El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge ha vuelto a proponer juzgar al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por el beso no consentido a la jugadora de la selección española Jennifer Hermoso, una vez practicada la diligencia ordenada por la Sala de lo Penal consistente en tomar declaración como testigo a la actual seleccionadora femenina, Montse Tomé.
En el auto de pase a procedimiento abreviado, en el que se da por finalizada la instrucción, el magistrado también propone sentar en el banquillo a Rubiales, al director deportivo de la selección masculina, Albert Luque, al exentrenador de la selección femenina Jorge Vilda y al exresponsable de marketing de la Federación Rubén Rivera, por las presiones a la jugadora para que accediese a realizar una manifestación pública afirmando que el beso había sido consentido.
De Jorge reitera los argumentos expuestos en su primer auto de pase a procedimiento abreviado del pasado enero -enmendado por la Sala de lo Penal-, en el que consideraba que el beso a la jugadora "no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva" del investigado Luis Rubiales.
Una vez firme este nuevo auto, el órgano judicial acuerda dar traslado a la Fiscalía y a las acusaciones personadas para que, en el plazo de diez días, soliciten la apertura de juicio oral formulando escrito de acusación o, en su caso, el sobreseimiento de la causa.
El magistrado no especifica los delitos por los que propone juzgar a Rubiales porque, según explica, en este momento su función se limita a apreciar que existen indicios suficientes contra él, y son las acusaciones quienes deben concretar por qué delitos ejercen la acción contra los investigados.
Jenni Hermoso no consintió
El juez, en línea con la tesis de la Fiscalía, relata en su auto que Rubiales, sujetando la cabeza de la internacional con ambas manos, le "propinó un beso en los labios" de manera "sorpresiva e inesperada".
Jenni Hermoso "no se apercibió de la intención" de su superior "de besarla en los labios ni dio su consentimiento", dice el juez, que sostiene que la jugadora, "desconcertada y sorprendida" por ese "inesperado beso", no tuvo tiempo de reaccionar.
Según su relato, la futbolista intentó al principio restar importancia a lo ocurrido y continuar "celebrando el histórico triunfo", pero a medida que iban pasando las horas "la euforia del triunfo fue dando paso al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida", sentimiento que "fue en aumento ante las presiones de Rubiales y de su círculo próximo para que públicamente manifestase que el beso había sido consentido".
El magistrado deja claro que la finalidad erótica o no, o el estado de euforia y agitación derivado de la victoria, son elementos cuya consecuencia deberá valorarse en el juicio.
Presiones que crearon ansiedad e intenso estrés en la jugadora
El juez relata también las presiones a las que fue sometida la futbolista, que le crearon "una situación de ansiedad e intenso estrés".
Algunas se enmarcan en el vuelo de vuelta a España, cuando, según el juez, Rubiales intentó que Jenni Hermoso hiciese declaraciones públicas con él para decir que el beso fue consentido.
Ella se negó, Rubiales pidió consejo a su equipo técnico y solicitó a Vilda que hablase con el hermano de la jugadora para convencerla. En ese punto, prosigue el auto, el entonces entrenador buscó al familiar y le advirtió de que si su hermana no accedía a participar en el vídeo "tendría consecuencias negativas para ella" y "perjuicios en su carrera profesional".
Ya en España, y por encargo de Rubiales, el responsable de márketing de la RFEF, Rubén Rivera, pidió a Jenni Hermoso, "de manera reiterada y persistente", que hablase con el responsable de integridad de la RFEF y le insistió que debía participar en ese vídeo.
El juez relata que pese a la "clara negativa" y al "hartazgo" de la jugadora, Rivera le insistió, le dijo que hablase con Albert Luque y, al no conseguirlo, lo intentó a través de una amiga para que la convenciese.