La ex alta funcionaria Sue Gray, encargada de investigar en su día las fiestas en Downing Street durante la pandemia (el 'Partygate') infringió las reglas del funcionariado al no haber declarado que mantuvo "contacto" con el Partido Laborista por un puesto de trabajo, según una investigación interna del Gobierno.
Gray está a punto de asumir como jefa de gabinete del líder laborista, Keir Starmer, el próximo septiembre tras haber recibido el visto bueno del organismo regulador que evalúa los nombramientos de empleados públicos (Acoba).
Pese a la autorización del Acoba, otra investigación paralela llevaba a cabo por la Oficina del Gabinete del Gobierno británico, cuyos hallazgos se difundieron hoy, halló que Gray rompió el código de conducta del servicio civil debido a los contactos que mantuvo con los laboristas antes de su dimisión el pasado marzo.
En una declaración ministerial, el secretario de Estado de la Oficina del Gabinete, Jeremy Quinn, indicó hoy que el proceso que indagaba en las circunstancias que llevaron a la dimisión de Gray ha concluido y hallado que se violaron las normas "como resultado de un contacto no declarado entre Gray y el líder de la oposición".
Agregó que "las reglas y la guía que gobiernan la conducta de los funcionarios son claras y transparentes. Es profundamente desafortunado que los eventos hayan sucedido de esta manera".
Acoba recomendó el pasado viernes un periodo de seis meses desde su dimisión para Gray antes de adoptar su nuevo puesto, lo que le permitirá comenzar en un periodo de dos meses.
El organismo regulador no ha encontrado "evidencias" que impliquen que su proceso de toma de decisiones o imparcialidad se hubieran visto "obstaculizados" mientras servía en departamentos gubernamentales.
Un portavoz del Partido Laborista tildó esa declaración de "una maniobra política" de los "tories" e insistió en que "se ha cumplido con todas las reglas".