Todo en la vida tiene un inicio y un final, y aunque provoque tristeza tener que despedirse, se debe hacer con una sonrisa, en especial, cuando el recorrido ha sido tan fructífero como bonito a la vez. Es más, tal y como dice la propia protagonista, el fútbol es así y a todos los profesionales les llega el momento de decir adiós. A pesar de demostrar mucha entereza al expresarlo, es inevitable notar como Mery Ortiz de Pinedo tiene nostalgia por despedirse del club de su vida. “Al final siempre es una decisión que cuesta tomar, pero también hay que ser realista y analizar las situaciones que se viven, y después de toda una temporada creo que es lo mejor para mí. Lógicamente ha sido una decisión muy complicada y difícil, y tampoco están siendo días fáciles, pero la vida tiene estas cosas y hay que seguir hacia adelante”, recalca.
Los inicios
En estos momentos de nostalgia es imposible no acordarse de los comienzos y Mery no es una excepción cuando piensa en esas primeras patadas que dio al balón en el colegio. Aunque eso sí, en el corazón de la vitoriana también está la escuela femenina de fútbol Gasteiz-Cup, ya que fue con ellos donde empezó de forma oficial en el fútbol. “Para ser exactos con 7 u 8 años, es decir, hace prácticamente 20 que empecé en el Gasteiz Cup y desde entonces no me moví de ahí y estuve 15 años con esa familia, hasta que se formó la estructura del Alavés”, destaca.
“Cuando era niña, jamás pensé que podría jugar en Mendizorroza y en Primera División”
Por eso, cuando ahora llega el momento de decir adiós al club babazorro y repasar su carrera, le vienen muchos recuerdos a la mente, pero no puede evitar pensar en “todos los objetivos que he cumplido y que ni alcanzaba a imaginar cuando empecé. Es más, cuando era niña jamás me imaginé que podría jugar en Mendizorroza, o tampoco pensé que podía jugar en Primera División, o hacerlo incluso después de dos lesiones como las que he sufrido. Por todo eso, siempre digo que no he cumplido sueños, sino que he cumplido objetivos, porque son cosas que han ido surgiendo por el camino y que he aprendido a valorarlas con el paso del tiempo”. Muchas jugadoras continuarán marchándose y llegarán otras nuevas a Vitoria, pero lo que está claro es que Mery siempre estará en los corazones albiazules y que su legado es imborrable.