El futuro de Talgo presenta visos de entrar en una senda de claridad y estabilidad después de que en la tarde del martes el grupo siderúrgico Sidenor, liderado por el empresario José Antonio Jainaga, confirmase su interés por adquirir, de forma total o parcial, la propiedad del fabricante ferroviario. Ayer, los gobiernos vasco y español celebraron la noticia y mostraron su “disposición a “acompañar y ayudar” a Sidenor en este proceso, siempre con el compromiso de consolidar el arraigo y el empleo en la compañía, que dispone de una de sus dos factorías en la localidad alavesa de Rivabellosa con cerca de 700 empleados.
La situación de Talgo había entrado en un compás de espera después de que el pasado mes de agosto, el Gobierno central rechazara la OPA presentada por el consorcio húngaro Ganz-MaVag, alegando riesgos “insalvables” en materia de protección de los intereses estratégicos y la seguridad del Estado. Las sospechas sobre la presencia de inversores rusos vinculados al régimen de Vladimir Putin detrás del grupo húngaro se añadían al hecho de que el presidente de este país, el ultraderechista Viktor Orbán, es el gran aliado en Europa del mandatario ruso. La UE quiere garantizar que empresas ligadas a materias sensibles como la energía, el transporte, las telecomunicaciones o el armamento no caigan en manos rusas. Ganz MaVag, cuya cara visible es el empresario Andras Tombor -persona de confianza de Orbán-, anunció su decisión de recurrir el veto al Tribunal Supremo. Mientras tanto, los esfuerzos desde el Ministerio de Transportes se centraban en comprobar si la opción de la checha Skoda -no asociada al fabricante de vehículos del mismo nombre- era idónea para Talgo, pero aquí el dilema consiste en que esta propuesta se basa más en una integración de las capacidades industriales de ambas firmas, mientras que el deseo del principal accionista del fabricante ferroviario, el consorcio Pegasus -formado por el fondo de inversión estadounidense Trilantic y las familias Abelló y Oriol-, es traspasar su cartera de títulos.
En este contexto surge el interés de Sidenor por entrar en Talgo, una operación que consistiría en la adquisición “total o parcial” del capital social de la compañía. Sidenor, surgida en 1990 tras el fuerte impacto laboral que supuso la reconversión industrial de la década previa, cuenta en Basauri (Bizkaia) con su sede central y es líder en el mercado europeo de producción de aceros largos especiales. Dispone de fábricas en Azkoitia, Gasteiz, Reinosa y Barcelona, además de delegaciones comerciales en países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
La semana pasada, el lehendakari Imanol Pradales, ya expresó la disposición del Gobierno vasco a “facilitar y acompañar” a Talgo en la búsqueda de un socio industrial que contribuyese a consolidar el empleo que la firma tiene en Euskadi. Ayer, tras conocerse el interés de Sidenor, el consejero de Industria, Mikel Jauregi, destacó que Lakua valora “positivamente” el interés de Jainaga, “un empresario vasco de acreditada trayectoria industrial”. En declaraciones oficiales, Jauregi se mostró prudente porque el proceso se halla en una “fase muy inicial”, pero remarcó que el Gobierno está dispuesto a “favorecer” y “apoyar” la operación, aunque con condiciones: “es imprescindible que haya un proyecto industrial sólido y de futuro, que posibilite el arraigo de la empresa Talgo y del empleo industrial en Euskadi. “La prioridad en estos momentos es trabajar con calma y discreción”, añadió el consejero de Economía. El respaldo institucional se articularía a través del fondo Finkatuz, que ya posee participación en empresas de diferentes sectores, como ITP, Kaiku y CAF, donde la inversión conjunta en estas tres firmas alcanzó a finales del año 2022 los 104 millones.
Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, saludó también el interés de Sidenor, de la que destacó su carácter “solvente”. Cuerpo reiteró que el Gobierno está dispuesto a “acompañar y ayudar” a la obtención de una solución viable. “Entendemos que es un proceso que debe liderar la empresa, junto con sus accionistas, pero estamos dispuestos a acompañar y a ayudar en ese tránsito, en esa obtención de una solución viable a largo plazo y de estabilidad en su accionariado”, añadió.
También se pronunció el sindicato Comisiones Obreras, que reclamó que cualquier operación “debe llevar asociado un plan industrial que garantice la fabricación y pedidos actuales”, con perspectivas de futuro “más allá de 2029”, además de un “plan de inversiones y de garantías de crecimiento del empleo”. En este sentido, la central sindical apremió en un comunicado a las distintas partes implicadas en el proceso a “buscar las soluciones de la manera más rápida posible y eficaz, sin perder de vista estas reivindicaciones que trasladaremos a Talgo, a quien finalmente adquiera la empresa y a las instituciones autonómicas y del Estado”. Por último, Antonio Garamendi, presidente de la patronal CEOE, aseguró ayer en Bilbao que Talgo es una empresa “vital” para Euskadi y que el interés de Jainaga, “un industrial de reconocido prestigio”, es una “buena noticia”.