El Gobierno central anunció a finales de octubre la retirada de la Medalla al Mérito en el Trabajo al empresario navarro Félix Huarte, así como al dictador Francisco Franco y a otros destacados cargos del régimen franquista. Esta decisión, detalló la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se tomó en virtud de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática. Concretamente, se ha retirado dicho reconocimiento (además de a los ya citados Félix Huarte Goñi y Francisco Franco Bahamonde), a José Luis Arrese y Magra, José Antonio Girón de Velasco, Cardenal Enrique Pla y Deniel, Juan Yagüe Blanco, José Solís Ruiz, José María Fernández de Ladreda y Menéndez Valdés, Jesús Romero Gorría y José León de Carranza y Gómez Pablos. Todos ellos "ejercieron como altos cargos del régimen dictatorial y que fueron, por tanto, copartícipes de la vulneración de los Derechos Humanos" a lo largo de ese periodo tal y como recoge la legalidad vigente en España y también recomienda Naciones Unidas como una de las Garantías de No Repetición.
“No estamos volviendo al pasado en ningún caso, estamos mirando al futuro. Estamos asumiendo un mandato ético, y ahora legal, ineludible, que niega la amnesia y otorga la justa y debida reparación. Porque sobre el dolor, la muerte y la indefensión de miles y miles de personas es imposible construir un futuro en firme”, fundamentó la vicepresidenta segunda la decisión de la puesta en marcha de este expediente.
Fundamento del expediente de retirada
El artículo 42 de la Ley de Memoria Democrática mandata que “las condecoraciones y recompensas concedidas con anterioridad a la entrada en vigor de esta ley, podrán revisarse cuando quede acreditado que el beneficiario, antes o después de la concesión, con motivo de haber formado parte del aparato de represión de la dictadura franquista, hubiera realizado actos u observado conductas manifiestamente incompatibles con los valores democráticos y los principios rectores de protección de los derechos humanos, así como con los requisitos para su concesión”.
Refiriéndose a este precepto, Yolanda Díaz ha explicado que “es un proceso que iniciamos ahora, con arreglo a la Ley, y que convertirá esta distinción en un título que premie, realmente, el mérito en el trabajo, la igualdad, los derechos y todo aquello que nos dignifica y nos hace mejores”.
Además de reparar la memoria democrática se afianza el valor de la distinción para las personas a las que se les ha otorgado gracias, estrictamente, a los méritos por su trabajo.
“No podemos permitirnos equiparar a personas que han luchado por la defensa de la democracia, o por la defensa de las personas trabajadoras, artistas de reconocido prestigio, destacados hombres y mujeres de nuestra sociedad, con personajes cuyas manos están manchadas de sangre”, Ha subrayado Yolanda Díaz.
La figura de Félix Huarte
Félix Huarte, delineante primero y constructor después, prosperó en los años 20 y 30 y que se hizo definitivamente rico después, ya en la postguerra y el franquismo. En 1929 había desembarcado en Madrid, donde construyó la Escuela General de Sanidad y, posteriormente,la facultad de Filosofía y Letras, levantada en apenas cinco meses, terminada en 1932 y que le proporcionó la fama para apuntalar su crecimiento definitivo.
Semejante acumulación de capital dio lugar a las primeras fábricas del cinturón de Pamplona, a la influencia política, al mecenazgo artístico y cultural que dinamizó Pamplona a comienzos de los años 70. El grupo llegó a facturar más de 50.000 millones de pesetas (unos 300 millones de euros en la actualidad). Y asentó la riqueza y la buena posición de generaciones enteras.
Porque pronto se vio que la actividad empresarial pura iba a tener muchas dificultades para sobrevivir a su fundador. Y que Navarra, donde ETA había secuestrado en 1973 a Felipe Huarte, el cuarto hijo del constructor, no retendría a un grupo empresarial más frágil de lo que parecía. Para entonces, el eje de la actividad constructora y dos de los cuatro hermanos se habían desplazado ya a Madrid, más segura y con los contactos institucionales mucho más cercanos.
Las industrias se asociaron con capital extranjero, más desarrollado tecnológicamente, que pronto se hizo mayoritario, y a mediados de los 80 la empresa constructora terminó por ser vendida. Huarte y Compañía pervive hoy escondida en la H de OHL, el grupo global de infraestructuras fundado por Juan Miguel Villar Mir, donde terminó por integrarse tras suspender pagos, ya con otros propietarios, a mediados de los años 90.
Para entonces, hacía ya más de un cuarto de siglo que en 1971 había fallecido Félix Huarte y, aunque nada era lo que un día fue, el dinero generado ahí seguía. La jugosa herencia que el fundador dejó a sus cuatro hijos permite a los nietos y bisnietos vivir hoy desahogadamente, gracias sobre todo a los dividendos y a la rentabilidad de negocios repartidos por diferentes países.
El rechazo de la Cámara de Comercio de Navarra
La Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Navarra ha manifestado "su rechazo y oposición" a la decisión del Gobierno central de retirar la Medalla al Mérito en el Trabajo a Huarte. La entidad ha querido subrayar "la importancia de la figura de Félix Huarte como empresario y político" y destacar "su trayectoria ejemplar; siempre en beneficio de Navarra y de todos los navarros".
"Fue un empresario excepcional, motor de la transformación industrial de Navarra y un hombre adelantado a su tiempo. En 1971, las 70 empresas del Grupo Huarte daban empleo a más de 17.500 personas, la mayor parte en Navarra. Además, desde su puesto de máximo representante de la Diputación foral fue capaz de dar un decisivo impulso de modernización, siendo el creador, motor y ejecutor, en parte, del Plan de Promoción Industrial de 1964 que, durante sus 17 años de vigencia, creo o amplió más de 440 empresas y generó 37.500 puestos de trabajo", añade la nota.
La Cámara de Comercio otorgó a Huarte, a título póstumo, el Premio a la Trayectoria Empresarial en 2001.
En el comunicado concluye que "no se merece la retira de esta condecoración".