Política

El independentismo señala a Esquerra

La posición republicana de investir a Illa agudiza la división en el soberanismo, donde Junts, la CUP y las entidades civiles acusan a ERC de pasarse “al otro bando”
Pere Aragonès y Marta Rovira, en su comparecencia para anunciar el resultado de la votación de las bases, que dividida y por la mínima respaldaron el pacto para investir a Illa. / Kike Rincón

Jovent Republicà, las juventudes de ERC, deciden esta tarde en un Consell Nacional el voto de la diputada Mar Bessas en una eventual investidura de Salvador Illa que, de ser contrario, saltaría por los aires. Otro de los focos se centra en la figura de Carles Puigdemont y su anunciado regreso inminente que seguramente derivará en una detención y su traslado ante el juez. Pero muchas de las miradas, en lugar de centrarse en el previsible futuro president, el líder del PSC, lo hacen en Esquerra Republicana, señalada sobre todo desde el mundo independentista, que le acusa de haberse echado en brazos de los socialistas a cambio de un acuerdo de difícil cumplimiento y, además, por haber pensado más en una estrategia interna merced a la grave crisis que asola a la formación republicana. Junts, la CUP y las entidades soberanistas de la sociedad civil vienen arremetiendo en las últimas horas contra la marca que ha ostentado la última legislatura el Govern, lo que hace prever un crecimiento de la tensión en ese polo con la fecha de la Diada en el horizonte. Una de las voces más enérgicas fue ayer la de la presidenta de JxCat, Laura Borràs, para quien “ERC ha cambiado de bando” tras dar un puntapié al procés.

El resultado de las elecciones al Parlament, donde el partido de Pere Aragonès se precipitó hasta los 20 escaños, perdiendo 13, supuso un capítulo más en su caída libre de las últimas citas con las urnas, y a ello le siguió una pugna por el liderazgo donde Oriol Junqueras dio un paso al lado pero amenazando con volver al cargo en el congreso de noviembre, lo que es no bien visto por un sector considerable, al tiempo que la secretaria general, Marta Rovira, regresaba de su exilio anunciando que ella sí que daría paso a nuevas caras. Para colmo, las polémicas generadas con los hermanos Maragall y en el área de comunicación han contaminado un ambiente donde las bases tenían una tremenda papeleta cuando se les preguntó por la investidura de Illa. La fractura se evidenció con una votación dividida y a Esquerra, con el alivio contenido, no le quedó otra que afirmar que ese respaldo –del 53,5%– será un “sí exigente” a expensas de que el Gobierno del Estado cumpla con el pacto de la soberanía fiscal.

Las reacciones en contra del movimiento de ERC no tardaron en producirse. Una de las más beligerantes procede de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), cuyo nuevo presidente, Lluís Llach, fue claro al predecir que “la historia les juzgará”. La principal entidad civil cree que este apoyo a Illa solo sirve para “agudizar la división del independentismo” porque “abandona cualquier confrontación con el Estado” y, dicen, “explicita el acatamiento del marco de la Constitución española y la subordinación estratégica permanente del partido republicano al socialismo español”. La ANC precisa, eso sí, que el vacío que deja Esquerra será ocupado por otras fuerzas –ya amagó con presentarse a las urnas–, augurando un desgaste aún mayor de los republicanos porque “su planteamiento no ha ampliado su base electoral, sino que lo ha encogido, y esta tendencia se agravará después de investir a Illa”.

Regreso de Puigdemont

Más comedida ha sido Òmnium Cultural, que publicó ayer un comunicado más centrado en la defensa de Puigdemont que en valorar las acciones de ERC, aunque dejando claro que “Salvador Illa no era ni es nuestra opción”, lamentado que la presidencia de la Generalitat pueda estar “ocupada” por un partido que, “actualmente”, se aparta del “amplio consenso social” que estiman que está a favor del derecho a la autodeterminación. Òmnium, que junto con la ANC tuvo un papel clave en las movilizaciones sociales durante el procés, lamenta la “segura pérdida” de una presidencia y un Govern independentista en la Generalitat, y sostiene que estará al lado de Puigdemont defendiendo “la honorabilidad de la presidencia de la Generalitat que él representa”. “La simple hipótesis de que pueda ser detenido, pese a la aprobación de la ley de amnistía, es un hecho gravísimo que pondría de manifiesto la rebelión del poder judicial ante una ley democrática aprobada parlamentariamente por el poder legislativo”, apunta. Òmnium achaca la debilidad del soberanismo a las peleas propias. “No es fruto del azar sino consecuencia de no haber sido capaces de llegar a acuerdos estratégicos que permitan salir de un escenario fratricida que no ha dejado de consolidarse desde 2019”. No obstante, matiza que existe “país más allá del Govern”, por lo que se compromete, desde su papel como sociedad civil, a “no perder ni un minuto más en reproches estériles” y a continuar trabajando por la lengua, la cultura, la cohesión social y para que Catalunya logre ser un Estado.

Los partidos independentistas han sido más vehementes en la crítica a Esquerra. La CUP piensa que la postura republicana supone el “cierre del 1-O” en clave “autonomista y de encaje con el Estado”. Laia Estrada, diputada anticapitalista, rechazó que se facilite de esta manera el acceso al poder al “PSC más españolista y de derechas de la historia”, con un líder que avaló el artículo 155 y que se ha movilizado junto a Societat Civil Catalana. Junts se maneja en parecidos términos. “ERC marca una diferencia respecto a todo eso que hemos denominado procés y nosotros nos mantenemos más firmes que nunca y hacemos piña en torno al presidente Puigdemont, que es el mejor revulsivo para el país”, expresó Borràs, pidiendo volver a pensar en bloques nacionales y no en bloques ideológicos para conseguir la independencia. “Ahora veremos a un partido independentista haciendo presidente al candidato más españolista que se puede imaginar, que recordemos que quería aplicar el 155 antes que se aplicase”, recordó la expresidenta del Parlament, mientras su partido sopesa tomarse la revancha con sus votos en el Congreso y quién sabe si dinamitando más pronto que tarde la legislatura de Pedro Sánchez.

Entre tanto, los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) desconvocaron la concentración prevista para hoy en contra de la investidura de Illa poco después de que la ANC se desmarcase de esta protesta, aunque persisten en su llamamiento al independentismo a “estar a punto”. E igual de activo pero a distancia, el magistrado instructor del 1-O, Pablo Llarena, se halla conectado telemáticamente por si Puigdemont retorna para el pleno de investidura en la Cámara, manteniendo su orden de detención.

La clave

Decide Jovent Republicà. Jovent Republicà, la rama juvenil del partido, decide hoy el voto en la investidura de su única diputada, Mar Besses, que en caso de que optara por desmarcarse del acuerdo de los republicanos con el PSC dejaría a Illa sin mayoría absoluta y complicaría su designación.

Sesión de investidura

Josep Rull podría fijarla para el próximo jueves

El presidente del Parlament, Josep Rull, retrasó a mañana la ronda de consultas con los grupos de la Cámara catalana (ERC alegó cuestiones de agenda), paso previo a convocar el pleno para la investidura del socialista Salvador Illa, que podría celebrarse el jueves.

06/08/2024