Osasuna se dejó en Sevilla su excepcional racha a domicilio. La perdió ante un equipo muy físico y presentando un once con ocho novedades. Hasta ahí, normal. Lo peor fue la imagen. Los rojillos no funcionaron y más allá de una ocasión de Oier no apretaron ni mordieron como es habitual en el grupo de Arrasate. No escuece tanto la derrota sino el cómo se produjo, demasiadas facilidades para el rival.
Creo que a nadie le sorprende que los rojillos, tras el palizón de Madrid, no pudiesen saltar en Sevilla el segundo escollo gigante. Tampoco que Arrasate diera aire al equipo con nuevos jugadores, como ya hizo en Mallorca y salió muy bien.
Pero lo que no fue esperado fueron las formas. Los rojillos tenían un plan y lo tiraron por la borda con dos errores impropios de ellos. El primero, con mucho mérito de Diego Carlos, en el que alguien tenía que haberse metido en su carrera para evitar que llegase hasta donde lo hizo sin molestia alguna. Pero especialmente el segundo, con un error de comunicación entre Areso y Juan, fue demasiado.
Da rabia por la simple razón de que el Sevilla no fue muy superior. De hecho, antes del primer gol, Osasuna estuvo dominador, mandón. Sin peligro, eso sí, pero parecía que la idea la tenía clara.
Pero el gol lo cambio todo. A los de Arrasate no les dio ni para intentar en los últimos minutos la heroica de colgar balones a la desesperada. Y eso que el técnico metió a Budimir y Kike García. La vuelta del croata lo mejor, sin duda, del día.
Perder en Sevilla entra dentro de la lógica. Osasuna no es rival para lucha por la Liga (aunque lo hayan metido ahí ahora vete tú a saber el porqué). Pero las formas, que a veces son tan importantes, sí que no fueron las esperadas.
Ya saben lo que dicen, que importa más el fondo que las formas. Y en el fútbol es así, pero en Sevilla con unas formas un poco mejores, a lo mejor se hubiera mejorado el fondo. Pero ya está, a pensar en el derbi rojillo.
P.D: Aunque no venga a cuento, dejen que uno que tiene el corazoncito en el deporte de la canasta muestre su gran alegría por ver a una navarra convocada con la selección absoluta. ¡A darle duro, Irati!