donostia – "Existe una preocupación importante por lo que está ocurriendo, porque se puede ralentizar la recuperación económica, porque las sanciones impuestas realmente están impactando en nuestra economía; pero tal como decía esta mañana el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, estas sanciones tienen implicaciones negativas, las van a tener a futuro también, pero merece la pena pagar este precio para defender la democracia y la paz". De este modo, comenzaba ayer la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, su comparecencia tras la reunión mantenida con representantes de los clústeres vascos para analizar el impacto en el tejido empresarial de la guerra en Ucrania.
El Ejecutivo vasco, fundamentalmente a través de la Agencia Vasca de Internacionalización –Basque Trade & Investment, del Grupo Spri– está haciendo un seguimiento constante de las empresas con intereses en la zona, tanto en Rusia y Ucrania, como en otros mercados afectados también por la incertidumbre –caso de Chequia, Polonia o los países bálticos–. Así, Basque Trade ha abierto a través de su web un servicio de atención para consultas y apoyo.
La consejera dejó la puerta abierta a "tratar de dar respuesta a esas empresas que vean la ruptura de un contrato o un problema con algunos avales, si podemos financieramente soportarlos durante el tiempo que duren estas sanciones para que puedan resistir la situación e ir creciendo en otros lugares". Un apoyo que se estudiará, añadió Tapia, "caso a caso, de una manera similar a lo que ocurrió con el covid".
En este sentido, la consejera subrayó que la propia Unión Europea ya ha planteado la posibilidad de mantener en suspenso –como se decidió a consecuencia de la pandemia– las normas fiscales que limitan el déficit y el endeudamiento, "para no ahogar las economías en una situación tan difícil", igual que medidas relativas al excepcional alza de los precios de la energía. Ayer mismo, la comisaría europea de Energía, Kadri Simson, aseguró que "a corto plazo, la Comisión está dispuesta a proponer medidas extraordinarias en caso de que haya un incremento de precios que amenace nuestra resiliencia económica y social".
Precisamente la de la energía es una de las principales preocupaciones trasladadas ayer por los representantes de los clústeres vascos. Hay que tener en cuenta datos como que el precio de la electricidad en el mercado mayorista se disparó ayer en el Estado más de un 34% hasta los 341,52 euros el MW/h, tercer precio más alto de la historia, y que el precio del gas en Europa se ha incrementado ya más de un 50% en la última semana como consecuencia de la invasión rusa, que ha llevado también al barril de crudo a los 116 dólares, máximo en nueve años.
Otra de las grandes preocupaciones de las empresas vascas, que la guerra ha empeorado, es el nuevo incremento de los precios de materias primas y la escasez de algunas de ellas, como puede ser aluminio, paladio, acero, titanio y zircón, "materias que son necesarias para seguir produciendo, que se van a encarecer terriblemente y que van a llevar todo ello a una inflación creciente", dijo Tapia.
Inquieta también el aumento de precio de cereales como trigo, maíz y cebada "que se incorporan directamente en los procesos de transformación y también sirven de piensos". Tampoco hay que olvidar los desajustes en las cadenas de suministros y los problemas logísticos, así como la previsión de que el acceso a la financiación sea más caro.
Como "preocupaciones adicionales", Tapia explicó que los clústeres trasladaron la "incertidumbre" sobre si se van a poder cumplir contratos y pedidos que ya estaban en marcha, o también sobre cómo poder pagar contratos finalizados o cómo abordar la ruptura de contratos directamente afectados por las sanciones.