La campaña del cereal prevé una merma de la cosecha, que puede rondar por lo menos el 20% debido a las altas temperaturas concentradas en mayo – algunas zonas de Navarra superaron los 30 ºC–. Los agricultores han adelantado la recogida, en algunos casos, una semana porque el ciclo de crecimiento del cultivo se ha modificado por este calor.
Durante el próximo mes y medio, la Comunidad Foral cosechará trigo, cebada, avena, centeno o triticale. El trigo blando lidera el rankig de los cereales, con 415,498 millones de kilos recogidos el año pasado; seguido de la cebada, con 268,105 millones de kilos, según datos de departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno foral.
"DE COSECHÓN A DESASTRE"
A principios de mayo y tras los hielos de abril, el sector auguraba una "cosecha satisfactoria, pero las altas temperaturas van a dejar la peor campaña del siglo XXI", pronostica el presidente de EHNE, Fermín Gorraiz.
Las expectativas depositadas este año han quedado truncadas en un escenario complicado, con un incremento descontrolado de los costes de producción (energía, combustible o abonos, entre otros), pero también del propio cereal cuyo valor depende de los mercados internacionales. "Es el único cultivo que ha acompañado el precio alcista de los costes. El valor del gasóleo se ha duplicado, y el de algunos abonos ha crecido hasta un 300% porque para su elaboración se usa gas natural", detalla David Navarro, agricultor de Tudela y vocal de la sección de jóvenes de UAGN.
¿QUÉ HA OCURRIDO?
Las altas temperaturas de mayo, que han continuado en junio, han provocado que "el grano se asure, porque como las raíces son incapaces de suministrar el agua necesaria, el grano detiene su proceso de formación y se arruga", detalla Navarro. Esto provoca una disminución del rendimiento del cultivo y la consiguiente reducción de la cosecha.
Navarro señala que en pocos días comenzará a cosechar el cereal en Tudela, y que será entonces cuando calcule in situ "cómo ha afectado a la campaña", pero reitera que "con un calor prolongado, una disminución de la producción del 20% puede considerarse una estimación realista".
Gorraiz califica de "desastrosa" la recolección de este año: "No me equivoco si en algunos casos los agricultores cosechan un 50% menos". Sin embargo, también reconoce que "todo depende de cada zona", por ejemplo, afiliados de su sindicato en Miranda de Arga han obtenido "más de 4.000 kilos por hectárea y están optimistas". En cambio, en la comarca del Prepirineo, entre Aoiz y Lumbier, zona en la que Gorraiz siembra cereal, "la campaña será pésima", repite.
LOS PRECIOS SUBEN Y SUBEN
En este contexto, el precio del cereal se encuentra en valores altos, un comportamiento que arrastra desde el año pasado. El dinero recibo por una tonelada de avena ha crecido entre un 87% y 88%; el de cebada, entre un 75% y un 77%; el de trigo panificable, un 74%; y el de trigo pienso, entre un 68% y un 69%.
Como ejemplo, si el año pasado un agricultor cobró entre 224 y 227 euros por la tonelada de trigo para elaborar pan, este año recibirá entre 390 y 395 euros –con los actuales precios, pero este valor puede variar a lo largo de la campaña–. Este escenario de menos producción con precios altos repercutirá en los ganaderos y en la cesta de la compra del consumidor.
MÁS TRIGO QUE CEBADA
Anteriormente prevalecía la cebada sobre el trigo, hubo unos ejercicios que contabilizaron cosechas semejantes, pero desde 2018, el trigo comenzó a distanciarse, de las 391.427 toneladas aquel año a las 415.498 toneladas el año pasado. En el mismo periodo, la cebada pasó de 334.378 a 268.105 toneladas. ¿El motivo? "Las variedades de este cultivo han mejorado, se han adaptado mejor a las sequías, presentan un mayor rendimiento y cotizan más en el mercado", aclara el vocal de la sección de jóvenes de UAGN.
EL TRITICALE
Las tierras cosechadas deben descansar y los agricultores suelen rotar los cultivos que en ellas siembran. David Navarro, agricultor de Tudela y vocal de la sección de jóvenes de UAGN, recuerda que en la Ribera suelen dejar las superficies en barbecho ante la falta de precipitaciones, pero que en otras zonas de la Comunidad Foral alternan variedad de cultivos.
Por ejemplo, ocurre con el triticale, un cereal que no se cultivaba en Navarra hasta hace siete años: procede del cruce entre el trigo y el centeno, y se destina para alimentar a animales o para que la industria agroalimentaria elabore harinas para productos de panadería.
En 2020 registró el récord de 10,5 millones de kilos, aunque en 2021 descendió hasta los 5,6 millones de kilos, según datos del departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente. Esta oscilación puede deberse a que se trata de un cereal que también puede utilizarse para rotar.