“No vamos bien, no vamos del todo bien”. La descripción del momento procede de Marta Rovira, lo que, dado el optimismo con que suele pronunciarse la secretaria general de Esquerra, rezuma cuanto menos inquietud en torno a la posibilidad de que el independentismo pueda contribuir a una mayoría que entronice a Pedro Sánchez. Sus manifestaciones sin ambages ni rodeos, siendo como parecía prácticamente seguro el aval de los republicanos, también pueden guardar relación con la necesidad del partido de Oriol Junqueras de marcar perfil frente a Junts, estando el foco permanentemente sobre la figura de Carles Puigdemont. Pero desde JxCat también lanzan una advertencia a la izquierda española: “No vamos a ceder ni un milímetro”, zanjó ayer la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, en relación con la amnistía y con el uso del catalán en todas las instituciones, incluida la Unión Europea.
Mientras el PSOE aguarda a que Alberto Núñez Feijóo se estrelle en su debate de investidura, ERC apremia a Sánchez porque no percibe los avances necesarios ni en el ritmo de las conversaciones ni en el contenido, dando “por descontado” que debe pivotar sobre una ley de amnistía que ellos entienden que el Gobierno del Estado ya aceptó cuando consensuó que la mesa de diálogo abordaría la desjudicialización “por todas y cada una de las vías legales necesarias”. Por de pronto, lanza un serio aviso, a tenor de la experiencia: “ERC no se quiere encontrar con una negociación en el último minuto y concesiones de última hora con finalidades partidistas. Ante el Consell Nacional del partido, el máximo órgano entre congresos, que se celebra al mismo tiempo que el de Junts, Rovira demandó concreciones para sentarse luego a negociar en igualdad de condiciones. “Solo permitiremos que empiece una nueva legislatura española si el Gobierno español vuelve a asumir y pone en el centro de la agenda política este proceso de negociación del conflicto político”, que entienden que debe traducirse en el referéndum.
Ante el temor de que la batuta de la negociación la monopolicen los llamados posconvergentes, Esquerra busca dejar claro que no se dé por descontado su apoyo, que además debe conectar con otra serie de exigencias que lanzó ya el president Pere Aragonès, y que afectan al traspaso de Rodalies y a revertir “el déficit fiscal injusto, que estrangula el proceso social” en Catalunya. “Queremos un futuro Gobierno español que asuma la democracia y abrace los grandes consensos de la sociedad para avanzar en el proceso de negociación y en avances sociales al mismo tiempo”, zanjó la dirigente republicana, que pasó de puntillas por la relación entre las dos fuerzas independentistas. Eso sí, dejó el recado de que si hoy es factible una ley de amnistía es porque en los últimos tres años su partido se ha batido el cobre para recoger frutos como los indultos o la supresión del delito de sedición: “Abrimos el camino de la negociación”.
Marta Rovira intervino ayer telemáticamente en el Consell Nacional de ERC.
Por su parte, Nogueras sí que se acordó expresamente de Esquerra, pero sin citarla. “No aflojaremos, no nos van a templar las piernas y tampoco rebajaremos las demandas como parece que hacen algunos”, expresó en una alusión evidente que deslizó en varios momentos de su intervención. La portavoz de Junts puntualizó además que ellos “cobran por adelantado” y avisó al PSOE de que se puede llevar “sorpresas” en el supuesto de que piense que “el tiempo arreglará los problemas como hacía Rajoy” tanto en el caso de la negociación por la amnistía como con el uso del catalán. “Que nadie se equivoque, esto no se trata de reformar España, que parece que es en lo que trabajan algunos, sino que se trata de no perder la nación catalana”, ilustró.
“Si el PSOE quieren negociar con Junts ya sabe perfectamente cuál es su margen de negociación”, incidió Nogueras, porque “nosotros no hacemos nada a cambio de nada y ya se ha empezado a recuperar el respeto que algunos habían contribuido a que se perdiera. Mientras dependa de nosotros, Catalunya estará en el centro de todo, sin renuncias y con toda la firmeza”, recalcó. Según Junts, “esto no va de partido, esto ni siquiera va solo de negociar. Esto va de país, esto va de nación, esto va de mentalidad de Estado y esto va de una relación de igual a igual”. “No será nunca una relación de igual a igual si se mantiene vigente la orden de la directiva de inteligencia que nos sitúa al nivel de los terroristas, y lo hace incluso ante las fuerzas de seguridad internacionales”, lamentó la líder de JxCat en la Cámara baja, que otorga primacía al empleo de las lenguas cooficiales en la UE como prueba de que el Estado “se hace escuchar en Europa, como dice Sánchez”. Y es que “tenemos claro que al otro lado no hacen lo que hacen por convicción, sino por necesidad”.
Aunque sin representatividad ahora en el Congreso, la otra pata soberanista, la CUP, solicitó a ERC y Junts que incorporen a sus exigencias la autodeterminación. El diputado en el Parlament Carles Riera precisó que su partido no respaldará “ningún proceso de despenalización que no tenga consecuencias políticas efectivas en la resolución democrática del conflicto”, por lo que la amnistía debe incorporar avances en “el ejercicio del derecho a la autodeterminación”. Por su parte, el líder del PSC, Salvador Illa, aseveró que es tiempo de “prudencia” y de una “valentía coherente” pero abogó por actuar siempre “dentro del marco de la Constitución”.