El gasto público representa en el Estado español un 74 % del dinero total dedicado a la sanidad, un porcentaje inferior al 81 % de media en la Unión Europea (UE), y eso significa que los ciudadanos tienen que poner más dinero de su bolsillo, sobre todo para el dentista o para comprarse gafas y audífonos. Esta es una de las conclusiones del informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que compara los sistemas sanitarios europeos, y en el que el Estado español vuelve a destacar como el país con la mayor esperanza de vida de la Unión Europea (UE), y eso aunque gasta menos que la media en sanidad.
Como consecuencia de la baja cobertura de algunos servicios sanitarios, los españoles tienen que poner de su bolsillo el 19 % del dinero, comparado con el 15 % en el conjunto de la UE.
Eso representa el 3,3 % del consumo total, un porcentaje ligeramente superior a la media europea (3,2 %), lo que se explica porque el volumen total de gasto sanitario en España es relativamente bajo.
La diferencia: el pago de gafas o audífonos
Si la sanidad pública en el Estado cubre de forma similar los gastos médicos o farmacéuticos, la gran diferencia es en la atención dental y en los dispositivos terapéuticos como las gafas y otros productos oftalmológicos o los audífonos.
Menos gasto en dentista
En el caso del dentista, sólo hay tres países en los que la sanidad pública o los seguros obligatorios asumen más del 60 % del gasto (Croacia, Alemania y Francia) pero la media en la UE es una cobertura del 35 %, frente a un 2 % en el Estado.
Con los dispositivos terapéuticos, la relación es muy similar, un 37 % en el conjunto de los Veintisiete y un 3 % en España.
Menos gasto por ciudadano
El gasto medio por habitante en el Estado en 2022 (el último año para el que hay datos comparables) fue de 2.822 euros, lo que en términos absolutos significa un 20 % menos que la media de la UE y casi un 50 % menos que en Alemania, el país donde más dinero se dedica (5.317 euros).
En relación con el producto interior bruto (PIB), Alemania también era el que más gastaba, un 12,6 % seguida por Francia con el 11,9 %, frente al 10,4 % de media europea y al 9,7 % en España.
El gasto per cápita en el Estado crecía en términos reales a un ritmo menor que la media europea en los años inmediatamente anteriores a la covid (del 2,2 %, frente al 3,4 % entre 2015 y 2019) y así siguió siendo también en el periodo inmediatamente posterior (1,5 % frente al 3,6 % entre 2019 y 2022), una evolución en la que pesó mucho la recesión por la pandemia.
En 2023, después del bajón que se produjo por la covid, la esperanza de vida en la UE se recuperó por encima de los niveles prepandemia en buena parte de sus países miembros y alcanzó de media 81,5 años (78,9 para los hombres, 84,2 para las mujeres), señala la OCDE en su estudio publicado este lunes.
A pesar de todo, la esperanza de vida más alta
El Estado estaba en cabeza de la esperanza de vida, con 84 años gracias en particular a las mujeres, que tenían con diferencia la mayor esperanza (86,7) por delante de las francesas (85,9), italianas (85,8), maltesas (85,3), luxemburguesas (85,1) y suecas (85).
Los hombres del Estado con 81,2 años, sin embargo, tenían una esperanza de vida inferior a la de los malteses (81,8), italianos (81,7), luxemburgueses (81,7) y suecos (81,7).
Un problema que señalan los autores del estudio es que si bien los españoles tienen la mayor esperanza de vida de la UE, las personas mayores de 65 años señalan tener más problemas de salud o discapacidades que en otros países, y sobre todo las mujeres.
De hecho, alrededor del 60 % de la esperanza de vida de las mujeres españolas a partir de los 65 años, los viven con algún problema de salud o con discapacidad, frente al 56 % en la UE.
Una situación que consideran que podría prevenirse atacando los principales factores de riesgo a esas edades, como la inactividad física o los problemas de sobrepeso y obesidad.
Según la OCDE, sólo el 25 % de los mayores de 65 años en el Estado realizan suficiente actividad física. Es verdad que es algo más que el 22 % de media en la UE, pero también que está muy por debajo de los países nórdicos o de los Países Bajos.