Corría el año 2006. Carlos Lázaro Delgado, conocido como El Moro en Figarol, tenía una idea metida entre ceja y ceja: poseer su propia granja de cabras, fundar una quesería y crear el primer queso bardenero de la historia. Carlos construyó la granja en 2008, pero, desgraciadamente, falleció en 2012 sin poner en marcha su quesería. “Mi padre muere con una inversión monumental recién hecha. Acabé la carrera de químicas y decidí que tenía que ayudar a mi madre Fefa y a mi hermano Edgar. Ambos se encargaban de la granja y no los quería dejar solos. Al principio, me costó entender el funcionamiento de la granja, pero cuando la dominé decidí recuperar el proyecto de mi padre”, relata Silvia Lázaro Alfaro, fundadora de la quesería El Moro, que elabora artesanalmente quesos de cabra en su granja de Figarol.
Silvia consiguió poner en marcha la quesería en diciembre de 2019, cuatro meses antes de que estallara la pandemia del coronavirus. “Fue un shock y un golpe terrible porque solo teníamos cuatro meses de vida. La pandemia nos ha impedido expandir el negocio y al final hemos realizado una venta muy localizada en los pueblos de alrededor del valle de Aragón. Sin embargo, las restricciones nos permitieron perfeccionar nuestros productos hasta conseguir lo que ofrecemos ahora”, asegura Silvia.
¿Y qué confecciona con mimo la Granja El Moro en las inmediaciones de las Bardenas? Queso fresco tipo Burgos, queso de leche cruda con tres meses de maduración –tienen intención de sacar este producto con seis meses de maduración– y un queso de leche pasteurizada con seis semanas y tres meses de maduración. “El primero sería un quesito más blandito, ácido y cremoso y el segundo más curado y rotundo”, explica Silvia.
Estos quesos los elabora con sus 450 cabras de raza murciano-granadina. Los animales están semiestabulados. Las 450 cabras siempre duermen en la granja y tenemos un terreno en los alrededores donde salen a pasear y a tomar el sol, porque comer, comen poco. Además, hay que tener en cuenta que estamos muy cerca de Las Bardenas Reales, no vivimos en la montaña, así que tenemos muchos matorrales y secarrales”, bromea Silvia.
Este año, en el que parece que la pandemia ya es historia, Silvia y sus quesos han empezado a viajar por las ferias de productos artesanales. “Son muy importantes porque nos permiten mostrar nuestro trabajo. El queso de cabra no está muy presente entre los navarros y muchas personas siguen comprando quesos de oveja de Idiazabal y Roncal, pero poco a poco nos estamos haciendo un hueco en este mundillo”, señala Silvia.
Silvia también ha involucrado en el negocio familiar a su pareja Miguel, educador infantil que los fines de semana se encarga de atender al público. “Empezamos una relación, vimos que funcionaba y le dije que si queríamos seguir adelante se tenía que venir a vivir a Figarol. Miguel es de Allo, pero tuvo la suerte de encontrar trabajo cerca del pueblo. Cuando está libre, me echa una mano porque mi madre y mi hermano se quedan en la granja cuidando a las cabras. ¡Menos mal que me ayuda!”, agradece Silvia.
Reyno Gourmet
La quesería Granja El Moro acaba de entrar en Alimentos Artesanos de Navarra y en Reyno Gourmet, la marca de calidad agroalimentaria gestionada por INTIA. “Hemos decidido formar parte porque, por ahora, hay pocos productores de queso de cabra en nuestra tierra y creemos que es muy interesante la promoción que nos pueden dar estas dos instituciones”, asegura Silvia. l