Cuelga el teléfono para coordinarse con un compañero. “Ha trabajado en un turno de noche, ha dormido unas pocas horas y a la calle”. Así funciona la rutina de Protección Civil de Balmaseda, que a partir de junio conmemorará sus tres décadas de actividad. Compuesta por doce voluntarios y voluntarias, “cuatro mujeres y ocho hombres con edades que abarcan de 22 a los 60 años”, según detalla el jefe del servicio, Enrique Pastor, la dotación se ha enfrentado a muchas incidencias, pero sin duda recordarán el incendio del 23 de octubre. Días sin dormir, despliegue en multitud de frentes y preocupación por los vecinos que les han valido una condecoración del gobierno central, la segunda tras la que les concedió en diciembre la Asociación Nacional de Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil.
“Diez personas” integraban los efectivos que vigilaban el concurso de putxeras cuando viento y humo dieron al traste con la celebración. Acudieron “inmediatamente Protección Civil de Alonsotegi, Amurrio y Mungia, parques de bomberos de todo Bizkaia, Basalan, Ertzaintza, Policía Municipal, Cruz Roja, la DYA al día siguiente, personal de ambulancias de Osakidetza para hacer traslados a pacientes impedidos por si había que evacuar...”, rememora.
“Nunca” habían luchado contra un incendio de esas dimensiones, que “podría haber prendido en el centro”. En esos momentos “no se puede mantener la cabeza fría, nos tocó hacer de todo: desde evacuar viviendas, extinguir focos, cortar carreteras, transportar a personas a realojarlas en hoteles o casas de familiares...”. Gracias a la “excepcional” coordinación “al día siguiente por la noche pudimos darlo más o menos por extinguido”. A partir de ahí, en las jornadas posteriores “realizamos una valoración para analizar si habíamos fallado en algo con el objetivo de mejorar la próxima vez”.
Esperan que no haya ocasión de aplicar los conocimientos adquiridos en una emergencia que marcará un antes y un después en su trayectoria. En 1993 “detectamos la necesidad de ayudar en el municipio porque había bastantes eventos deportivos, culturales y fiestas”. Luego se incorporaron más, como “el Mercado Medieval o la recreación de la quema por las tropas francesas en 1808”. Al principio, “sin WhatsApp ni nada” mantenían a dos o tres personas de guardia para comunicarse, después surgieron “los buscas”. Con los móviles, “la puesta en marcha es más efectiva y rápida”, algo vital en sucesos con heridos. Lo peor que han vivido: “accidentes con víctimas mortales”.