"Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”. Salvo la de Casablanca, en las despedidas no existen frases grandiosas que atraviesan la historia y quedan impresas en la memoria colectiva. Hay que saber irse a tiempo. Esa es la última victoria, la que dignifica el amor por uno mismo. Nada más duro que la decadencia y arrastrar la biografía.
El adiós posee mucho de pérdida íntima y no menos de incertidumbre. “Deja tú el ciclismo antes de que el ciclismo te deje a ti”. Es el mejor argumento para desaparecer en el horizonte y no mirar atrás. Se sabe cómo anochece, pero el amanecer es un misterio. Nadie conoce el futuro. Y ahora, ¿qué?
Alrededor de esa idea danzan las despedidas de Mikel Nieve, cruel la caída en su última carrera, Il Lombardia, donde Alejandro Valverde y Vincenzo Nibali han sido honrados con vítores y aplausos en su final. Antes del otoño, Tom Dumoulin lo dejó todo con un comunicado a medio luz que desprendía el hastío y el agotamiento mental. Richie Porte también ha cortado el cordón umbilical y este domingo se ha producido el apagón de Philippe Gilbert y el retiro de Niki Terpstra, dos grandes clasicómanos.
Ambos han dicho adiós en la París-Tours, conquistada por segundo curso consecutivo por Arnaud Démare. Concluye de este modo su andadura una generación donde se apilan logros extraordinarios: grandes Vueltas, Mundiales, monumentos, clásicas, carreras de una semana o etapas aristocráticas. Eso concede mayor realce al adiós de un grupo de ciclistas con peso significativo en el pelotón. Se notará su ausencia.
Tres victorias en el Giro
Nieve lo deja con tres victorias en el Giro y una en la Vuelta y después de haberse convertido en un excelente gregario. El mejor, según Froome, que disfrutó de su excelencia en el Sky. El final del leitzarra fue duro. Se fracturó la clavícula izquierda en Il Lombardia. Una despedida inesperada a los 38 años tras 15 campañas en la élite. Se va uno de los grandes ciclistas de Euskal Herria.
“Llegaba con ganas de hacerlo bien, Lombardía es una carrera que me gusta, pero un bidón se cruzó en la carretera y nada pudimos hacer para esquivarlo. Es obvio que me hubiese gustado terminar de otra manera pero el ciclismo es así y toca aceptarlo”, dijo tras la caída que le dejó sin la despedida que imaginaba.
En la Clásica de las hojas muertas se han quitado el dorsal de las carreras Valverde y Nibali. El español ha obtenido 133 triunfos. En su palmarés, un Mundial, cuatro Liejas y una Vuelta, entre otros éxitos.
El italiano, 37 años, fue dos veces campeón del Giro y se coronó en el Tour y en la Vuelta. El siciliano también logró un par de Il Lombardia y una Milán-San Remo entre otros logros. Otro veterano, Philippe Gilbert, 40 años, apagó su vela. Campeón del mundo en 2012, fue un excelso clasicómano. Vencedor de Lieja, Il Lombardia, la París-Roubaix y Tour de Flandes.
Un ciclista monumental el belga. Otro de los grandes nombres que ha dicho adiós es Tom Dumoulin, aunque el neerlandés deja de volar con 31 años después de una época alejado de su mejor versión. Campeón del Giro de 2017 y segundo en el Tour de 2018, la Mariposa de Maastricht ha tenido que plegar sus alas con cierto aire apesadumbrado.
Su capitulación ha sido una liberación. No disfrutaba Dumoulin en los últimos cursos. Decidió abandonar a mediados de agosto. Richie Porte, 37 años, también arria su bandera. El australiano, brilló, principalmente, en carreras de una semana. La París-Niza, el Dauphiné, el Romandía y la Volta, entre otras, llevaron su sello. Fue tercero en el Tour de 2020 y uno de los grandes relevistas del Sky en las montañas de la carrera francesa. Niki Terpstra, 38 años, es otro de los ilustres que cuelga la bici. El neerlandés, un clasicómano, logró su mejores victorias en la París-Roubaix y en el Tour de Flandes. Todos ellos simbolizan el final de una era prodigiosa.