Le veo emocionado con este homenaje.
—Me ha hecho una ilusión terrible, la verdad.
Y se ha acordado de un montón de amigos.
—Muchos; el premio no es mío, es de casi 50 personas. Es un premio compartido; sin ellos no valgo nada: Kepa, Marco, Luis Ángel, Iñaki, Aitor... El discurso lo hemos calculado muy bien mi mujer y yo, para no pasarnos de tiempo.
¿Qué supone este homenaje para usted?
—Me ha hecho la misma ilusión que cuando formamos la comparsa y la que sentí al estar en la primera Comisión de Fiestas, pero 44 años después. Esa ilusión no se pierde.
Dieron la vuelta a una Aste Nagusia que se vivía prácticamente solo de noche en el Casco Viejo.
—Reconducir todo eso hasta llegar a ser las mejores fiestas del mundo es mucho. Aste Nagusia era una discoteca nocturna y, como dijo una señora en un periódico, “la cutrez y la mugre”. Aquello nos dolió mucho y pensamos que había que darle una vuelta.
¿Y por qué con un concurso gastronómico?
—Por la propia cultura del país; aquí todo se hace en torno a una mesa, comiendo, cenando. Y porque para cuando llega el día del concurso, las cuadrillas llevan varios días con los preparativos, quedando, hablando...
Y tanto para expertos como para novatos porque, ¿quién no sabe preparar tortilla de patatas?
—Efectivamente. Cada plato que se presenta son 4, 8 o 12 personas. Con 100 platos ya son mil personas y alrededor irá su prima, su amiga, su cuñada... ¿Hay algo más bonito que ver a toda esas personas compartiendo una mañana?
¿Qué siente cuando les ve?
—Una satisfacción que no se puede imaginar. E incentivas la cantera porque, ¿qué fiesta se celebra aquí sin comer? ¡Ninguna!
¿Cómo sería Aste Nagusia sin concursos gastronómicos?
—Para mí, una tristeza; es el espejo donde se miran muchos barrios de Bilbao y muchos pueblos de Bizkaia. Están pasando a tener actividades para niños, a pasar de tener un día de concurso a 2, 3 ó 4...
Han hecho que cunda el ejemplo.
—¿Y sabe lo que se consigue con eso? Incentivar las mañanas, impulsar la economía, mover los bares, hacer que salga también la gente mayor y los padres con los niños... Y eso es muy grande.