Aunque no se conozca con exactitud la procedencia de la tradición, todo visitante que asciende a la cima de San Juan de Gaztelugatxe debe hacer repicar la campana de la iglesia que corona el istmo al menos en tres ocasiones para atraer la buena suerte y ahuyentar los malos espíritus. Hasta hace poco. Los gestores del espacio han limitado su uso a los días especiales para los bermeotarras y a las horas cuando el colectivo de voluntarios que acuden semana a semana –cada sábado– incansables a adecentar el templo.
“No se ha eliminado la campana; ni mucho menos. Al menos, que nosotros lo sepamos, ayer mismo seguía en su ubicación habitual. Lo que sí hemos hecho es silenciarla, quitamos y ponemos la cuerda” que activa el mecanismo. “Cuando estamos trabajando para la preservación de la zona, la ponemos. Y entonces es cuando se puede hacer uso. Y cuando marchamos, la quitamos”, relatan miembros del colectivo de voluntarios.
“Pero que quede claro que no se ha eliminado la campana de la iglesia de San Juan de Gaztelugatxe. Sigue estando allí”, agregan desde el grupo de voluntarios. La situación del templo, enclavado en pleno biotopo protegido de Gaztelugatxe –158 hectáreas en total que abarcan el tramo de la costa vizcaina comprendido entre las cercanías de Bakio al oeste y el cabo de Matxitxako (Bermeo) al este–, hace que se deban tomar precauciones extraordinarias en cuanto a la preservación de los animales que allí habitan.
Y en su gestión entran en juego diferentes administraciones públicas, como la Diputación Foral de Bizkaia, la Demarcación de Costas del País Vasco –perteneciente al Estado–, los ayuntamiento de Bermeo y Bakio, e incluso el Obispado de Bilbao, este último en todo lo referente a la iglesia. “Hace un tiempo ya nos comentaron que silenciáramos la campana. Nos comentaron que causa molestias a las aves que suelen anidar en las inmediaciones, y que solo podía repicarse en días señalados y cuando estuviéramos trabajando por la zona”, remarcan.
“Nosotros nos dedicamos desde 1978 a cuidar de San Juan de Gaztelugatxe; somos siete personas que acudimos a dar nuestro tiempo para que la iglesia luzca como se merece”. Concretamente, miembros del colectivo acuden todos los sábados por la mañana, “y es entonces cuando instalamos la cuerda que hacer sonar la campana. Cuando abandonamos el lugar, sobre la 12 del mediodía, guardamos la cuerda”, tal y como aseguran.
“Nos señalaron que el repique de la campana podría causar molestias a las aves marinas que habitan en la zona –más, especialmente, cuando están en época de apareamiento o cría–, y desde que nos dieron aviso tomamos la decisión de desactivarla”, detallan desde el colectivo de cuidadores de Gaztelugatxe. “Lo que sí hemos mantenido es su uso durante las tradiciones de Bermeo en fechas señaladas, en las que son muchos los bermeotarras que acuden a la iglesia” de Gaztelugatxe, como son San Juan Degollado –29 de agosto–, el nacimiento de San Juan Bautista –24 de junio– o las misas del último día del año.
Bien Cultural
De hecho, cabe resaltar que estos últimos años se han ido dando pasos para la declaración de San Juan de Gaztelugatxe como bien cultural de protección especial en la categoría de Paisaje Cultural por parte del Gobierno vasco, un trámite realizado en abril de 2021. Tanto Ayuntamiento como Obispado de Bilbao presentaron alegaciones al plan. La administración local mostró la necesidad de plantear “cuestiones como principal garante de que el enclave se mantenga y no se desvirtúe su historia y las tradiciones ligadas” al islote.
Por su parte, la entidad eclesiástica instó a que se considere “el entorno en la categoría de conjunto monumental con la denominación de Conjunto Religioso Singular del Santuario de San Juan de Gaztelugatxe”. Así, se reclamó que “se tenga en cuenta el carácter religioso del enclave como factor que lo diferencia y caracteriza y como el valor principal que hay que proteger”. Las actividades religiosas y culturales serían “las que dotan de personalidad al entorno y las que aportan valor esencial a la isla”.