La inusual comparecencia pública del presidente del Grupo Mondragon, Iñigo Ucín, tras finalizar el Congreso del pasado 15 de noviembre da una idea de la dimensión de este momento. Tanto aquel día como en la entrevista concedida a este periódico el pasado domingo, Ucín incidió en la disposición al diálogo que en todo momento ha mostrado la alianza cooperativa para tratar de encauzar las aguas.
El Grupo Mondragon ha evitado declaraciones altisonantes, aunque su presidente reconoce que el daño a la reputación tanto de la alianza cooperativa como al conjunto del cooperativismo de Euskadi ya está hecho, con independencia del resultado de estas asambleas. Esta situación, afirma, no beneficia ni a Ulma y Orona ni al Grupo Mondragon y expresa su convicción de que las dos cooperativas tendrán un futuro mejor en el seno de la corporación al tener más músculo para afrontar los desafíos de los mercados globales
Todo ello no obsta para que se mantenga, como defiende la alianza cooperativa, el “máximo” respeto a la soberanía de los órganos directivos de cada cooperativa. El Grupo Mondragon aceptará la decisión que resulte de las asambleas extraordinarias del próximo viernes, a pesar de lamentar la manera como se han planteado las propuestas.
“Ha habido un comportamiento no muy cooperativo, impropio de una educación normal y de ahí para adelante que cada uno juzgue”, consideró el presidente del Grupo Mondragon en la entrevista publicada por este diario hace dos semanas.
Pese a esta actitud, Iñigo Ucín apela a la “colaboración” para mantener el compromiso que adoptaron anteriores generaciones en la creación del grupo cooperativo de Arrasate y para asegurar un futuro a las generaciones próximas. Por este motivo, considera un obstáculo “cualquier enfoque que nos haga más pequeños, que debilite nuestras fuerzas”, más aún en un contexto económico difícil marcado por la incertidumbre.