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Bizkaia

El jazz llena la terraza del Museo Guggenheim

El jazz llena la terraza del Museo Guggenheim
El jazz llena la terraza del Museo Guggenheim

Aestas horas a Puppy se le han subido al cuerpo los del servicio de jardinería para adecentarle el florido pelaje. A Puppy le pudo el swing. El flow. Su alma tan cool. O todo a la vez.

A eso de las ocho de la tarde, el cielo del miércoles de julio que fue ayer se empezó a nublar ligeramente. Y no quedaba un lugar más para sentarse en la terraza de la cafetería del Museo Guggenheim. Sold out es lo que se suele poner en una tira diagonal sobre los carteles de los conciertos. “Sucede casi todos los miércoles”, revelaba la persona al cargo del acceso a la terraza. Familias enteras de turistas anglosajones dan la vuelta con una mueca de contrariedad en el rostro mientras recitan a Shakespeare entre dientes. Se quedan sin el jazz a la sombra del enorme cartel que anuncia las exposiciones de Jean Dubuffet y la de los dibujos de Serra y Seurat.

Pensándolo un momento, lo de Dubuffet viene a ser bebop gráfico; y Serra y Seurat una jamsession a mano alzada de lapiz y carboncillo. Por algo el ciclo, que comenzó el primer miércoles de julio y terminará el último de agosto, se denomina Art&Music Km.0.

Lo del dichoso kilómetro cero tiene su explicación: los músicos son de aquí mismo. Y a mucha honra.

Que se lo digan a Puppy. A las ocho en punto empezó a sonar el saxo tenor de Elsa García Lizundia junto a las teclas de Richie Salvador, la batería de Gorka Iraundegi y el contrabajo de Fabián Acarregui. En el repertorio, clásicos de hardbop: composiciones de Sonny Rollins, Duke Ellington, John Coltrane o Joe Henderson, además del Mambo Influenciado de Chucho Valdés.

Puppy comenzó a menearse al ritmo de Caravan de Ellington. Ya con el son montuno de Valdés se giró y agitó las caderas. Like Sonny de Coltrane, con su perfume de bossa nova, terminó de arrebatar al terrier vegetal de Jeff Koons, que chasqueaba los dedos de las patas y ladraba al compás. El hardbop es mágico.

Fueron testigos de estos hechos Jesús Pinilla, Marga Esteban, Paco Devesa, Ana Ubierna, Beatriz Martínez Mendía, la vietnamita Thuy Ngo y Dani Gago, que se confesaron habituales de los miércoles de verano con jazz en la terraza del Guggen. José Ignacio Fernández y Sofía González siguen, asimismo, la programación desde hace años.

Por supuesto, en su mesa de primera fila, saludó a los músicos el médico jubilado, trompetista e incondicional del jazz, José Larracoechea, bilbaíno de nacimiento, getxoztarra de avecinamiento y norteamericano de acento, que se sentaba junto a Isabel Zumalacárregui, y Ana e Inés Merino.

Idoia Zabala regaló el concierto a su sobrina Sidney Shafer, saxofonista de 14 años recien llegada de Miami junto a su hermana Cloe y su madre Martina Zabala. Disfrutaron del jazz en compañía de Elena Rodríguez, Nerea Urrutia, Estela Martínez, Ane Miren Zabala y su hija Itxaso Urresola.

También ocupaban una mesa familiar Begoña Aurrecoechea, Fernando Larena, Marina y Juan José Loredo, Marina y Cristina Serrano y Eduardo y Peio Gárate, quienes aseguraron no perderse al menos uno de los conciertos todos los años.

María Mercedes Lauzurica, melómana de 96 primaveras, acude con regularidad junto a su hijo, Federico Madariaga, y Carmen Galdeano. Justo a tiempo se sentaron dos jóvenes amigas: la venezolana María Silva y la ghanesa Ekua Inkoom.

El desmelenado Puppy aplaudió a rabiar al cuarteto liderado por la saxofonista zeberiarra Elsa García Lizundia, quien ha pasado por la Banda de Barakaldo, la orquesta del Hotel Aranzazu y hasta por Dinamita pa los Pollos antes de formar Bilbao Lindy Band y Bilbao Jazz Band.

El programador del ciclo Art&Music Km.0, Gorka Reino, nos adelantó que el próximo miércoles es el turno de Ledian Mola Trío: guitarra, contrabajo y batería.

Atención a Puppy.

2022-07-29T05:19:02+02:00
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