La negociación de los Presupuestos sigue viva, con EH Bildu como único interlocutor del Gobierno vasco tras los desmarques de Sumar y del PP. Sigue viva, pero rodeada de incógnitas. De momento, el consejero Noël d’Anjou ha mantenido cinco reuniones con EH Bildu, a la espera de que se celebre un nuevo encuentro; y la fecha límite con la que se trabaja, la barrera psicológica, es el martes de la semana que viene, el 10 de diciembre, el día en que se votarán las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. Aunque EH Bildu no ha presentado una, y aunque PNV y PSE tienen la mayoría absoluta necesaria para tumbar las enmiendas a la totalidad que han registrado los otros grupos, esta parece ser la fecha de referencia para alcanzar o no un acuerdo e ir cerrando la carpeta. Y a esta recta final se llega con dos exigencias de EH Bildu: el salario mínimo vasco y la vivienda. Son dos materias que afectan a dos departamentos gestionados por el PSE en el Gobierno vasco. En el caso de la vivienda, EH Bildu ya ha dejado ver que el acuerdo está muy lejos. En el caso del sueldo mínimo, a pesar de las expectativas que había alimentado la coalición abertzale al asegurar que hay un acercamiento, en realidad sus peticiones se sitúan fuera del marco fijado por la propia vicelehendakaritza segunda de Mikel Torres. EH Bildu pretende, además, que un hipotético acuerdo afecte también a las empresas sin convenio. Parece que las cosas se tuercen.
El salario mínimo no es una competencia vasca en sentido estricto. Solo el Gobierno español puede fijar por ley el sueldo mínimo que deben cobrar las personas a cambio de su trabajo, y solo esa cifra es de obligado cumplimiento. En el Congreso de los Diputados, EH Bildu es un grupo necesario para que Pedro Sánchez apruebe los Presupuestos, pero no es imprescindible en el Parlamento Vasco, donde PNV y PSE tienen mayoría absoluta.
En cuanto a las cifras, en la actualidad, el sueldo mínimo se sitúa en los 1.134 euros mensuales brutos en 14 pagas. A nivel vasco, ELA y LAB quieren que se sitúe en los 1.800 o 1.600 euros, respectivamente. El vicelehendakari segundo y consejero de Trabajo, el socialista Mikel Torres, sí dejó caer en Onda Vasca la semana pasada que, en términos generales, el Gobierno vasco ha realizado una oferta presupuestaria a EH Bildu y podrían estar muy cerca y, de manera más específica cuando se le preguntó por el salario mínimo, volvió a defender que el Gobierno vasco no puede legislar, pero sí impulsarlo.
En concreto, explicó que, en el primer semestre de 2025, se va a realizar un estudio sobre la cifra a la que podría ascender el salario mínimo en la comunidad autónoma, un salario que no quiso calificar como interprofesional, sino “de convenio”. ¿Qué quiere decir? Esto implica que Torres haría llegar esa información a los agentes sociales en la mesa de diálogo social para que sean la patronal y los sindicatos quienes tomen una decisión, porque la competencia es de esos agentes.
Para EH Bildu, este planteamiento dejaría un cabo suelto: los sectores en los que no hay convenio. La parlamentaria Nerea Kortajarena aseguró este lunes en Naiz Irratia que, incluso sin tener la competencia, se puede acordar un “mecanismo” para que el salario mínimo que se acuerde se aplique como si tuviera fuerza legal, y EH Bildu tiene “en mente” implantarlo también en los sectores sin convenio. ¿Quería decir que la propuesta era solo de EH Bildu, o bien que se trabaja ya con el Gobierno vasco? Fuentes del departamento de Torres consultadas por este periódico aclararon que, en principio, esa es una propuesta de Bildu, no del Gobierno. “El Gobierno habla de salario mínimo de convenio y, si hay trabajadores sin convenios, lo primero que se debe hacer es impulsar que tengan convenio. Nosotros solo impulsamos y juntamos a los agentes sociales, no imponemos nada, ni tenemos capacidad de legislar en este tema, ni para los que tienen convenio, ni para los que no”, aclaran. El Ejecutivo ha dejado muy claro hasta dónde cree que puede llegar desde el punto de vista legal, lo ha dejado todo en manos del diálogo social y no puede imponer una conclusión a las partes.
Estas palabras despejan la confusión que podía haber creado Bildu hablando de un “acercamiento”, en contraposición al área de vivienda, donde Kortajarena aseguró que están “muy lejos”.
Fuentes parlamentarias de EH Bildu no habían aclarado si la propuesta era solo suya y apelaron a la discreción. En la pregunta inmediatamente posterior en la entrevista en radiofónica, cuando se le preguntó por una cifra concreta para ese sueldo, Kortajarena volvió a pronunciarse de manera críptica cuando aseguró que “se han puesto distintas cifras, y seguramente tendremos ocasión de discutirlo pero, por el momento, estamos con la articulación de ese mecanismo”.
Un ámbito extrapresupuestario
Se da la circunstancia de que el ámbito donde, según EH Bildu, hay un acercamiento, es un ámbito extrapresupuestario. Es decir, no conllevaría habilitar ninguna partida económica porque el aumento salarial corresponde a las empresas. Por otro lado, PNV y PSE tienen mayoría absoluta, lo que, en principio, limita las posibles cesiones a la oposición. De todos modos, d’Anjou ha dado su visto bueno a 34 enmiendas parciales que responden a las demandas de los grupos, con la idea de que el proyecto sea lo más compartido posible.
Kortajarena puso el foco en la distancia que separaría a su grupo y al Gobierno vasco en materia de vivienda. Según dijo, el Ejecutivo quiere seguir haciendo lo mismo que ha venido haciendo hasta ahora. Bildu ha recalculado en 95 millones sus exigencias sobre vivienda para comprar las casas de protección oficial que van a salir a la venta, y para adquirir viviendas deterioradas de los ayuntamientos. Al margen de las partidas económicas, reclamó compromisos políticos para limitar los precios del alquiler, para poner coto a los pisos turísticos, o para la movilización de viviendas vacías.
Geometría variable
La negociación entra en su fase final en un clima de dudas por la rivalidad histórica entre el PNV y la izquierda abertzale y los escasos precedentes de acuerdo presupuestario con el Gobierno: solo ha habido un acuerdo de esa naturaleza desde la creación de Bildu (para las Cuentas de 2022), y antes, solo Euskal Herritarrok aprobó los Presupuestos del lehendakari Ibarretxe para el año 2000. ¿Llega EH Bildu arrastrada a esta negociación tras el acuerdo del PP con la Diputación de Gipuzkoa para los Presupuestos del año que viene? EH Bildu lo ha negado. La coalición abertzale venía de enmendar a la totalidad las Cuentas en Gipuzkoa y Donostia, pero finalmente no ha hecho lo mismo en el Parlamento Vasco.
Mientras tanto, se dibuja ya un escenario de geometría variable. Por ejemplo, en Errenteria, donde son EH Bildu y Elkarrekin Podemos los que gobiernan y tienen una mayoría absoluta suficiente para sacar adelante sus proyectos, los Presupuestos para el año que viene se han acordado con el PNV. Además, los jeltzales han respaldado las Cuentas de EH Bildu en Agurain, un municipio donde solo tienen representación política estos dos partidos. En Getxo, PNV y PSE las han pactado con el PP, pero los populares han quedado fuera de la negociación a nivel autonómico.