El oro negro reluce estos días por la irrupción de la compañía de telecomunicaciones saudí en Telefónica, pero los petrodólares del Golfo Pérsico brillan desde hace años en varias empresas estratégicas del Estado. El caso más cercano es Iberdrola, cuyo máximo accionista es el fondo soberano catarí, que controla el 8,7% de la compañía vasca. Esa inversión pone de relieve el objetivo que persiguen Arabia Saudí, Catar y Emiratos Arabes Unidos en sus compras en Occidente: diversificar sus negocios y reducir su dependencia del petróleo.
Con ese criterio, el dinero árabe ha comprado los últimos años participaciones en grandes compañías del Estado por valor de 14.644 millones de euros, que, por buscar una referencia, supera en cerca de 2.000 millones el gasto consignado por el Gobierno vasco en los Presupuestos de este año y casi triplica el de Nafarroa. Son inversiones que generan dividendos y engordan las cuentas de los jeques y monarcas. Además favorecen el supuesto blanqueo de los regímenes dictatoriales que dirigen los países y la falta de derechos.
¿En qué empresas circulan esos casi 15.000 milones de euros? La mayor parte proviene de Qatar Investement Authority (QIA), que controla 9.200 millones en el Ibex. La joya de la corona es Iberdrola. El fondo catarí entró en la eléctrica vasca en 2011 y en estos momentos tiene una participación valorada en algo más de 6.100 millones. Por volumen, el siguiente valor destacado es IAG, la casa matriz de Iberia y British Arways, con un 25% de las acciones y un valor bursátil de 2.539 millones de euros.
También está en el accionariado de la inmobiliaria Colonial, que se ha marcado el reto de ser el líder europeo de alquiler de oficinas. Con una participación del 19%, QIA ronda los 570 millones. El fondo soberano catarí, cuyo presidente es el jeque Hamad bin Jassem bin Jabr Al Thani, tiene activos en todo el mundo valorados en unos 54.000 millones de euros.
Primafin, con sede en Luxemburgo pero controlado también por el jeque Al Thani, tiene una participación de 387 millones en El Corte Inglés. La cadena de grandes almacenes recompró a mediados del año pasado la mitad de las acciones que poseía el fondo tras su entrada en 2011 en la compañía. Otro miembro de la familia real catarí, Khalid Thani Abdullah Al-Thani, tiene una participación del 4,9% del capital de Prisa, cerca de 19 millones de euros. Emiratos Árabes, a través del fondo Mubadala, concentra un 63% del capital de Cepsa, valorado en unos 4.900 millones de euros. Este instrumento de inversión también controla un 3% de Enagás, por valor de 123 millones.
Sin huella en Euskadi
Más allá de Iberdrola, la huella de los petrodólares en Euskadi es casi inexistente. Arabia Saudí no ha realizado ninguna inversión en empresas vascas los últimos años. Tampoco Catar. Emiratos Árabes, en cambio, invirtió seis millones de euros, una parte en 2020 y otra el año pasado, en el sector de Almacenamiento y Actividades Anexa al Transporte. La cifra es tan baja que no ha tracendido el destino de esos fondos.
La inversión árabe en empresas estratégicas del Estado rozará los 17.000 millones. La operación se realizará a través del fondo soberano de la familia real saudí. Diversas fuentes señalan como cerebro de la compra opaca de las acciones de la teleco es el príncipe heredero Mohammed bin Salman, que gobierna el país de facto ya que su padre padece alzhéimer.
Bin Salman, que hace años fue señalado como instigador del asesinato del periodista opositor Jamal Kassoghi, estuvo presente ayer en la cumbre del G20 en Nueva Delhi. En la cita, Estados Unidos, la Unión Europea, la India, Arabia Saudí y otros países anunciaron este viernes en los márgenes de la cumbre del G20 un megaproyecto de ferrocarriles, puertos y conexiones energéticas que pretende ser una alternativa a la Ruta de la Seda de China.