La fabricación de plástico es algo que preocupa a gran parte de la sociedad. Además de la contaminación que supone fabricar este material y su dificultad a la hora de reciclarlo, el plástico tiene la capacidad de descomponerse en el medio ambiente -convirtiéndose en microplásticos- y llegar hasta nuestros platos.
El problema de los microplásticos ha ido ganando cada vez más relevancia en la sociedad, y los científicos advierten que su impacto en la salud pública podría ser uno de los mayores desafíos del futuro.
Estas diminutas partículas de plástico, con tamaños que ni se aprecian a simple vista, han sido halladas en distintos ecosistemas, en el agua potable e incluso en el torrente sanguíneo de los seres humanos.
Esto hace que su presencia plantee serias preocupaciones sobre los efectos que pueden tener en el organismo.
Uno de los aspectos más recientes que ha encendido las alarmas es el consumo de infusiones con bolsitas de té. Lo que parecía un hábito saludable y cotidiano, se ha convertido en un nuevo foco de preocupación debido a recientes estudios que revelan la liberación de microplásticos y nanoplásticos al sumergir estas bolsitas en agua caliente.
El té y los microplásticos
El Grupo de Mutagénesis del Departamento de Genética y Microbiología de la Universidad Autónoma de Barcelona ha llevado a cabo investigaciones con el objetivo de identificar y caracterizar los microplásticos y nanoplásticos presentes en diferentes tipos de bolsitas de té comercializadas. Los resultados obtenidos son alarmantes: al preparar una infusión con estos productos, se liberan grandes cantidades de partículas microscópicas, incluyendo estructuras nanofilamentosas de plástico.
Este hallazgo es preocupante, ya que otros estudios han establecido posibles vínculos entre la exposición a microplásticos y diversos problemas de salud.
Se ha sugerido que estas partículas pueden contribuir al desarrollo de enfermedades inflamatorias intestinales, problemas cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer.
Además, algunos especialistas advierten que su absorción en el organismo podría desencadenar respuestas inmunitarias adversas.
¿Todas las bolsitas contienen microplásticos?
En la actualidad se venden bolsitas de té fabricadas con distintos tipos de materiales. Algunas están compuestas de fibras vegetales como celulosa, madera y cáñamo; otras utilizan plásticos flexibles, como el nailon y el polipropileno.
Según fuentes de la Universidad del Sur de California y la Universidad de Washington, las bolsitas de té de papel desprenden menos microplásticos que las de plástico. Sin embargo, el problema radica en que muchas de estas bolsitas de papel no están completamente libres de polímeros sintéticos. En algunos casos, el papel está sellado con polipropileno para evitar que la bolsita se deshaga en el agua caliente, o cuenta con un revestimiento plástico en la cuerda y en el cierre.
Esto significa que, aunque parezcan una opción más natural, muchas de ellas también pueden liberar microplásticos en la infusión.

Entorno natural lleno de plástico
Riesgos para la salud y el medioambiente
El consumo regular de microplásticos plantea incertidumbres sobre sus efectos en la salud humana.
Aunque los estudios aún están en desarrollo, se sabe que estas partículas pueden acumularse en el organismo y atravesar barreras biológicas, lo que podría generar toxicidad a largo plazo. Además, algunos microplásticos contienen aditivos químicos que pueden ser disruptores endocrinos y alterar el funcionamiento hormonal.
El impacto ambiental también es preocupante. La contaminación por microplásticos se ha detectado en los océanos, ríos y suelos, afectando a la fauna marina y terrestre.
Estas partículas son ingeridas por animales, que pueden confundirlas con alimento, provocando daños en sus sistemas digestivos y acumulándose en la cadena alimentaria.
Esos animales son ingeridos por otros animales de mayor tamaño, y finalmente por los humanos
¿Cómo reducir la exposición a microplásticos en el té?
Ante este panorama, los expertos recomiendan tomar medidas para minimizar el consumo involuntario de microplásticos en las infusiones.
Una de las opciones más seguras es optar por té a granel en lugar de bolsitas comerciales. Al comprar té suelto y prepararlo con difusores metálicos o de cerámica, se evita la posible liberación de partículas plásticas.
También es recomendable leer detenidamente los materiales con los que están hechas las bolsitas de té. Aunque no siempre es fácil obtener esta información, algunas marcas están empezando a especificarlo en sus etiquetas. Priorizar aquellas que utilicen materiales naturales y libres de plásticos puede ser una alternativa más saludable.
Además, elegir materiales reutilizables para preparar infusiones, como coladores de acero inoxidable, reduce no solo la exposición a microplásticos, sino también la generación de residuos plásticos que contaminan el medio ambiente.
En resumen, el consumo de microplásticos se ha convertido en una preocupación creciente para la salud y el medioambiente.
Los estudios han demostrado que el uso de bolsitas de té, especialmente aquellas fabricadas con plástico o selladas con polímeros sintéticos, puede contribuir a la ingesta involuntaria de estas partículas.
Si bien aún se están investigando los efectos exactos que tienen en el organismo, la precaución es clave. Optar por alternativas más seguras, como el té a granel y difusores metálicos, es una forma sencilla de reducir la exposición a los microplásticos y cuidar tanto la salud como el entorno.