El fondo de inversión industrial que lideran el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, y su mano derecha, Marco Pineda, al margen del grupo siderúrgico, está a punto de comprar cinco compañías manufactureras, lo que le permitirá dar un salto en su evolución. Mirai, futuro en japonés, es un proyecto ya maduro que se marca retos ambiciosos y con una vocación irrenunciable: anclar las compañías a Euskadi. Pineda, su director general, explica las claves de presente y futuro de la corporación, que ha hecho un trabajo silencioso durante cinco años y que ahora pone sobre la mesa sus cartas de crecimiento.
Mirai surgió en 2018 cuando un grupo de inversores, con Jainaga al frente, decide sumar fuerzas y empieza a rastrear el mercado en busca de oportunidades. Su objetivo es crear una gran corporación industrial con participaciones en diferentes compañías y, en la medida de lo posible, establecer sinergias que impulsen la actividad.
En su corta vida, el fondo ha tomado el control de diez compañías, lo que ha supuesto una inversión de 100 millones de euros. Tras la fase de diseño y arranque, llega el momento de acelerar y probar las prestaciones del vehículo de inversión y este año marcará un hito.
Mirai está en proceso de due diligence de cinco compañías. Tiene un acuerdo de compra de sus actuales propietarios y está analizando sus cuentas de negocio para dar luz verde a la operación. Marco Pineda apela a la “discreción necesaria” en este tipo de procesos para no revelar el nombre de las nuevas adquisiciones. Revela eso sí que una de las compañías es un fabricante guipuzcoano de placas electrónicas.
Con estas compras acabará el año con una cartera de 15 compañías y una inversión viva de 150 millones, cincuenta más que en la actualidad. El objetivo a medio plazo es muy ambicioso: alcanzar en 2026 los 400 millones invertidos, controlar 30 empresas y pasar de los 500 empleados actuales a 2.000.
Este año ya se dará un salto en ese sentido con las nuevas adquisiciones previstas. Ocho de las 15 empresas controladas serán vascas y el objetivo es que al final de este periodo de crecimiento cerca de 250 millones, el 60%, esté invertido en empresas vascas del sector manufacturero.
“Corazón industrial”
“Somos fieles a la industria. Tenemos la cabeza financiera, pero el corazón industrial”, destaca Pineda. Mirai tiene “vocación de controlar el 100% del capital” de las compañías en las que entra, pero en ocasiones se queda en el 50% o el 75% por voluntad de propietarios que quieren seguir en el proyecto o en un proceso de transición hacia una participación mayor.
Las operaciones se materializan siempre cumpliendo tres premisas básicas, un abecé irrenunciable. Carácter industrial de la empresa, alianza a largo plazo y gestión activa por parte de Mirai. Y en el proceso se “garantiza el arraigo y mantener o, en su caso, atraer el centro de decisión” a Euskadi. “No se trata solo de inversión, también de gestión, de tener influencia en el futuro estratégico de las compañías”, destaca el director general de la corporación.
¿Qué perfiles busca Mirai? Además de industriales, son empresas con un ebitda de entre dos y diez millones, que “tienen la p o la m de pymes”. No son empresas grandes, pero no se descarta una operación mayor “si surge una oportunidad”.
Con esos parámetros de búsqueda, el fondo de inversión industrial analiza cada año entre 150 y 200 oportunidades, empresas que están en venta. En ocasiones hay de por medio un problema de sucesión generacional y se favorece la continuidad del proyecto industrial. Para ello cuenta con una plantilla de diez profesionales que buscan compañías, establecen “contactos discretos” y refuerzan su gestión si la operación se materializa. Además cuentan con una red de asesores que afina la fase de rastreo. Un 2% de los contactos llega a buen puerto.
Líneas de negocio
A día de hoy, Mirai cuenta con “dos verticales claras”. Por un lado, hay cinco empresas que cuelgan del área de transformación del metal, que utiliza aluminio o acero para fabricar máquina herramienta, productos más básicos o material de construcción para “edificios singulares”, entre ellos San Mamés, Musikene o el metro de Doha. La otra columna en la que se apoya la corporación de Jainaga es la electrónica industrial, con tres compañías y que cubre un amplio espectro, placas eléctricas, básculas, cerraduras, cableado, entre otros. Las dos verticales desarrollan “actividades complementarias y establecen sinergias”. Las empresas de metal “son análogas” y las placas, por ejemplo las de ascensor, necesitan cableado. La agroindustria completa el esquema con otras dos empresas.
Las compras de este año y las del futuro alimentarán dos nuevas líneas de negocio, la del reciclaje de plástico y la ingeniería y montaje, que tiene una gran recorrido por el estímulo de la transición energética. Todo ello además con la idea de hacer “más grandes” las divisiones de electrónica y metal.
“Estamos creciendo de forma muy acelerada y digerir el crecimiento es una de las claves. Nuestro proyecto es ambicioso y queremos dotar a las compañías de crecimiento y unirlas en la medida de los posible entre ellas”, indica Marco Pineda.
De momento, las empresas en las que han tomado el control crecen un 10% anual desde el punto de vista orgánico. También están contratando más personal y ajustan su estructura para que encaje en las dinámicas del nuevo grupo industrial vasco.
El universo Mirai
Metal
Corazón industrial. La división de transformación metálica de Mirai está compuesta por cinco empresas: Innometal (Bizkaia y Burgos), Naivan (Araba), Fervilor (Araba), ModelMetal (Nafarroa) y Afarvi (Madrid).
Electrónica
Raíz alavesa. Las tres compañías del area electrónica,Técnicas Reunidas, Coycavi y Tectron, son alavesas.
Agroindustria
En desarrollo. Isfa (Araba) y Omega (Madrid) completan el grupo.