Real Madrid 89
Barcelona 83
REAL MADRID: Causeur (3), Deck (14), Musa (19), Yabusele (9), Tavares (24) -cinco inicial-, Rudy (3), Hezonja (0), Llull (14), Poirier (2), Rodríguez (0).
BARCELONA: Laprovittola (12), Satoransky (0), Martínez (0), Sanli (21), Tobey (6) -cinco inicial-, Vesely (8), Abrines (4), Kalinic (8), Kuric (10), Jokubaitis (11).
Parciales: 17-15, 29-37 (descanso) 55-49, 71-71 (final) y 89-83.
Árbitros: Hierrezuelo, Conde y Aliaga. Eliminaon a Vesely y Sanli.
Incidencias: 7.000 espectadores en el Pabellón San Pablo de Sevilla.
La primera fue para el Real Madrid, como las cuatro anteriores. En ese eterno día de la marmota que parecen los duelos entre el equipo blanco y el Barcelona, la prórroga decidió el título de la Supercopa y abrió el nuevo curso con el mismo campeón. Son dos plantillas enormes, larguísimas, que pueden permitirse dejar fuera de la convocatoria a un quinteto entero y que amenazan de nuevo con tiranizar el baloncesto ACB.
Y como en la última final liguera de junio, la figura de Edy Tavares, elegido MVP, volvió a resultar determinante en ataque y en defensa ante un conjunto azulgrana que aún tiene que pulir su propuesta para tratar de anular o minimizar al gigante caboverdiano. Nico Laprovittola trató de compensarlo con otro tipo de baloncesto, pero el récord de asistencias del argentino, 14, no fue suficiente porque su equipo decidió mal otra vez en los momentos claves.
El Madrid se permitió el lujo de salir con Musa de base, luego le suplió un desacertado Chacho y el Barça dominó la primera parte, con ambos conjuntos desacertados desde la larga distancia y con problemas para dar fluidez a su juego. Incluso, los de Jasikevicius llegaron a mandar por doce puntos en el tercer cuarto, pero Llull desatascó el ataque del Real Madrid y lanzó un parcial de 22-6 que dio la vuelta al partido. A partir de ahí, fue un toma y daca, una sucesión de golpes en el que el Madrid encontró más variedad de recursos que un Barça que se encomendó casi en exclusiva a la creatividad de Laprovittola.
Deck pudo evitar la prórroga en la ultima posesión, pero tardó en decidir y hubo cinco minutos añadidos en esta rivalidad infinita que oculta a todo el resto de la Liga Endesa. El intercambio de golpes acabó con Tavares de protagonista en los dos lados de la cancha y la defensa blanca anulando cualquier amenaza exterior del Barça, cuyos jugadores acabaron cayendo en la cueva del africano que también puede jugar a ritmos elevados.