¿Es un lujo comer pan en Vitoria? Sí, si hablamos de 'pan de verdad'. Sí, si hablamos de harina, agua, fermento, sal y mucha paciencia y horas de trabajo.
La venta en la capital alavesa de masas precocidas y congeladas con un tiempo muy corto de horneado y a precios bajos se extiende a cada vez más establecimientos como supermercados, gasolineras, e incluso a comercios tan poco habituales como administraciones de lotería (un ejemplo en la calle Julián de Apraiz de Vitoria).
A pesar de que los expertos advierten que la mala cocción de la masa y el exceso de azúcares son perjudiciales para la salud de los consumidores, y a pesar de que sea un pan industrial que a las pocas horas se vuelve "como chicle", tiene muchos adeptos por su precio tan bajo.
Incluso sabiendo que al acortar los tiempos de fermentación y cocción de estos panes industriales y de supermercado, el resultado final es dañino para la salud.
Misión: encontrar panaderías de toda la vida
No todo el pan es igual de bueno y eso se puede comprobar en dos panaderías de Vitoria, dos ejemplos donde venden panes con fermentación lenta y hechos con masa madre.
El pan de verdad es harina, agua, fermento, sal y mucha mucha paciencia.
Son los ingredientes que aplican en la panadería Mi Tahona de la calle Coronación, un negocio familiar con raíces extremeñas que lleva décadas en el barrio con una clientela muy fiel y elaborando dulces artesanos, y en la panadería Mamia de la calle Pintor Díaz de Olano, en San Martín.
Allí saben que el pan con masa madre es el pan de verdad y se hace, como mínimo, con 4 ingredientes básicos: harina, agua, sal y bacterias de levadura.
Y es que los panaderos recuerdan que una fermentación natural requiere más tiempo y atención que para la elaboración de un pan industrial.
Y es porque la masa se hincha durante horas, un tiempo en el que el panadero constantemente trabaja la masa con harina y agua.
Sin olvidar una pizca de creatividad
Una vez logrados estos productos artesanos, llega la hora de los panes más innovadores y creativos.
Es decir, panes hechos de manera tradicional pero a los que se le hacen pequeños cambios para conseguir nuevas texturas y sabores.
Todo un acierto para clientes dispuestos a probar recetas nuevas.