, la subida de precios y el actual contexto de incertidumbre han obligado a gran parte de la ciudadanía a buscar alternativas vacacionales.
Una de las opciones a la que más se está recurriendo es combinar la cercanía con una mayor planificación. La crisis sanitaria asentó la tendencia de recurrir al consumo de cercanía, que ahora está siendo extrapolable a la hora de elegir entre diferentes destinos turísticos.
Lazkoz explica que las circunstancias obligan a la gente a plantearse destinos más accesibles y cercanos que no supongan un gasto excesivo: “Las circunstancias nos hacen plantearnos otras posibilidades. Muchas veces el descanso lo ofrecen unas vacaciones en el pueblo, en otro sitio de tu provincia, o en una playa cercana, sin necesidad de cambiar de país o continente”. Del mismo modo, el portavoz de Irache destaca que el descanso tiene que ver con “estar a gusto con las personas con las que quieres estar”.
“Los que hacían cinco excursiones, ahora hacen tres; planifican comprar comida y así comer menos en restaurantes; o dejan de comprar de forma compulsiva objetos como souvenirs”, apunta Lazkoz. Asimismo, Loizaga destaca que “en vez de 15 días los hay que se van 10, sustituyen el sitio donde querían ir por otro más cercano, y una vez en el destino no mueven tanto el coche por el precio de la gasolina”.
En el mismo sentido, Loizaga señala que se está buscando alternativas al vehículo privado: “Está claro que el coche seguirá siendo el gran medio de transporte, pero viendo los precios de los combustibles, muchos se están planteando viajar en tren o autobús”. El delegado de la OCU apunta a la importancia de ser consecuentes: “La gente es consciente de sus posibilidades y la incertidumbre de lo que viene en otoño también pesa”.
Un 38% ya ha empezado a reducir gastos por la inflación. No se renuncia a las vacaciones pero cada uno las adapta a sus posibilidades. “Esos pequeños cambios no te impiden disfrutar pero si permiten que el gasto baje un poco, algo que será muy importante de cara al otoño, ya que todo indica a que será complicado”, explica Kepa Loizaga.
Incertidumbre
Lazkoz prevé que la situación seguirá esa tendencia en otoño: “Ojalá me equivoque pero no creo que nos esperen buenos tiempos a los consumidores”. En la misma dirección, Loizaga advierte que, aunque en verano tendemos a relajar el gasto, empieza a haber señales de aviso para el otoño, que viene “muy duro” por la subida de los carburantes y de la energía.
Loizaga advierte de un futuro “complicado” a corto plazo para las clases populares: “Se plantea subir los tipos de interés para contener la inflación, pero subir los tipos de interés desactiva la economía”. Del mismo modo, el delegado de la OCU desconoce qué pasará con el gas ruso, pero vaticina que si Alemania no tiene gas en invierno “se disparará” el precio del gas y de la gasolina; y después, el resto de productos incrementarán sus precios “como si fueran fichas de dominó”.
Pese a la complicada situación que se avecina, Lazkoz considera normal que la ciudadanía quiera irse de vacaciones: “Es positivo disfrutar siempre que se consiga adecuar el gasto. Cada hogar tiene que ser capaz de planificar lo que puede gastar, pero siempre hay alternativas para tener unas vacaciones que no hagan que llegues hipotecado al otoño”. Asimismo, pide sensatez a la ciudadanía, ya que “no parece que vayan a llegar tiempos fáciles”.