El Gobierno de Navarra, obligado a elaborar el Plan de Mejora de calidad del aire

La diferencia del verano de 2022 con el resto parece evidente y señala, a tenor de lo que dicen los expertos, lo que será el camino que viene marcando el cambio climático y que solo los más negacionistas parecen querer obviar. Esta situación lleva aparejada un gran número de fallecimientos, pero también otras consecuencias como la escasez de precipitaciones, la afección a los cultivos y la contaminación atmosférica en buena medida producida por el ozono troposférico, que se dispara con las altas temperaturas.

Con respecto a las afecciones directas, el Gobierno asoció a la ola de calor del mes de julio 30 fallecimientos, a los que habría que sumar en la primera ola de calor –a mitad de junio– los 59 casos que se registraron de patologías asociadas a las altas temperaturas, al menos 12 ingresos –4 en UCI– y 4 fallecimientos, números que estuvieron cerca de doblar la media anual de 34 casos y que sí se multiplican en el caso de fallecimientos, ya que el año pasado solo se registraron 2 por esta causa.

En lo que se refiere a la contaminación el más importantes de los contaminantes que se incrementa como consecuencia de las altas temperaturas es el ozono troposférico O3). Como explica Miguel Ángel Ceballos, de Ecologistas en Acción, “el ozono troposférico es un gas tóxico para las personas. La inhalación de aire contaminado por este gas provoca la afectación de los ojos y vías respiratorias superiores pero también, que menos evidente pero más grave, una reducción de la capacidad pulmonar en las personas expuestas a este contaminante que se produce en personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas o cardiovasculares, aumentando las hospitalizaciones y muertes”.

De hecho los datos hablan de que entre 1.500 ó 1.800 personas fallecen cada año como efecto de este contaminante “uno de los que tiene mayor impacto junto con las partículas y el dióxido de nitrógeno”, explica Ceballos, que añade que “es bastante desconocido porque es particular en su comportamiento”.

El ozono troposférico no se emite directamente, sino que se forma mediante una reacción química de los contaminantes emitidos por el tráfico y la industria en presencia de una fuerte radiación solar, por lo que alcanza mayores niveles en primavera y verano. “Esa complejidad hace más difícil poder transmitir su peligrosidad a la población”. En este aspecto, toda la zona Sur de Navarra, y en especial la Ribera es la parte de Navarra más expuesta a este contaminante, que no afecta solo a las personas sino también a los cultivos.

Pese a todo, se ha producido un avance en lo que respecta a las condiciones, ya que los medidores de niveles de la calidad del aire de Navarra (de los que los tres de la Ribera son propiedad de las eléctricas de las térmicas) no registran superaciones como lo hacían hace 10 ó 15 años cuando con temperaturas menos extremas las superaciones del ozono troposférico eran casi diarias en verano.

CALIDAD DEL AIRE

Según la página web de la calidad del aire del Gobierno de Navarra los medidores han registrado en estos tres meses 9 superaciones en Alsasua, 17 en Funes, 3 en Leitza, 14 en Tudela y 5 en Tudela II. En los casos de Funes y Tudela entre el 10 de julio y el 19 de julio (la primera ola de calor) se dieron de forma consecutiva, todos los días. La OMS señala que para salvaguardar el umbral de la salud humana no se pueden rebasar 25 superaciones de 120 microgramos por metro cúbico de media octohoraria. Lo llamativo es que con temperatura más alta que en años anteriores, la misma actividad industrial y el mismo tráfico que en años anteriores las superaciones parecen haberse reducido, ya que en 2019 se registraron 30, y en la década pasada se superaban los 40.

Ceballos parece tenerlo claro, “las empresas y los vehículos, a pesar de todo el fraude con los diesel, han avanzado y los vehículos que se fabrican en los últimos años emiten menos precursores de ozono que los que se fabricaban hace 15 años. Tanto la industria como el transporte han reducido sus emisiones de precursores, lo que viene a demostrar es que las reducciones de emisiones son eficaces, porque si en un verano tan caluroso los niveles de ozono están lejos de los máximos históricos, quiere decir las emisiones de las actividades humanas influyen en las concentraciones de contaminación, contradiciendo lo que el gobierno dice en los últimos años que señalaban que era algo muy aleatorio y que la mayor arte del problema procedía de comunidades vecinas. Esa constatación marca la senda a seguir por el Plan de Mejora de la calidad del aire que esta elaborando el Gobierno de Navarra que debe incluir medidas más ambiciosas para reducir las emisiones de contaminantes, tanto en industria como en transporte para mantener esa tendencia de reducción”.

El Gobierno de Navarra, que en 2014 eliminó la estación de Arguedas, no elabora informes sobre el estado del ozono troposférico en Navarra desde 2016 y según señala Ceballos “debería haber cumplido los límites de ozono desde el año 2010 y lleva más de una década arrastrando el incumplimiento hasta que el ha obligado el TSJN”.

Ese plan se está elaborando gracias a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra contra el Ejecutivo en una demanda de Ecologistas en Acción que exigía al Ejecutivo su realización que debe estar terminada antes de que finalice este año 2022. Desde este colectivo lo tiene claro, la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. “También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diesel, reducir el uso del avión y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas”.

En 2021 el ozono fue el contaminante que presentó un año más una mayor extensión y afección a la población. Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire siguieron afectando a toda la población salvo la de la Montaña. Todas las estaciones de la ciudad de Pamplona excedieron las nuevas recomendaciones de la OMS para el NO2.