Hace poco más de un año se publicó Lukiek #2, el segundo disco de los vizcaínos Lukiek. Josu Ximun –que se desdobla también en Belako–, Antton Goikoetxea y Christian Rodríguez están que no paran, regresando este jueves a la capital alavesa para despedirse de 2022. Lo van a hacer en la sala Jimmy Jazz, compartiendo cartel con Empty Files.
Último concierto del año. ¿Desmadre total o…?
–Que haya un poco de desmadre siempre suele estar bien (risas). Va a ser, eso sí, igual un poco distinto a los que estamos haciendo ahora, con un repertorio más variado y completo. Últimamente estamos haciendo unos sets un poco más cortos, pero al ser el de Gasteiz el último del año, queremos hacer algo más largo y generoso.
¿Luego la idea es volver al estudio o seguir dando conciertos con su segundo trabajo, que se publicó hace justo doce meses?
–Tenemos fechas para 2023 ya cerradas. Pero la intención de volver al estudio, está porque, de hecho, tenemos ya algunas cosas por ahí rondando. Cuando haya tiempo, la intención es darles forma a esas canciones y cuando tengamos un buen puñado de temas, volver a grabar. Somos románticos en el sentido de que nos gustan los LP, los discos como tal, no un EP. Y a por ello iremos.
Se termina un 2022 muy raro para la banda. Salió su segundo trabajo y casi no pudieron presentarlo al principio por la vuelta de las restricciones. Sin embargo, después les ha llevado, incluso, a hacer su primera gira internacional, esta vez por Alemania.
–Ha sido como darle un par de veces la vuelta a la tortilla, sí (risas). En enero y febrero hubo restricciones otra vez, pero la verdad es que después hemos podido darle un buen desarrollo en directo al disco. Bueno, y, como decías, llegó lo de Alemania, que fue algo muy bonito. Íbamos pensando que igual era algo como unas vacaciones, pero volvimos pensando que sí se puede tocar allí. Además, en Alemania tienen un sistema bastante parecido al nuestro de los gaztetxes. Hay mucha casa autogestionada y hay un circuito de espacios alternativos muy interesante. Nos dieron la oportunidad a nosotros sin casi conocernos, además cantando en euskera. Y nos encontramos a mucha gente y muy atenta a lo que estábamos proponiendo. El público allí hizo que nos volviésemos con mucha ilusión. Fue toda una sorpresa lo que vivimos en esos conciertos.
Ahora que se está viendo tanto proyecto de trap en euskera y va Lukiek y le da por el rock alternativo... ¿Bichos raros?
–Cuando empezamos, pensábamos que estábamos haciendo un rollo que iba a gustar a gente de más de 30 años, personas que vivieron los años 90. Más que nada por el tipo de música que hacemos. Pero desde el principio, vimos que nos equivocábamos. De hecho, la mayoría de nuestro público es muy joven. Igual también porque vamos a tocar a sitios como gaztetxes, donde, por lo general, las entradas no suelen ser muy caras. Me gusta que el género musical no determine la edad del público. La gente no solo escucha una cosa y ya está. Y no me entiendas mal, me parece genial que quien quiera escuche trap o lo que sea. Pero la cuestión es que no solo sea una cosa, un único género, sino que podamos escuchar y disfrutar con un poco de todo.
Salió el primer disco en 2019 y luego apareció la pandemia. Se publicó el segundo y las restricciones estaban presentes. ¿Ha habido tentativa de decir: hasta aquí?
–En realidad, hemos tenido bastante suerte con la pandemia. Antes de que saliera el primer disco, llevábamos unos años tocando juntos, colgando vídeos y eso. Cuando se publicó el primer álbum hicimos como una gira de 25 conciertos. Fue justo terminar esas actuaciones, porque yo tenía que empezar un tour con Belako, y apareció la pandemia. Ese sí fue un momento muy duro para Belako. Pero a Lukiek incluso no le vino tan mal porque nos dio tiempo a preparar bien el segundo disco. Vale, nos ha tocado vivir esto, dando además a veces conciertos un poco raros con la gente sentada y demás, pero bueno, al trío no nos ha pillado tan mal. Así que nunca hemos tenido esa sensación de querer tirar la toalla, siempre ha aparecido un objetivo nuevo, algo que nos ha llevado hacia delante.
Ahora que mencionaba a Belako, que es, por así decirlo, el proyecto grande, ¿a veces es un poco esquizofrénico poder llegar a combinar ese camino con el de Lukiek?
–¡Es una locura a veces! (risas). Ahora mismo con Belako estamos concentrados en sacar un nuevo disco, pero al mismo tiempo todos los fines de semana tenemos conciertos con Lukiek. Y a veces te paras y dices: ¿pero qué canción estoy tocando? (risas). Pero de momento lo compagino bien. Y me gusta. Con Lukiek tengo que cantar, coger la guitarra y hacer de frontman. Pero con Belako estoy solo a la guitarra, en otro plano. De hecho, la toco diferente y hago otras cosas. Me gusta tener los dos proyectos. Es más, si pudiera, tendría un tercero. Es verdad que Belako siempre ha sido como la banda grande, pero desde que sacamos el primer disco, también ha habido mucha demanda de Lukiek por parte de la gente. Cuando empezamos, los tres teníamos cada uno nuestros proyectos. Lukiek era como: bueno, cuando tengamos tiempo... Pero el camino se ha hecho más serio de lo que pensábamos porque la gente lo ha querido así.