La muerte de Ratan Tata, presidente emérito del conglomerado indio Tata, a los 86 años de edad, dejó un vacío en el corazón empresarial de la India, que observaba en este empresario a un visionario de los negocios y a una de las cabezas más visibles de la apertura de la economía india que comenzó en la década de los 90.
El fallecimiento de Ratan Tata en un hospital de la ciudad de Bombay, en el sur de la India, fue confirmado anoche por el grupo que dirigió durante dos décadas, entre 1991 y 2012.
El ascenso del empresario a la cima de Tata se produjo cuando la economía india daba sus primeros pasos para abrirse al resto del mundo, y apoyado por una visión de los negocios que ha sido ampliamente alabada por políticos y ejecutivos, Ratan Tata situó en el mapa global al que hoy es uno de los grupos indios más reconocidos.
El conglomerado, que fue fundado en 1868 por el bisabuelo de Ratan Tata, está actualmente compuesto por un centenar de empresas que abarcan una amplia gama de sectores como el químico, el energético, la aviación, o la fabricación de coches, entre otros.
Los ingresos del grupo ascendieron a 165.000 millones de dólares en el último año fiscal, aunque fue bajo la dirección de Ratan Tata cuando el conglomerado experimentó su mayor evolución.
Detrás del esplendor de Tata
Ratan Tata se incorporó como vendedor al grupo Tata en 1962, tras haber estudiado arquitectura e ingeniería en la India y Estados Unidos, y fue nombrado presidente de Tata Sons, la empresa matriz del conglomerado, en 1991.
El entonces ministro de Economía, Manmohan Singh, liberalizó ese mismo año la economía india, hasta entonces proteccionista, lo que supuso el despegue comercial de la firma.
Bajo la dirección de Ratan Tata, el grupo extendió su red de empresas para abarcar sectores emergentes como la conectividad digital, en 1996, y adquirió varias compañías, como Corus (ahora Tata Steel), en 2007, o Jaguar y Land Rover, en 2008, con sede en Europa.
Además, Tata Motors presentó en 2008 el 'Tata Nano' un coche que estaba destinado a revolucionar las carreteras indias con su etiqueta de coche más barato del mundo - su coste era inferior a 2.000 dólares-, para acercar este tipo de vehículos a toda la población india.
Sin embargo, acabó decepcionando a gran parte de la población, y su cifra de ventas nunca alcanzó las expectativas iniciales.
Todos estos movimientos llevaron al conglomerado a superar los 100.000 millones de dólares en ingresos en 2012, año en que Ratan Tata renunció voluntariamente a su cargo tras cumplir 50 años en el grupo, y fue nombrado presidente emérito.
Más allá de los negocios
Al margen de un corto periodo de cinco meses entre 2016 y 2017 en el que Ratan Tata volvió a ejercer como presidente interino de Tata Sons, tras la destitución de su sucesor, Ciro Mistry, su actividad a partir de 2012 estuvo más dirigida a la filantropía.
El empresario siguió presidiendo hasta su fallecimiento la empresa Tata Trusts, centrada en "habilitar, empoderar y transformar comunidades en toda la India", según informa la página web de la compañía.
También era un firme defensor de los derechos de los animales, focalizando su lucha social en los perros callejeros, habituales en las calles de la India.
En 2008, el empresario fue distinguido con el premio Padma Vibhushan, la segunda condecoración civil más importante de la India.
El funeral de Ratan Tata tendrá lugar este jueves en su natal Bombay alrededor de las 16:00 hora local (10:30 GMT), en una ceremonia con todos los honores y a la que asistirá el ministro del Interior de la India, Amit Shah.
El Gobierno regional del estado Maharashtra declaró hoy un día luto por el fallecimiento del empresario, y el féretro con sus restos mortales permanecerá expuesto hasta la hora de su funeral para que cientos de personas acudan a despedirse.