El Gernika está de dulce. El pasado domingo no solo se recuperó de la derrota que sufrió en Brea en la jornada anterior, sino que reaccionó con una rotunda victoria sobre el Arnedo, colista del grupo II de Segunda RFEF, en lo que fue una nueva exhibición del conjunto foral, que se aúpa hasta la segunda plaza, distante a ocho puntos del Sestao River, el líder. El colectivo de Aitor Larrazabal se siente cada vez más cómodo en su guarida de Urbieta, hasta el punto de que ya son cinco las victorias consecutivas que encadenan ante su parroquia, citas en las que han mostrado una pegada llamativa que le convierte ya en el segundo equipo más goleador del grupo con 29 dianas, solo superado por el Tarazona, con 35. El 4-0 que el Gernika infligió al Arnedo no hace más que reiterar el impacto ofensivo del que presume, hasta el punto de que el mismo Víctor Villacañas, su fichaje invernal, se estrenó el domingo al cerrar la goleada y sumarse a la fiesta que abrieron Ibai Sanz, que acumula cuatro goles; y Gorka Marcos, con un doblete que eleva su cuenta a seis, uno menos que los tantos que atesora Giovanni, el pichichi del equipo.
Lo cierto es que Larrazabal, al que le gusta rebajar la euforia, ha dado con la tecla idónea para lanzar a un equipo que hace solo diez jornadas atrás ocupaba la penúltima posición, pero el fútbol es así de imprevisible y de justo a la vez. No en vano, la confianza y la paciencia que ha tenido la Junta Directiva presidida por Koldo Zabala con el cuadro técnico cuando peor pintaba la cosa forma parte del cóctel que ha hecho factible la reconversión del Gernika.