La mirada de un joven de raza negra parece perdida en la distancia, con los ojos dirigidos hacia alguna parte. Pero nada es lo que parece. Aunque las expresivas pinceladas de Yiadom-Boakye parecen representar a personas que viven y respiran, su elenco de personajes es imaginado. No existen, salvo en su cabeza.
Nacida en 1977 e hija de dos enfermeros ghaneses establecidos en Londres, Yiadom-Boakye empezó compaginando la pintura con otros trabajos, hasta que en 2006 ganó el premio Arts Foundation. Fue entonces cuando se dedicó completamente a su faceta artística, hasta consagrarse como una de las artistas más importantes de su generación.
El Museo Guggenheim Bilbao presenta la exposición Lynette Yiadom-Boakye. Ningún ocaso tan intenso, que muestra por primera vez una selección de más de sus 70 pinturas y dibujos al carboncillo realizados entre 2020 y 2023 por la artista y escritora. Todo en sus pinturas de personas dice “retrato”. Pero estos no son lo son. Cn realidad, son creaciones de ficción, personajes imaginarios, atemporales captados en momentos cotidianos de felicidad, camaradería o soledad, sobre fondos teatrales.
La artista no trabaja con modelos, sino que las figuras son composiciones tomadas de distintas fuentes, como álbumes de recortes y dibujos, recuerdos y observaciones de la vida cotidiana. Son expresiones de recuerdos, de sentimientos, explica la comisaria Lekha Hileman. Los detalles, como la ropa o el vestuario, el calzado —o la ausencia de este— no permiten situar a las figuras en un espacio o tiempo concretos.
Los retratos tiene una lectura libre, asegura la artista, invitan al espectador a pararse y observar cuidadosamente, a adentrarse en los imaginarios relatos visuales que teje la artista. En Canal de la paz, este (2021) una mujer – ¿o es un hombre?– tiene su mano sobre la cabeza de otro. ¿Pero le está acariciando, es un gesto de ternura, o le está regañando? “Todo depende de dónde se sitúe el espectador, de su propia interpretación”, confiesa la artista.
El género no importa
Lynette Yiadom-Boakye juega también con la ambigüedad en el género: “Para mí no es importante si son hombres o mujeres, hay hombres vestidos con ropa de mujer y mujeres, que parecen hombres”.
Lo que sí tiene claro esta creadora británica es que todos sus personajes imaginarios son negros; “Representar solo sujetos negros tiene un sentido político, pero para mí es algo natural, no me gusta pintar víctimas. El compromiso político es más bien en la forma en que realizo mis pinturas. Además, todo en la vida es política”.
Animales tales como aves, zorros, búhos y perros aparecen con frecuencia en su obra en vaga alusión a su condición de mascotas ―aun cuando algunos sean en realidad animales salvajes―, contribuyen a provocar una sensación de intriga. “Si quiero introducir otros ojos en mis pinturas no tienen que ser necesariamente de personas”, remarca Yiadom-Boarke.
Recientemente, Lynette Yiadom-Boakye ha retomado los dibujos al carboncillo, que producen “una sensación de inmediatez debido a su íntima escala y su aire de improvisación”. “Viéndolos conjuntamente con las pinturas“se hace patente la profundidad y el hábil manejo de los distintos soportes por parte de la artista”.
Su doble faceta de artista y escritora puede apreciarse en los imaginativos títulos que, más que explicar, acompañan a sus pinturas, invitando a la reflexión. Son una pincelada más del cuadro.
Libertad
Lynette Yiadom-Boakye da al espectador la misma libertad que ha tenido ella para crearlos. Imágenes de hombres y mujeres negros como a ella le gustaría que fueran vistos, con toda su complejidad emocional e intelectual.
Durante la presentación, la creadora ha explicado que estos retratos los realizó durante la pandemia. “En soledad he tenido tiempo de rumiar las cosas. En estos momentos, también estoy abierta a abrir nuevos caminos”, confiesa.
El director general del Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, ha recordado que esta exposición parte de un proyecto que se iba a realizar en el museo en 2020 con su obra retrospectiva, pero no pudo ser por la pandemia. “La exposición que presentamos ahora se centra en el trabajo de sus tres últimos años, por lo que la mayoría de las obras, sobre todos los dibujos, se ven por primera vez en Bilbao. Junto a Cristina Iglesias, es la artista más joven que ha expuesto en los 25 años de la historia del museo”.
La propia artista ha elaborado además una lista de canciones, que se encuentra en spotify, para recorrer la exposición. Lynette Yiadom-Boakye. Ningún ocaso tan intenso se exhibe en la segunda planta del edificio de Gehry hasta el 10 de septiembre.