En el mundo de la actividad cinegética, los cazadores son los primeros en reconocer que su actividad ha de estar regulada en función de cómo evolucionen en el tiempo y en el espacio las diferentes especies animales susceptibles de aprovechamiento cinegético. Pero esa evolución precisa de contar con informes técnicos y estudios científicos que, en vista de sus conclusiones, marquen el camino a los gobiernos e instituciones, para que sus políticas de gestión cinegética estén acordes a la realidad de cada región. Y esta es la esencia con la que nació hace 20 años la Asociación Becaderos de Navarra (ABN).
Con la misión de ofrecer en la Comunidad foral esta necesaria vía de investigación sobre la becada, que sustentara después los planes de gestión en pos de un aprovechamiento racional y sostenible de la especie, la organización comenzó un trabajo de anillamiento y fichas de caza. El estudio arrancó en octubre del 2003 y, en estos casi 20 años, ha aglutinado 84.000 horas de caza. Las campañas anuales de anillamiento se iniciaron una temporada después, en la 2004-2005, y gracias a la colaboración de los becaderos se han logrado anillar, hasta el momento, 1.379 becadas que, al ser recuperadas, aportan una valiosísima información sobre sus movimientos en Navarra.
De acuerdo con este inmenso trabajo, la asociación se encuentra ultimando las conclusiones del estudio, que presentará este mismo año al Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra. Entre esas conclusiones destaca una, la de que la población de becadas invernantes en Navarra a lo largo de las últimas 18 temporadas se mantiene estable o ligeramente al alza. Así lo demuestran los datos que aporta la entidad, que avalan que los índices de abundancia prosiguen estables tanto en las fichas de captura como en los anillamientos.
No es esta la única información provechosa del estudio, ya que el trabajo realizado también ha servido para subrayar una de las grandes particularidades de esta ave: su fidelidad al refugio de invernada. De las 332 becadas recobradas con anilla, el 87% se recuperaron en un radio de menos de diez kilómetros del lugar de anillamiento. El 13% restante de los ejemplares fueron recuperados durante los períodos de migración, a diferentes distancias en función del momento de sus viajes.
Por otro lado, la Asociación Becaderos de Navarra asegura que las campañas de perreo a lo largo de los años apuntan a mediados de marzo como el momento álgido de la migración prenupcial de esta especie. Ese es el período en el que las becadas inician su vuelta a los cuarteles de cría, ubicados en el norte de Europa. Precisamente, las campañas de perreo salieron adelante gracias a la acción de la Federación Navarra de Caza, que también presentó hace unos años el estudio Proyecto becadas 20212-2019, en el que se concluía que, tras una década de estas labores de perreo, las poblaciones de becadas en Navarra se mantenían constantes, además de reseñar que existían en la región varios reservorios de esta especie, en las sierras de Aralar, Andía y Urbasa, con ejemplares sedentarios.
Con toda esta información, proveniente de estudios científicos y no dejada al albur de las variaciones políticas producidas por las presiones de los sectores animalistas, queda patente que, en la actualidad y debido a su estatus poblacional, no es necesario aplicar ningún cambio en la ordenación cinegética de la becada en Navarra. Lo que sí se estima indispensable es continuar con la evaluación de la especie, ya que su situación podría variar en años próximos y, de ser ese el caso, se precisarían medidas diferentes en cuanto a su gestión sostenible. En esa profusa labor de recopilación de información, la ABN agradece enormemente el esfuerzo llevado a cabo por los cazadores y los becaderos navarros.
Así lo expone el presidente de la asociación, Joseba Moreno, que manifiesta que el estudio se ha centrado, sobre todo, en las zonas del pirineo y el prepirineo (Baztan, Bidaosa, Ulzama, Burguete…). Asimismo, avanza que, gracias a un convenio firmado con la Sección de Caza del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, en esta temporada han dado un paso más allá y, desde noviembre, colocaron sistemas de geolocalización por GPS a siete becadas. “Las hemos seleccionado de diferentes biotipos de Navarra, ya que colocamos transmisores a ejemplares de Baztan, la Ulzama, la cuenca de Pamplona o Esteríbar. Cuando tengamos todos los datos y hayamos analizado sus recorridos, se los presentaremos al departamento”, indica.
Moreno sostiene que la misión principal con la que nació la ABN, que reúne en Navarra a unos cien becaderos, es evitar que las decisiones políticas en torno al aprovechamiento cinegético de la especie se tomen sin argumentos soportados por una información precisa y obtenida de la realidad. “Lo que hemos pretendido desde que surgió la asociación es recoger unos datos y poner encima de la mesa cuántas becadas se ven por hora, cuántas becadas se cazan por hora, cuál es su índice de abundancia, cuál es la época en la que hay más, cuándo se ven ejemplares más jóvenes…”, alega.
Aunque les gustaría continuar con el proyecto de los transmisores durante más años, reconoce que su alto coste es un impedimento, dada la dimensión que posee la asociación. De hecho, Moreno afirma que la iniciativa ha podido ver la luz gracias al apoyo económico del Gobierno de Navarra. “De momento, no pensamos en un año próximo. A no ser que encontremos financiación, lo tendremos que poner en pausa. Pero si lo retomamos, será para hacerlo mejor”, defiende, al tiempo que resalta que lo que no cesará será el trabajo de anillamiento, que también aporta una información muy importante sobre la becada.
Con todo, incide en el mensaje que vertebra las conclusiones del estudio: “Los datos nos dicen que no estamos poniendo en riesgo la especie. Y, por tanto, creemos que la dirección actual de las políticas del Gobierno de Navarra es la correcta y que, por ahora, no debe modificarse. Y en el momento en el que esta haya de cambiar, los datos nos mostrarán qué camino debemos seguir”.