El humo que cruzó la frontera

La duda era completamente razonable. En pleno riesgo extremo de incendios y con el recuerdo todavía de los fuegos de junio, el humo que esta mañana cubría gran parte del cielo en Pamplona y Comarca y diversas localidades navarras hizo presagiar lo peor para los cientos de personas que veían, al levantar la cabeza, un ambiente turbio similar al que vivimos hace apenas 15 días.

Pero, afortunadamente, esa neblina –y el consiguiente olor a quemado– no procedía de ningún incendio forestal de Navarra, sino del que asola el departamento de Gironde, al sur de Burdeos, a más de 200 kilómetros.

“El humo llega impulsado por el viento porque ha habido un efecto tapadera a primeras horas de la mañana. Con la inversión térmica, el aire no se dispersa verticalmente”, explica Peio Oria, delegado de la Aemet en Navarra.

Debido a esto, la intensa humareda viajó durante la noche hacia el Cantábrico impulsada por el viento noreste, pero luego volvió a tierra con el cambio a noreste. “Se han juntado esas dos cosas, viento canalizado y el efecto de inversión térmica”, desarrolla Oria.

Pero, ¿qué es la inversión térmica? “Estos días, con una masa de aire tan cálida por la noche, baja más la temperatura de la superficie terrestre, mientras que a los 2.000 o 3.000 metros el aire es más cálido. Ese efecto es lo contrario a lo que ocurre normalmente, que cuanto más alto, el aire es más frío. La inversión hace que se haga una tapadera y el aire no se disperse verticalmente”, desembrolla el delegado de la Aemet en la Comunidad Foral, que recuerda algunos episodios similares recientes en Navarra y también fuera. “El año pasado, con los incendios en California, el humo llegó hasta Nueva York, a casi 3.000 kilómetros”, subraya.

Por este motivo, “no sorprende” que se haya registrado este episodio, y más teniendo en cuenta que es un incendio de gran magnitud. Y es que el fuego ya ha calcinado más de 7.650 hectáreas y ha obligado a evacuar a más de 11.300 personas de casas y campings.