Una lesión a principios de octubre le tuvo casi parado dos meses. Steve Enoch se rompió antes del choque de Euroliga ante el Valencia el 6 de octubre y no volvería a jugar hasta el 25 de noviembre en el Palau contra el Barcelona. Pues bien, su ansiado regreso no está sirviendo para dar más consistencia a la pintura.
Enoch está lejos, muy, muy lejos de dar la versión que se espera de él. Tras su vuelta a las canchas no es tan siquiera el jugador que dio señales de poder ser el pasado ejercicio durante su primera temporada como baskonista. Ya eran conocidos de sobra sus problemas en defensa. Sin embargo, es que esta temporada anda incluso menos fino en ataque y atrás ha bajado incluso sus ya de por sí justas prestaciones.
Da la sensación de que no está al 100%. Se le ve lento, impreciso y sin la seguridad necesaria para hacer ciertos movimientos pese a que ya lleva más de un mes jugando. Peñarroya dejó clara la semana pasada en la previa ante el Granada que el cuerpo técnico está satisfecho con su rendimiento. “No creo que esté haciendo cosas ni que no esperemos, ni que esté por debajo. Está siendo uno más. El equipo está funcionando y él está funcionando”, precisó.
SUS CIFRAS CAEN A LA MITAD
Sin embargo, los fríos números reflejan que el interior con pasaporte armenio está lejos de la versión mostrada el año pasado. En Euroliga, que es la verdadera prueba del algodón para calibrar sus cifras, el pívot ha bajado notablemente su aportación. Este año promedia 5,7 puntos cuando el año pasado acabó con 9,4, mientras que su cifra de rebotes ha bajado de 5,5 a 3,3 y su valoración casi es la mitad en este ejercicio, 5,9, respecto al pasado que alcanzó los 10,6.
Sin embargo, son las sensaciones que transmite en la cancha lo que chirría aún más que sus números. Peñarroya insistió antes de la visita al conjunto andaluz que no había “ninguna obsesión en ningún jugador en estos momentos”, pero la presencia de Enoch en cancha merma el rendimiento del equipo.
Buena prueba de ello es lo sucedido en el inicio del partido ante el Bayern con él en pista tras formar parte del quinteto inicial. En los primeros cinco minutos, el Baskonia encajó un parcial de 17-6. Los azulgranas eran un coladero. El cuadro alemán anotó con facilidad fruto de la huelga de brazos de la tropa baskonista y las facilidades dadas por muchos, entre ellos un Steven Enoch al que Peñarroya devolvería al banco tras permanecer solo esos cinco minutos en pista para dar entrada a un Kotsar que se mostró mucho más sólido.
Problemas para cerrar el rebote y muy blando en defensa hasta el punto de ser incapaz de contener a sus pares. No acaban ahí sus lagunas defensivas. Enoch también llega tarde a las ayudas y a veces ni tan siquiera va lo que provoca una auténtica autopista por la que el rival transita para anotar sin problemas en sencillas bandejas. Sin noticias de ese muro de contención que se necesita en la zona.
Y es que incluso hasta en la ACB un pívot como Niang le comió la tostada en el duelo ante el Granada, en el que el interior senegalés acabó con 10 rebotes, 8 de ellos ofensivos. Lejos, muy, muy lejos de lo esperado. También en ataque. Da la sensación de que en muchos partidos ha sufrido desconexiones. Sus despistes han provocado perdidas de balón por no estar lo suficientemente atento para recibir los pases de sus compañeros.
Desde luego, no es lo esperado. Enoch debe salir cuanto antes de su letargo. Sus compañeros le necesitan en su mejor versión. Toca poner el despertador ya que este viernes llega otra prueba de fuego en Belgrado en la que será necesaria su mejor versión.
Las cifras
Promedios. El año pasado en Euroliga acabó con 9,4 puntos por partido, 5,5 rebotes y 10,6 de valoración cifras que han caído hasta los 5,7 puntos, 3,6 rebotes y 5,9 de valoración.
Débil atrás. En los cinco primeros minutos ante el Bayern, en el que formó parte del quinteto titular, el Baskonia encajó 17 puntos. Fue rápidamente sustituido por Kotsar, quien dio más consistencia atrás.