Cal y arena siguen conviviendo en la evolución de los precios en la CAV. El IPC encadenó en noviembre su cuarto mes a la baja y se situó en el 6,5%, cuatro décimas menos que en octubre. Sin embargo, la moderación hay que achacarla casi exclusivamente a los precios de la energía, dopados por las medidas que está tomando la Administración. En cambio, la alimentación continúa con la escalada constante que ha mantenido prácticamente todo el año. Los huevos, la leche, las legumbres, la carne o el aceite, productos básicos de la cesta de la compra, mantienen la presión sobre los hogares a las puertas de la Navidad.
Son algunas de las claves de los datos que acaba de hacer públicos el Instituto Nacional de Estadística, que confirma el dato adelantado a finales de noviembre para el conjunto del Estado (6,8%). Tras superar el 10% en junio, el IPC empezó a moderarse en agosto y se ha situado en los niveles actuales en tiempo récord. La comparación de los precios de la electricidad y la gasolina de este año con los de 2021 ha favorecido esa evolución. Todo ello en un contexto en el que gran parte de las tensiones están amortiguadas por cuestiones como la rebaja de 20% en las estaciones de servicio o la excepción ibérica en el caso del recibo de la luz.
Con todo, el IPC sigue muy lejos del umbral del 2% por el que vela el Banco Central Europeo, lo que refuerza su política de subida de tipos y el consiguiente impacto en las economías familiares y las empresas, que ya están notando el encarecimiento de los créditos. El actual nivel de los precios también refuerza las demandas sindicales en las subidas salariales.
El INE también ha confirmado que la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados y productos energéticos) subió una décima en noviembre para situarse en el 6,3% en el Estado.